es un pueblo muy tranquilo y pequeño con aproximadamente 30 niños de entre uno y 13 años en el que las cuadrillas de familias con hijos organizan regularmente actividades y fiestas “con una relación fantástica”. Sin embargo, “el sentimiento de terror” se ha instalado de nuevo en la comunidad desde que los dos mastines que protagonizaron diez ataques han vuelto de la perrera, instalándose de nuevo en el palacete en el que viven y que se encuentra a escasos metros de la estación de tren a Otazu. “Pensamos que la pesadilla había acabado hasta que los perros dos meses después han vuelto. Estamos aterrados y sentimos que nos han limitado la libertad de pasear en bici, desde la estación antigua de tren de Aberasturi a Otazu, donde hay un merendero con fuente”.

Este bicicarril, como así lo destacaron sus residentes en la reunión que mantuvieron este martes en este núcleo rural, “es el punto más conflictivo y en el que se han producido más ataques”, ya que la vía verde pasa junto a la propiedad donde están los perros. Y es en este punto donde, como explica Nerea Izquierdo, han ocurrido “los casos más grave, cuando en agosto del pasado año uno de los perros en un descuido de su dueño salió por la puerta y mató a un perrito que paseaba con dos niños y la abuela de ellos y en noviembre en otro descuido del dueño atacó a un ciclista”.

Tras ello, se iniciaron varios expedientes sancionadores. Se declaró a los mastines perros potencialmente peligrosos y se decidió, con el objeto de evitar males mayores, su retención provisional hasta que se pusieran las medidas cautelares correspondientes dentro de la casa. Es decir, que el dueño, residente en Hendaia, hiciera una obra para “un nuevo cerramiento a la valla de la finca”.

Dos meses después, los perros han vuelto, pero no en “el habitáculo con superficie, altura”, como se decidió. Los animales, en lugar de eso, según aseguran los vecinos y prueban a través de un vídeo, están en el jardín, con “un murete de piedra que pueden saltar con la mirada y, además, sin estar atados”.

Por esta razón, este pasado jueves tanto la presidenta de la Junta Administrativa de Aberasturi como varios vecinos decidieron interponer una denuncia por el incumplimiento de este compromiso. “Para los ciudadanos de a pie nos es imposible entender cómo la normativa puede permitir que se exponga a la comunidad de vecinos y a los ciudadanos de Vitoria que paseen por la vía verde a este grave riesgo con tantos ataques graves ocurridos”, censura Izquierdo. De ahí que estén “muy preocupados y dispuestos a emprender las acciones que sean necesarias para remediar males irreparables” ante la situación de “riesgo más que probado”.

Además, entre otra de sus acciones, como avanzan, han creado una plataforma virtual “por si alguna víctima anónima quiere ponerse en contacto”. Se trata de Perros Peligrosos, a la que se puede acceder en el e-mail perrospeligrosos2018@gmail.com. “Vamos a reunir firmas para que se tenga constancia de que son innumerables los casos”, anuncian.

Tal y como argumentan, no se pueden creer que se exponga a los ciudadanos a este “peligro público”. Y, en este sentido, afirman que “hay normas que la razón no entiende”. “Suena duro decirlo, pero lo tenemos todos en la cabeza: ¿Hace falta que estos perros maten a un niño para que estos perros abandonen el pueblo? Es lamentable padecer esta situación y si nadie lo remedia va a tener consecuencias dramáticas o incluso irreparables, que como en otros ámbitos de nuestra sociedad, de nada valdrá después lamentarse de la desgracia”, valora Izquierdo.

“todo en regla” El departamento municipal de Salud Pública, en conversación con este periódico, asegura que tiene conocimiento de que el dueño “ha cumplido con la normativa y tiene todo en regla para tener a los perros y se le han puesto unas normas, que en caso de desobedecer tendría consecuencias”. Igualmente, portavoces del área recuerdan que el Ayuntamiento “tomó las medidas oportunas” respecto a organizar un nuevo vallado. Y enfatizan también que si los dueños reciben una nueva advertencia, se les podrá retirar los perros.

Sin embargo, los vecinos de Aberasturi advierten: “No olvidemos que un descuido lo puede tener cualquiera, pero en su caso no es la primera vez. Además, lamentablemente, que lo protagonicen estos perros va a tener consecuencias dramáticas o incluso irreparables, que como en otros ámbitos de nuestra sociedad, de nada valdrá después de lamentar la desgracia”.