vitoria - La práctica desaparición del lobo ibérico del ecosistema alavés, donde apenas se tiene constancia reciente del paso puntual de animales sueltos, ha tenido un efecto colateral claro sobre el sector primario del territorio, la reducción a cifras mínimas de los ataques sobre la ganadería. Según informó ayer en la comisión de Medio Ambiente de las Juntas Generales el biólogo y director de Consultora de Recursos Naturales, Mario Sáenz de Buruaga, el territorio ha sido escenario de sólo cinco episodios peritados de estas características desde enero de 2015, a los que se suma uno más “dudoso” acaecido en noviembre de 2016 en el Valle de Kuartango. Cifras muy lejanas a las decenas de ataques que se reportaban hace apenas una década, antes de la aprobación del Plan de Gestión del Lobo de Álava, que trató de hacer compatible la presencia de esta especie con la propia ganadería.
La realidad, sin embargo, es que tal compatibilidad no se da porque el mamífero “prácticamente ya no existe” en el territorio, según recordó en el mismo foro el ecologista Andrés Illana, miembro del Grupo Lobo de Euskadi. A su juicio, por la “fuerte presión” de instituciones como la propia Diputación alavesa y su homóloga vizcaína, que en su palabras han llevado a cabo una “gestión nefasta” de la especie en los últimos años. Recordó Illana, por ejemplo, la batida de cuatro lobos autorizada en 2016 por el ente foral vizcaíno de la única manada estable que a día de hoy existe en la CAV, en la zona de Karranza. Sáenz de Buruaga, por su parte, achacó la progresiva pérdida de ejemplares a la acción de los cazadores furtivos. Junto a ellos, compareció ante las Juntas el también biólogo y miembro del CSIC Carles Vilà, que alertó sobre el grave problema que supone tener una población tan pequeña y aislada de lobos desde el punto de vista genético y de conservación de la especie. “El lobo no es viable ni puede subsistir en estas condiciones”, apuntó Vilà aludiendo en concreto al caso alavés y vasco.
Sáenz de Buruaga, quien también calificó la situación del mamífero en Álava como “precaria” y “penosa”, se mostró mucho más positivo sobre la presencia de la especie y su evolución en el sector nororiental de la península. El biólogo, por cierto, dio cuenta casi en riguroso directo de un ataque sufrido ayer por una cabaña de ovejas en la zona de Maroño (Ayala), que dejó dos animales muertos y once heridos. La agresión, no obstante, fue esta vez protagonizada por un perro, según confirmó el experto.
Por su parte, Illana y su compañero del Grupo Lobo Jorge Etxegaray insistieron en la necesidad de incluir al lobo ibérico en el Catálogo de Especies Amenazadas, una petición realizada por primera vez en el año 2015, que sigue todavía hoy en el cajón y que a su juicio se justifica por “abrumadoras razones”. Mientras Vilà apostó por la activación de un diálogo “entre todos los sectores” para recuperar el lobo en Álava, que podría ejercer de “corredor natural” para la llegada de otros ejemplares desde el centro de Europa, Sáenz de Buruaga aseguró que la protección estricta del mamífero “no favorecería su conservación”. Apuntó el experto al caso de Portugal, donde el lobo es especie protegida pero su población ha caído más de un 15% por la acción de los furtivos.
Menos ataques. Álava ha sido escenario de sólo cinco ataques de lobo a cabañas ganaderas desde enero de 2015, a los que se suma uno más “dudoso” sucedido en noviembre de 2016 en el Valle de Kuartango. Cifras muy lejanas a las decenas que se reportaban hace apenas una década, antes de la aprobación del Plan de Gestión del Lobo.
Situación “precaria”. Según los últimos seguimientos, Álava no cuenta con ninguna manada de lobos, mientras que la vecina Bizkaia sólo tiene una, cuatro de cuyos miembros fueron abatidos por orden de la Diputación foral vecina en el año 2016.
Dos ovejas muertas en Maroño. Según informó Mario Sáenz de Buruaga, el ataque de un perro causó ayer la muerte de dos ovejas y dejó once más heridas en una cabaña de Maroño (Ayala).
El biólogo sugirió que Álava ejerza como “corredor” para la llegada de poblaciones de lobos desde Europa y acabar con el aislamiento de las manadas autóctonas.
El portavoz del Grupo Lobo y su compañero Jorge Etxegaray insistieron en la necesidad de incluir al mamífero en el Catálogo de Especies Amenazadas.
El científico apuntó al ejemplo de Portugal, donde la especie está protegida pero cae en integrantes por la acción de los furtivos.