Vitoria - Los Reyes Magos trajeron a Álava la nieve este sábado pasado día 6 como preciado regalo para campos y montes. Sin embargo, las precipitaciones en forma de lluvia que cayeron ya desde el día de su cabalgata, más las que estaban por venir durante esta semana, provocaron el primer desembalse de Ullibarri preventivo del año, aprovechando que el Zadorra no estaba alto. De esta forma, la llegada de Sus Majestades de Oriente trajo consigo un giro radical en las reservas de agua del territorio, en apenas dos meses. No en vano, si el 5 de noviembre, el sistema del Zadorra obtenía sus peores registros del año, con 125,01 hectómetros cúbicos de volumen, la situación, sesenta días después, era completamente diferente, dado que el 5 de enero, ante las previsiones meteorológicas y tras alcanzar la cota de vertido (545 metros sobre el nivel del mar), se decidía que era el momento de abrir las compuertas.
Según explican desde la Agencia vasca del Agua (Ura), y como corrobora un gráfico que ha facilitado a este periódico, lo habitual es que sea el otoño, la estación que más pone en jaque las reservas de los pantanos alaveses, dado que la curva de sus niveles de agua desde finales de septiembre hasta noviembre es cuando más baja está. Y así de claro queda también en los registros de la última década que la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) ha facilitado a este diario respecto a los días del año en los que menos volumen contuvieron. Por ejemplo, y como ya se ha mencionado antes, el 5 de noviembre fue el del volumen mínimo anual, con 125,01 hectómetros cúbicos. Si bien, la palma en el periodo analizado por CHE de los últimos diez años, desde 1997 a 2017, se la lleva el año 2007 cuando el 23 de enero (única excepción alcanzada en invierno) apenas el territorio tenía 84,13 hectómetros cúbicos, casi parecidos a los 88,53 del día 21 de noviembre de 2016.
Nada que ver con la situación que se vive en este comienzo del año, con Ullibarri al 87%, cuando en diciembre estaba al 61%. Por esta razón, las autoridades, a través de la Mesa interinstitucional del Zadorra, optaron por hacer un desembalse preventivo para hacer hueco en él con el fin de que pueda contener precipitaciones importantes tanto para esta semana, como durante los próximos meses, los más prolijos en gotas de acuerdo a las estadísticas.
Control de ríos La apertura de las compuertas del pantano de Ullibarri-Gamboa siempre se intenta hacer con las mayores garantías de seguridad posibles. Así, estos días de desembalse la Policía Local de Vitoria ha estado revisando el nivel de los ríos para controlar y evitar posibles desbordamientos.
Igualmente, Ura insiste en que la situación “es de total normalidad” ya que si se procede a verter sus aguas es “en el cumplimiento estricto” del protocolo de gestión del sistema de embalses del Zadorra.
Esta operación de abrir las compuertas arrancó este viernes, cuando el nivel de la lámina de agua del embalse de Ullibarri se situaba en la cota de los 545 metros sobre el nivel del mar. Ayer mismo se decidió incrementar ese caudal para situarlo en 33,03 metros cúbicos por segundo, frente a los 23,12, a través de las compuertas 3, 4 y 5.
En cualquier caso, el objetivo de esta medida, es bajar el nivel del embalse hasta la cota del aliviadero para conservar su capacidad de contener tanto la precipitación acumulada en forma de nieve como la prevista para esta semana. De esta forma, gracias a este hueco que se genera, cuando arrecien las lluvias y el nivel del río suba, el desembalse cesará y se contendrán así importantes caudales en el pantano.
En este sentido, Ura destaca que el sistema del Zadorra (conformado por los embalses alaveses de Ulibarri-Gamboa, Urrunaga y Albina), además de su uso principal y prioritario para el abastecimiento de agua y el hidroeléctrico, “cumple con otra función importante: mitigar el efecto de las crecidas del río Zadorra en la periferia urbana norte de Vitoria; sin olvidar que los embalses, también deben garantizar el caudal ambiental de los ríos Zadorra y Santa Engracia, aguas abajo de las presas”.
Y es que la gestión de los embalses permite controlar de forma efectiva las avenidas del Zadorra durante episodios de intensas precipitaciones, con el objetivo de reducir y retrasar los caudales máximos de las avenidas del Zadorra a su paso por la capital alavesa.
Pese a ello, esa capacidad del sistema para controlar las crecidas depende de la existencia de un espacio suficiente en el embalse que permita almacenar las precipitaciones venideras. “Es lo que se está haciendo ahora con el desembalse preventivo: se trata de hacer hueco en el embalse para que pueda contener en los próximos días las lluvias previstas en las predicciones meteorológicas disponibles que apuntan a la posibilidad de lluvias importantes, coincidiendo con precipitaciones acumuladas en forma de nieve”, matizan desde la Agencia Vasca del Agua.
Este resguardo de seguridad para laminar avenidas está definido por una curva de garantía y un protocolo de actuación firmado por todos los agentes interesados, cuyo objetivo fundamental es compatibilizar el abastecimiento de agua a la población con la gestión eficaz de las avenidas.
Es decir, para cada época del año, el embalse ha de contar con un resguardo o con el “hueco” suficiente para poder laminar una crecida, con el fin de poder contener las aportaciones que lleguen al pantano en episodios de aguas altas, sin perder de vista que se ha de garantizar el abastecimiento.
Y eso es lo que se hace ahora, dado que en enero, el protocolo recoge que el embalse ha de tener mayor resguardo o hueco. De hecho, en 2017 en siete días (desde el 10 de enero) llovió cuatro veces el consumo anual de agua en Vitoria.