Navaridas - Casi veinte vecinos de Navaridas participaron ayer en una nueva edición de la vereda que organiza una vez al año el Ayuntamiento y la asociación cultural El Cerrillo, para mantener limpias las cunetas de la carretera y los caminos rurales del municipio.

La iniciativa nació con la idea de retirar los objetos abandonados durante las semanas de vendimias y fue una propuesta de una vecina, Ana Blanca Fernández, que fue asumida por el Consistorio y secundada, a continuación, por los vecinos que se sumaron con entusiasmo a ese aseo del municipio.

Ayer, a las diez de la mañana, y armados con grandes y fuertes sacos, los vecinos, incluidos el alcalde y los responsables de la asociación, se fueron repartiendo en equipos de dos personas por diversos caminos, siguiendo unas rutas previamente establecidas sobre el mapa del término municipal. Sacos vacíos, ruedas de coches, pedazos de tubería de PVC, botellas de plástico, latas de bebida, juguetes rotos y hasta un televisor y una bicicleta infantil se fueron retirando de los lugares que se recorrieron. Sin embargo, la suciedad más numerosa, fue una gran cantidad de toallitas higiénicas, que llamó la atención y preocupó, ya que no son biodegradables.

Pasada la una y media de la tarde, y tras recorrer algunos equipos más de diez kilómetros, los voluntarios se fueron reuniendo alrededor del contenedor de basura de Navaridas, donde depositaron los sacos y donde dejaron el resto de objetos para ser retirados por la empresa concesionaria de la recogida de residuos en la Cuadrilla de Rioja Alavesa.

Como el trabajo a vereda es gratuito y es una muestra de la voluntariedad de los vecinos, el Ayuntamiento, para agradecerles su colaboración, les invitó a un lunch en el bar del municipio.

Allí fue el momento de realizar balance de lo que habían visto y retirado en los largos paseos dados por los caminos. Ana Blanca Fernández comentaba, al respecto, que el trabajo realizado “es una idea para exportar y que los demás pueblos en general podrían tomar buena nota”. A pesar de la caminata, “es una tarea muy fácil y sencilla y una muestra de generosidad de los vecinos”.

El volumen recogido este año es inferior al del anterior. Primero porque la campaña de la vendimia ha sido más corta que otras, pero también “porque la gente ya sabe que hacemos esta vereda una vez al año y se va volviendo más responsable, no abandonando objetos en el campo”, explica. - Pablo José Pérez