Los pueblos copan el 54% de las ayudas por pobreza energética

Desde la Cruz Roja señalan cómo la percepción social de que son muchas las personas mayores que sufren el problema de la pobreza energética es errónea. “La realidad es que prácticamente no tenemos mayores entre los beneficiarios de las ayudas”, aseguran e

Vitoria - En un territorio como Álava, que conoce como pocos la dureza del invierno, tanto los vecinos de Vitoria como los que residen en los pequeños núcleos rurales de la provincia conocen bien las consecuencias del frío. Y cuando las temperaturas bajan no son pocas las familias que se enfrentan a un triste problema: no tienen dinero para pagar la factura de la calefacción.

La pobreza energética, un término que, por cierto, no gusta demasiado a quienes trabajan en erradicarla, afecta actualmente a 358 familias alavesas. Un problema que, como otras tantas cosas, no entiende de grandes ciudades o pueblos pequeños. Según los datos facilitados a DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA por la Cruz Roja, de las 358 familias que no pueden pagar sus recibos de la luz y el gas, más de la mitad (el 54%) reside fuera de Vitoria.

Por municipios, de hecho, la capital alavesa concentra a menos de la mitad (166 familias). Le siguen Llodio con 50 familias, Agurain con 32, Amurrio con 19 familias, Iruña de Oca con 15, Orduña y Urkabustaiz con 13, Oion con 10 familias, Legutio con 9, Dulantzi y Zuia con 8 familias, Aramaio con 3, Zigoitia con 2 y, finalmente, una decena de municipios que cuentan con al menos una familia atendida por sufrir pobreza energética: Arrazua-Ubarrundia, Baños de Ebro, Elvillar, Laguardia, Lantarón, Leza, Moreda, Ribera Baja, Valdegovía y Villabuena de Álava.

En todo Euskadi son cerca de 1.400 las familias que reciben ayudas para paliar los gastos derivados de la electricidad y la calefacción, con 647 en Bizkaia, 373 en Gipuzkoa y las citadas 358 de Álava. “En principio nuestra previsión es no superar las 400 familias en Álava en 2017”, señala Txomin Ondarre, director de Intervención Social y Empleo de la Cruz Roja de Álava, que destaca cómo en los pueblos del territorio “por ser núcleos pequeños y muy dispersos, en los que la gente tiene más difícil acceder a los recursos, nos coordinamos con los trabajadores de los servicios sociales de la zona rural”. En cuanto a la capital alavesa, “este año igual hay más necesidad, pero también hay más ayudas porque el Ayuntamiento de Vitoria estableció unas propias, al margen de las AES, de 65 euros máximo al mes por familia”, destaca Ondarre. Para todo Euskadi, el Gobierno Vasco realiza una aportación anual de 400.000 euros para dar respuesta a la pobreza energética.

El perfil de la persona que no puede hacer frente al gasto que las eléctricas fijan -cada vez más alto- para la calefacción es, señalan desde la institución solidaria, el de una mujer “en el 70% de los casos”. “Pero no porque ellas lo sufran más o porque hablamos de familia monoparentales, sino porque son ellas las que en última instancia se acercan aquí a pedir ayuda”, mantiene Ondarre.

pocas personas mayores No es habitual, ni en el caso de Vitoria ni en el de las familias que residen en los pueblos del territorio, que los beneficiarios de las ayudas sean ancianos. “Nos preguntan mucho si son las personas mayores las que más sufren este problema, pero la realidad es que prácticamente no tenemos mayores entre los beneficiarios de las ayudas”, apuntan desde la Cruz Roja de Álava, donde no se muestran muy optimistas al ser cuestionados sobre la posibilidad de que a corto-medio plazo la pobreza energética sea un término en vías de extinción, bien por la implicación de las administraciones o porque las eléctricas apuesten por reducir la presión económica sobre las familias que lo sufren.

“Aunque parezca que en los grandes datos la economía va a mejor, en realidad este es un problema que va a ir a más. No hay más que ver las subidas del precio de la energía que hacen las eléctricas, y que seguirán haciendo. Eso es un trabajo para los administraciones y los partidos políticos, que deberían poner orden en las empresas suministradoras y sus tarifas, que son muy altas”, resume Ondarre.

“Mientras las subidas en el precio no paren esto va a seguir, e incluso van a surgir perfiles de afectados nuevos que hasta ahora no lo sufren”, anticipa. ¿Y qué tipo de perfiles? “Personas que han tenido un trabajo, que han ido salvando los muebles gracias a amigos o familiares hasta que explotan y vienen a pedir ayuda, o pensionistas a los que el coste de la vida les ha subido mucho más que la pensión en los últimos años”, resume antes de zanjar con sinceridad que, en lo que a la pobreza energética se refiere, no atisba “un horizonte positivo a corto plazo”.

Con todo, a la hora de trabajar con las familias que sufren la pobreza energética la labor de Cruz Roja va mucho más allá que la gestión de las ayudas directas para atajar este problema. Y es que “el que es pobre no es pobre solo energéticamente hablando”. “No se es pobre por no pagar el suministro de energía, sino por tener pocos ingresos y tener que decidir si pagan el alquiler, si dan de comer a su familia o si pagan ese suministro”, concluye Txomin Ondarre. Con el frío ya asentado en el territorio, de su labor y la mano de sus compañeros en la Cruz Roja dependerá que un bueno número de alaveses pueda hacer frente a los pagos que les permitirán pasar un invierno un poco menos gélido.

DISTRIBUCIÓN DE FAMILIAS ATENDIDAS POR POBREZA ENERGÉTICA EN ÁLAVA

Vitoria-Gasteiz............166 familias

Llodio....................................50 familias

Agurain................................32 familias

Amurrio................................19 familias

Iruña Oka.............................15 familias

Orduña...................................13 familias

Urkabustaiz.......................13 familias

Oion.........................................10 familias

Legutio....................................9 familias

Alegría-Dulantzi.............8 familias

Zuia............................................8 familias