La habitual colonia de especies como cuervos, milanos negros, buitres, alimoches, cigüeñas o gaviotas que otean desde un cable de media tensión el nuevo vaso de balas del vertedero de Gardelegi, pueden hacerlo ya con más seguridad después de haber rematado el Ayuntamiento unas tareas de aislamiento en el tendido que eviten el peligro de morir electrocutados.

Se trata de las líneas y cables que llevan la electricidad necesaria al punto de quemado del metano y que ahora se sitúan sobre la nueva ampliación del recinto. “Es el punto más elevado del vertedero y desde la entrada en funcionamiento de esa zona de balas, habíamos constatado una mayor atracción de las aves a esa zona de cables y tendido”, concretaron ayer técnicos que han llevado a cabo las tareas. Tras recibir también la advertencia desde el Servicio de Guardería de la Diputación Foral de Álava, las tareas han consistido en colocar unas protecciones específicas que puedan poner en peligro a estos privilegiados espectadores, aislando aquellas partes expuestas al contacto con las aves que se posan en la mencionada torre. “Ahora tienen grapas de amarre, bajantes, válvulas y terminales de la torre”, describió el especialista consultado. De esta manera “colaboramos en la conservación de estas especies” y se evita que especies tan singulares como los milanos, buitres o alimoches puedan fallecer por una descarga eléctrica. A pesar de que siguen siendo habituales a este punto de Gardelegi: “cada vez es menor la posibilidad de que encuentren restos de comida orgánica desde que entró en funcionamiento la planta de biocompost, ya que toda esa materia se dirige a esa zona, y en el exterior únicamente quedan ya otro tipo de residuos”, detallaron desde Gardelegi.