agurain - Las fiestas de la localidad se despidieron ayer hasta el año que viene no sin antes vivir una última jornada festiva en Agurain en honor a la cultura vasca. Los festejos más importantes del año han destacado por el buen ambiente que ha reinado en la villa durante la última semana y una amplia participación en las actividades organizadas.

Con la celebración del último día de ferias, los aguraindarras dieron por concluidos los festejos más importantes del año y se despidieron hasta el próximo año. La traca final puso el broche de oro a la última jornada festiva en la que no faltó el buen ambiente que ha reinado en la villa durante la última semana. Sin tiempo para el descanso mucho fueron los que se decantaron por los suculentos churros con combustible para afrontar la última jornada festiva. Desde primeras horas de la mañana las colas se sucedieron en la churrería ubicada en la plaza de Dulantzi, justo al lado donde los más txikis fueron los protagonistas de la mañana.

Allí los más pequeños pudieron disfrutar de lo lindo con los castillos hinchables, la bola gigante, o las paletas. Esperando pacientemente su turno en la cola blusas y neskas txikis miraban hacia arriba para ver como sus amigos se deslizaban por el tobogán hinchable. Ziortza subía una y otra vez con destreza por la escalera de goma para lanzarse sin miedo por la rampa. Abajo su amatxo inmortalizaba el momento.

En la castillo de al lado los más txikis se descalzaban para subirse al txiki tren, colarse por el agujero de la campaña o simplemente saltar. Hubo un momento de gran revuelo en el recinto festivo. Los silbatos de los cuidadores alertaban a los más pequeños para que abandonaran los castillos que en ese momento comenzaban a desinflarse. Solventado el incidente los más pequeños pudieron volver a subirse en las atracciones y disfrutar de los saltos, los deslizamientos y las carreras.

Una de los actos del día que más éxito cosechó fue la exhibición de danzas de Jeiki Taldea en la plaza de Santa María. En los alrededores de la plaza no cabía un alfiler. Amigos, familiares y vecinos se volcaron, un año más, con las y los integrantes de Jeiki en un acto “ya tradicional en las fiestas de Agurain”, tal y como la atestiguan los organizadores del evento. “Una cita ineludible con la cultura vasca”, según explicaron en el acto.

Más de medio centenar de dantzaris ponían la nota de color a la mañana dominical. Al ritmo de los txistus y el tambor fueron interpretando diversos temas -algunos con más acierto que otros- y arrancando el aplauso del público que mostró su satisfacción por la organización de este tipo de actos. Un fuerte aplauso de los congregados reconoció la labor de los y las dantzaris de Agurain, que dejaron claro que en Agurain también existe una buena cantera de dantzaris.

Sin tiempo para reponer fuerzas los blusas fueron reuniéndose en sus lugares habituales. Unos en los bares de la localidad, otros en los txokos, pero todos ellos con el ánimo y las ganas suficientes para rendir al máximo en la última jornada festiva. Una vez concluido el encuentro y sin apenas haberse recuperado de la noche anterior, los aguraindarras y visitantes comenzaron el tradicional poteo por las calles de la localidad acompañados por grupos de espontáneos que cantaban y bailaban en la calle a ritmo de la música de las tabernas.

La plaza de Santa María acogió un año más la comida popular del último domingo que estuvo amenizada por música vasca. Por la tarde la animación callejera y los diferentes actos centraron la atención de unos aguraindarras que ya sólo desean descansar del trajín festivo.