La noche, en ocasiones, confunde. Distorsiona la realidad hasta tales límites que, a veces, es difícil recordar exactamente lo ocurrido pocas horas antes. Seguramente esto es lo que le sucedió el pasado 24 de septiembre por la tarde a una joven, conductora novel, que estacionó su vehículo frente al número 15 de la calle San Antonio de Vitoria y se marchó a trabajar. Al acabar su jornada laboral, se animó a dar una vuelta y acudió, en compañía de unos amigos, a una céntrica discoteca de la capital alavesa. Ya de madrugada, regresó a su vehículo y, de acuerdo con su versión de los hechos, vio que su coche estaba estacionado sobre la acera peatonal izquierda de la vía, había sufrido un accidente y presentaba numerosos daños en el vértice delantero derecho. Pese a todo, dado que eran ya las 5.40 horas, decidió irse a casa y no alertó a la Policía. Una vez en su domicilio, le explicó lo sucedido a su padre y éste comunicó con la central de operaciones de la Ertzaintza para relatar los hechos. Lo malo es que dos personas, testigos de lo que había ocurrido, declararon a la Policía Local de Vitoria haber visto a una chica conduciendo el vehículo en cuestión, golpear un poste delimitador de contenedores, posteriormente una motocicleta y un vehículo aparcados, más tarde arrancar un árbol y finalmente darse a la fuga.
De acuerdo con el atestado, dos personas que se encontraban en el interior de un vehículo aparcado observaron con detalle la escena. Declararon que la chica apareció con dos chicos y que después de charlar un rato uno de ellos le decía “no cojas el coche que has bebido mucho”. La joven arrancó, salió a toda velocidad del estacionamiento y acabó golpeando el bolardo del contenedor, la moto y el coche. Cuando arrancó el árbol después de subirse a la zona peatonal, los testigos pensaron que se detendría, pero explicaron a los agentes que se sorprendieron mucho cuando continuó a gran velocidad a través de Becerro de Bengoa.
Al apreciar algunas incoherencias en el relato de la conductora, los agentes se personaron en su domicilio y le realizaron las preceptivas pruebas de alcoholemia pasadas las 8.15 horas del mismo día. En la primera arrojó un resultado de 0,82 miligramos de alcohol por litro de aire espirado y en la segunda 0,85. Más tarde, revisaron las imágenes captadas por las cámaras de seguridad del parlamento vasco y comprobaron que, a la hora indicada, el vehículo en cuestión abandonaba el lugar “a gran velocidad, con las luces apagadas y circulando en parte por el trazado de las vías del tranvía”. Por todo ello, la Policía Local inició las acciones legales pertinentes y en breve se celebrará juicio por lo ocurrido.