las campas alrededor del Santuario de Angosto acogieron ayer una nueva edición de su tradicional feria, una de las principales tradiciones de los Valles Alaveses y un verdadero escaparate de la industria agroalimentaria de calidad de este territorio.
Se trata de un mercado nacido en la Edad Media como feria ganadera y que durante muchas décadas gozó de un gran renombre que hizo que todos los ganaderos de la zona quisieran participar en ella. Su desaparición hace medio siglo supuso un mazazo para la comarca, pero los propios vecinos y vecinas llevaron a cabo un importante trabajo de recuperación que ha conseguido que este encuentro de productores y artesanos con sus convecinos, visitantes y turistas se lleve celebrando ininterrumpidamente los últimos 26 años.
La feria, organizada por la Asociación de Desarrollo Rural Añana, volvió a contar con una exposición y mercado de más de 70 productores que ofrecieron productos, principalmente, del sector agroalimentario, tales como quesos Idiazabal, vino de Rioja Alavesa, pastel vasco, embutidos, miel, sidra y hortalizas frescas de temporada; y por otro lado los artesanos de oficio, que apostaron por la bisutería, el cuero, la cestería, los cencerros o la madera.
A la feria acudió el diputado general, Ramiro González, así como el presidente de la cuadrilla, Eduardo Fernández de Pinedo, y los representantes municipales. Según los organizadores, asistieron alrededor de 10.000 personas.