Decenas de miles de vitorianos han llenado la plaza de la Virgen Blanca para recibir a Celedón y dar comienzo a seis días de fiestas, las primeras patronales de las tres capitales vascas.
A las seis de la tarde, la escritora Eva García Saenz de Urturi ha prendido la mecha del cohete que anuncia el inicio de las fiestas de La Blanca de Vitoria con el descenso de Celedón desde la torre de la iglesia de San Miguel.
El muñeco ha recorrido lentamente el trayecto entre los dos extremos de la Plaza de la Virgen Blanca y al llegar a su destino ha sido relevado por el Celedón desde hace diecisiete años, Gorka Ortiz de Urbina.
Precisamente este año se cumplen sesenta desde que José Luis Isasi encarnara por primera vez a Celedón, un aldeano de Zalduondo que, según cuentan, era el alma de las fiestas de Vitoria.
Ortiz de Urbina, como es tradicional, se las ha visto y deseado para atravesar una plaza abarrotada de jóvenes ávidos de fiesta sin perder sus atributos más preciados: su paraguas y txapela (boina).
Ya de regreso a la balconada de la iglesia de San Miguel, Celedón ha colocado el pañuelo rojo de la ciudad a su alcalde, Gorka Urtaran, y a la txupinera.
En la balconada se han congregado numerosas personalidades para presenciar el inicio de las fiestas. No se ha perdido este emotivo acto para los vitorianos la presidenta del Parlamento vasco, Bakartxo Tejeria; el delegado el Gobierno en el País Vasco, Javier de Andrés; el diputado general de Álava, Ramiro González; varias consejeras del Gobierno vasco y representantes de partidos.
Por primera vez en Vitoria han estado prohibidas las botellas de vidrio en la plaza, por lo que la tradición de descorchar champán, o cualquier otro espumoso más barato, ha sido modificada y adaptada a los nuevos tiempos.
Decenas de recipientes que simulaban la tradicional bota de vino han servido para apaciguar la sed de muchos de los presentes, intensa por el fuerte calor, sin riesgos de cortes.
Para evitar la entrada de botellas de cristal, la Policía Local y la Ertzaintza, junto con voluntarios, han desplegado un importante dispositivo de control en los accesos a las entradas de la plaza desde varias horas antes del inicio de las fiestas.
Tras el txupinazo, el alcalde de la ciudad se ha mostrado orgulloso de la respuesta de la ciudadanía, ya que apenas ha hecho falta retirar botellas en los controles.
"Estoy emocionado" por la respuesta de los vitorianos, que "son los mejores ciudadanos" y por ello les ha felicitado.
Junto a ésta, la principal novedad de este año es la ausencia de feria taurina después de que quedara desierto el concurso de licitación.
Esta ausencia de corridas ha sido bien recibida por los antitaurinos y ecologistas y, en general, con indiferencia por la gran mayoría de la población, ya que la entrada al coso vitoriano en los últimos años ha sido más bien escasa.