Los biocombustibles piden paso. Es la principal conclusión del experimento llevado a cabo por el investigador Michel Chalot. El francés expuso sus resultados en la Casa de la Dehesa, sede del Centro de Estudios Ambientales del Ayuntamiento.

La materia orgánica puede transformarse en una fuente de energía, cuyo proceso recibe el nombre de biomasa. El resultado de este proceso, a su vez, es la obtención de biocarburantes o la producción de calor. Este procedimiento está calificado en el actual marco legal como energía renovable, aunque presenta numerosas incógnitas. A pesar de que se haya hecho popular en los último tiempos, la evolución de esta técnica es costosa debido a su limitada investigación científica.

Precisamente, el objetivo de la presentación del docente universitario experto en biomasa es ir cubriendo paulatinamente esta carencia. Y es que la investigación del galo, procedente de la Universidad Borgoña-Franco Condado, al este de Francia, comenzó hace una década. Él mismo admite que “no siempre es posible hacer frente a los suelos contaminados” aunque en otras ocasiones, sí es posible. En este sentido, en sus exploraciones científicas Chalot tiene la vista puesta en la obtención de biomasa con el fin de obtener combustible, aunque siempre de forma limpia.

La primavera del presente año procedió a examinar las tres plantaciones que llevó a cabo en el suelo de su Francia nativa. La metodología del experimento es larga y compleja. Y es que los emplazamientos no son diferentes únicamente en cuanto a su ubicación geográfica, sino que responden también a unas características medioambientales y terrenales diversas. De esta manera, el objetivo de la investigación es, al mismo tiempo, observar los efectos de la plantación de especies de árboles en las heterogéneas localidades. En cualquier caso, las tres áreas presentan un rasgo común, la contaminación del terreno debido a la presencia industrial en los alrededores.

La principal conclusión es que, además de los usos que la biomasa puede ofrecer como energía, también se le puede dar otros usos. Algunos ejemplos, según el investigador, son los biopesticidas y las medicinas de bajo coste. Además, a la pregunta de si se puede emplear la inoculación microbiana para incrementar la producción de biomasa, el galo es tajante de forma afirmativa. “De hecho, ya se están comercializando, y ofrecen mejores resultados”, justifica. Igualmente, Chalot afirma en este aspecto que el efecto logrado es similar en las plantaciones de las tres localizaciones, uno de los pocos resultados homogéneos conseguidos mediante su investigación.

En este aspecto, el docente universitario reconoce que los resultados de su experimento “varían considerablemente”. Una variación que se dilata tras el análisis individualizado en función de la especie de árbol integrada al espacio. Y si a eso se le añade que Chalot analizó los efectos de diversos elementos químicos, las conclusiones que se pueden considerar son muy limitadas. Por ejemplo, una de las zonas elegidas para la plantación de catorce especies de árboles en 1.000 hectáreas, está geográficamente próximo a París. En las afueras de la capital francesa incorporaron tanto árboles autóctonos como procedentes de otros lugares ajenos al hábitat. Curiosamente, esta característica no fue determinante para determinar si la integración en el terreno era óptima o no. El criterio para la variación de resultados fue el tipo de árbol, sin importar su procedencia, y cuyo análisis fue la observación del tronco, las ramas y la corteza.

procedimiento En lo referente al proceso, es largo y complejo, y se compone de diferentes etapas antes de la obtención final de biomasa. Hay que tomar diversas decisiones como la técnica de cosecha, la inclusión de artilugios tecnológicos o no y las condiciones para su posterior almacenaje.

En cualquier caso, especies como el abedul, el sauce y las plantas de tabaco son las que presentan mejor resultado, y las que mayor uso se les están dando. En el tratamiento hay que tomar, igualmente, ciertas decisiones como el trato que se le va a dar a la ceniza de la madera y al almacenaje de material o cómo se va a proceder a recuperar el metal.

La ambigüedad patente en el trabajo del Chalot es similar a la que vive el sector. Todas las preguntas sobre la biomasa no están resueltas, aunque el experimento del francés es, sin duda, un pequeño progreso para la comunidad científica, que continúa investigando.

Disparidad. En la actualidad numerosas dudas rodean al sector de la biomasa. Las escasas conclusiones obtenidas en la investigación de Chalot siguen motivando su investigación.

Producción. La obtención de energía se puede lograr de diferentes formas. En este proceso es clave decidir las técnicas y las condiciones de almacenaje.

El galo destaca que la incorporación de microbios en la fabricación de biomasa funciona, y con mejores resultados. De hecho, ya existen empresas que se dedican a su comercialización.