vitoria - “Cuando le llamé para que se acercara al banco, creo recordar que me preguntó si había llegado algún dinero a su cuenta”. La subdirectora de una entidad bancaria de la localidad guadalajareña de Azuqueca de Henares declaró ayer a través de videoconferencia ante la Audiencia Provincial de Álava que la acusada de un delito de blanqueo de capitales y, subsidiariamente, de otro de estafa, ambos en grado de tentativa, parecía aguardar una transferencia de dinero. La Fiscalía asegura que la mujer actuó en connivencia con un grupo de estafadores informáticos y que, a cambio de una comisión, ofreció su cuenta corriente para lavar el dinero procedente de un robo digital a una empresa ubicada en Vitoria.

Tal y como relató ayer ante los jueces la empleada de esta empresa, un día recibió un correo electrónico de un proveedor habitual que, para abrir un documento adjunto le solicitó su nombre de usuario y clave de Google. Una vez facilitada la información, comprobó que el fichero estaba vacío y llamó a la empresa. Le comunicaron que sus equipos habían sido infectados por un virus informático y que, con toda probabilidad, la seguridad de su ordenador se había visto comprometida al introducir esas claves.

Tal y como posteriormente señalarían los expertos en delitos informáticos de la Ertzaintza, la mujer había abierto de par en par las puertas de su correo electrónico a los hackers. Éstos buscaron una orden de transferencia realizada con anterioridad por la administrativa, la replicaron y dieron orden de transferir 20.000 euros a una cuenta bancaria. En principio, se suponía que la destinataria era una compañía de alquiler de vehículos, pero tras comprobar los datos se observaba que el dinero iba a parar a una particular: la acusada.

Los responsables de seguridad de la entidad bancaria detectaron detalles extraños en la transferencia y bloquearon la cuenta de la mujer, de manera que el dinero salió de la empresa pero no pudo llegar a la meta fijada por los ladrones. Alertada, la subdirectora de la sucursal llamó a su clienta y cuando ésta le preguntó si había llegado una transferencia le respondió afirmativamente. La acusada, de nacionalidad nigeriana, aseguró desconocer la procedencia de los 20.000 euros y se echó a llorar en las dependencias del banco. La responsable de la entidad le conminó a denunciar los hechos ante la Policía y la mujer siguió sus recomendaciones. Pese a ello, la Fiscalía asegura que obró como “colaboradora necesaria” en un delito de blanqueo y reclamó para ella 10 meses de prisión.

La defensa explicó que la acusada, que realquila dos de las habitaciones de su vivienda en Guadalajara, perdió su libreta bancaria hace tiempo, por lo que aseguró que, en realidad, ella es también víctima de un robo de datos bancarios. A raíz de la desaparición de dichos datos, sus cuentas se han visto involucradas en varios intentos de robo ejecutados a través de Internet. - A. Burdain