VITORIA - Los habitantes del barrio de Coronación se adentran en cinco meses cruciales en los que deben posicionarse respecto a su participación en el ambicioso proyecto SmartEnCity de rehabilitación energética de 1.313 viviendas. El reloj empieza a avanzar y será el 30 de noviembre la fecha que determine si se ha logrado el número mínimo de 750 vecinos que permita poner en marcha la actuación que va a remodelar y convertir a esta zona en un barrio pionero en Europa.

Se avecina un verano y comienzo de otoño decisivos para terminar de encauzar el futuro de la rehabilitación energética en Coronación.

-Efectivamente. La labor de coordinación de entidades tan diferentes como Ayuntamiento, Visesa, Giroa y los propios vecinos componen un proceso no exento de dificultades. Si fuera algo fácil no contaríamos con este nivel de subvención de Europa. Todo lo nuevo siempre genera rechazos, dudas, incertidumbres y esa idea extraña de querer imponer algo. Aquí nadie impone nada. Las instituciones vieron un tren que pasaba, montaron un marco y obtuvieron un premio, en dura competencia con otras 42 ciudades. Lo que hemos hecho, ha sido fijar el marco definitivamente y los acuerdos y documentos firmados entre todas las entidades.

¿Un balance de 12 pisos adheridos de una única comunidad sobre un total de 108 no es un resultado pobre hasta la fecha?

-Si se tiene en cuenta que la oficina de información a los vecinos, ubicada en la calle Pintorería 45, se abrió en octubre del pasado año y se trata de algo muy novedoso en la rehabilitación en España, a mí me parece lo contrario. Agradecemos expresamente a esa comunidad de Eulogio Serdán 4 que hayan creído ciegamente y hayan tenido confianza en las instituciones.

De las 108 comunidades a las que afecta el programa, sólo se ha contactado con 76. ¿Ha fallado la comunicación en el proceso?

-Tuvimos muchos problemas para acceder a ellas. Tenemos que agradecer al Ayuntamiento y a Ensanche 21 su colaboración por facilitar los datos para entrar en contacto con las 108. Con esas 76 se ha ido poco a poco avanzando con ellas. Quizá con las 32 restantes y, después de la reunión de este fin de semana, se haga un segundo acto particular pero para el conjunto de todas ellas. No iremos de nuevo comunidad por comunidad porque es algo agotador. Es un trabajo que en Visesa conocemos bien para atender a los vecinos en los horarios que ellos pueden.

¿De las 11 comunidades que están valorando su adhesión se puede dar por seguro que terminarán firmando ese contrato en breve?.

-Yo no tengo una bola de cristal para asegurarlo. Desde mi punto de vista personal y particular, sería toda una sorpresa el que no lo hicieran. A lo mejor esta semana que viene, tras la sesión con los vecinos, podemos concretarlo. Hay que tener en cuenta que hasta ahora el vecindario no conocía la identidad de quien iba a ser el explotador de la red de calor. Se les estaba pidiendo la adhesión a algo que ni siquiera conseguían entender y se desconocía quien lo iba a gestionar. Por eso yo no he estado, ni estoy preocupado.

¿De ese contacto directo con los vecinos, el tema de afrontar un desembolso de 9.600 euros por cada vivienda es lo que ha podido frenar el número de adhesiones?

-Lo que me ha trasladado el personal de Visesa tras esos contactos, sobre ese apartado es que no ha sido precisamente la primera preocupación transmitida desde el lado vecinal. Lo que genera dudas a los vecinos es la cuestión de la red de calor y cómo iba a estar gestionada. A la gente le cuesta ese cambio, mientras que de rehabilitación de fachadas, el vecindario sabe y conoce lo que supone esa cuestión.

¿Hay preocupación en Visesa o en el resto de entidades por el ritmo en el que se está trabajando y avanzando en esta cuestión?

-El proyecto va absolutamente en la buena senda. No contemplamos un escenario en el que no se quiera esta red de calor. Estamos todavía dentro de los plazos, algo que es muy importante. Sin embargo yo no hablaría de preocupación por conseguir la adhesión de 750 vecinos. Nuestro papel no se centra en alcanzar o no llegar a esa cantidad. Son los vecinos los que tienen que convencerse de que hay un tren que pasa y que es muy importante que se monten en él. No lo deben mirar desde un punto de vista y de un modo egoísta. Si piensan un poco más allá, verán que este proyecto nace con una voluntad de réplica, como un faro. Yo no contemplo otro escenario en el que, al menos, 750 vecinos consideren que esta propuesta es válida. Nadie en su sano juicio puede hacer una obra que, por las razones que sea, no es deseada. Este proyecto, de ninguna manera, debe ser entendido como una imposición, porque toda imposición está condenada al peligro. Solo se hacen las cosas que la gente quieren que se hagan. No contemplo un escenario en el que este proyecto no salga adelante. Haremos todo lo posible y lo imposible para que este proyecto salga adelante al tratarse de algo muy importante para el propio barrio de Coronación, la ciudad de Vitoria y todo el conjunto de Euskadi.

Además de ese primer portal ha hablado de una manzana de tres portales como la primera que puede contemplar el inicio de los trabajos del proyecto.

-Son los portales siguientes a ese número 4 de Eulogio Serdán que ya se ha comprometido. Con ellas está todo muy avanzado y no hay ninguna duda de que si se cierra todo, la primera obra va a ser esa. Por un lado se lo merecen y, después, tiene toda la lógica porque es la entrada del barrio y, como me dice el representante de la asociación Errota Zaharra, César Caño, son las peores viviendas del barrio. Reúnen todas las condiciones para que empecemos con ellas.

El contrato que ha suscrito esa comunidad y los próximos que se firmarán, ¿qué aspectos incluye?

-Contempla las cláusulas habituales en este tipo de contratos. Refleja la adhesión a aceptar la rehabilitación energética de sus fachadas y un periodo de permanencia de diez años en la red de calor. Este detalle es importante que se conozca, por el compromiso que adquieren las comunidades a la hora de estar dentro del programa durante esa década y como una forma de rentabilizar la gran inversión que se lleva a cabo para poner en marcha y mantener esa red de calor. Es el periodo mínimo de permanencia y la obligación por parte de Europa de mantenerla un número de años. Hay que consolidar esa permanencia de diez años, aunque igual después alguno se pueda dar de baja. Eso no importa, porque si tenemos 750 vecinos a finales de noviembre, estoy seguro que en noviembre de 2018 tendremos más. El proyecto es conexión a la red de calor y proceder a la rehabilitación energética de la envolvente del edificio con el redimensionamiento de las fachadas y una segunda ventana. Hay también dos aspectos clave en todo esto. Las comunidades que se adhieran, van a tener pasada la Inspección Técnica de Edificios (ITE), que es un trámite al que todos los edificios están obligados a someterse, antes del 29 de junio de 2018. Esto supone un coste para los vecinos de cada edificio que, de esta manera, se van a ahorrar. Con la adhesión al proyecto se logra la ITE porque la obra ya adapta el edificio a esas especificaciones. De este modo superas el engorro de los trámites de papeles y gestiones para hacer esa obra. También es muy importante la reducción del 50% en el pago del Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI) que se deriva de la nueva normativa municipal. Hay que tener también en cuenta que estas viviendas, una vez sometidas al proceso de rehabilitación energética, se van a poner en un valor de mercado en una zona pegada al centro de Vitoria y del Casco Medieval, que va a estar a la última en cuestiones energéticas. Por una inversión mínima, obtienen la certificación ITE, reducción del 50% en el IBI y la vivienda puede tener un comprador a precio de mercado.

Una vez puesta en marcha la red de calor, las comunidades que quieran adherirse con posterioridad se van a poder enganchar en cualquier momento.

-No van a tener ninguna traba, en absoluto. La red es para las 1.313 viviendas del proyecto. Lo que no es ampliable, es la caldera ni otros aspectos. La instalación que se va a poner en marcha es para esa cifra de viviendas. En función del número de comunidades, la caldera va a llevar un número de módulos para hacer frente a la demanda de pisos. En el capítulo de la distribución y trazado de tuberías de la red de calor, no va a haber ninguna alteración. Toda la red de seis kilómetros de tuberías tiene que estar hecha para dar respuesta a todas las comunidades de Coronación que se adhieran con independencia de que estén próximas entre sí o más alejadas de la caldera central.

¿Ese tendido de tuberías por el barrio va a suponer una gran obra que afecte a los vecinos de Coronación por sus calles?

-Se trata de una canalización como tantas otras que se hacen en una ciudad. No hay que dramatizar ni pensar que todo se va a poner patas arriba. Quizá pueda resultar más incómoda la peatonalización de la calle Aldabe al tener que cortar tráfico o desmontar acera. Esto no es nada más que una zanja y de abrir y cerrar el hueco.

Coronación es una parte del proyecto que también tiene como escenarios a Sonderborg, en Dinamarca y Tartu, en Estonia. ¿Cómo está el SmartEnCity en aquellas ciudades?

-Se trata de tres proyectos englobados dentro de la misma iniciativa, pero que nada tienen que ver uno con otro. El de Tartu lo conozco menos. El de Sonderborg, por el contrario, se trata de la renovación de una red de calor existente. Son muchas redes de calor y lo que intentan en Dinamarca es reconectar todas las centrales de producción que hay, de tal manera que se puede decidir conjuntamente que tipo de energía se usa en función de su precio. En Dinamarca las redes de calor nacieron en 1960, a raíz del hallazgo de gas natural en Groenlandia y eso fue un motor de arranque importante para las redes de calor. En todos los sitios donde se ha implantado este sistema ha sido un éxito. En Sonderborg hay 55.000 usuarios de la red, es decir toda la ciudad. En Tartu, son 11.000 los apuntados. Las cifras de Vitoria son una minucia al lado de lo que hay por Europa en este capítulo de las centrales y redes de calor que ya están funcionando.