cualquiera que llegase a conocer la antigua Clínica Álava, aquella tranquila residencia geriátrica y para pacientes paliativos que terminó sus días ahogada por las deudas, tendría muchos problemas para reconocerla si hoy cruza las puertas del Hospital de Cuidados San Onofre, la infraestructura que ahora se levanta en su misma ubicación. Lo mismo sucedería si echa un rápido vistazo a su fachada.
Seis años después de la adquisición de la Clínica Álava por este grupo valenciano, que afrontó una millonaria inversión para tapar el agujero abierto por los antiguos gestores y dar carpetazo a un largo proceso concursal, todo reluce ahora en las renovadas instalaciones de la antigua residencia, reconvertida ahora en un centro hospitalario para medias y largas estancias que acoge a pacientes crónicos, paliativos y también pluripatológicos, en todos los casos personas muy dependientes. Ubicado en el número 9 de la calle Salvatierrabide, San Onofre celebró ayer una jornada de puertas abiertas -hoy habrá una segunda- a la que asistieron distintas personalidades del ámbito sanitario y social del territorio, como el presidente del Colegio de Médicos de Álava (Icoma), Kepa Urigoitia, o el obispo de Gasteiz, Juan Carlos Elizalde.
Pese a tratarse de una infraestructura privada, 35 de las 82 camas de las que dispone San Onofre están concertadas a día de hoy con Osakidetza -20 para paliativos y 15 para crónicos- y gestionadas por el propio Servicio Vasco de Salud a través de la inspección médica, lo que convierte a San Onofre en esa suerte de tercer hospital de Gasteiz que tantas veces se ha planteado para el mapa sanitario del futuro. A día de hoy, y a falta de que la reforma y la ampliación del HUA-Santiago se complete definitivamente, el centro de la calle Olaguíbel sólo cuenta con 30 camas específicas para crónicos y paliativos en sus nuevas unidades, camas a las que desde lo público se une un hospital de Leza ya más focalizado a la rehabilitación, una cifra a todas luces insuficiente en un contexto de progresivo envejecimiento poblacional.
“Ya no hablamos tanto de una tercera sino de una cuarta edad, de mucha gente que llega hasta los 100 o más años. Y aunque todavía está muy arraigado ese modelo mediterráneo de cuidados, en el que la familia toma las riendas, es muy complicado compatibilizar esto con las obligaciones laborales. Por eso cada vez se demandan más servicios de este tipo”, explica en declaraciones a este periódico la directora de San Onofre, Laura Correa. El afán de su centro se basa en ofrecer una atención “centrado en las personas, en su bienestar y confort por encima de todo”, en contraste con lo que aún sigue haciéndose en muchos sistemas de salud. “Suele haber una deshumanización en la atención que es propia del siglo pasado”, remarca Correa en este sentido.
Aunque con capacidad para crecer más, el hospital mantendrá por ahora la ya citada cifra de camas, la gran mayoría distribuidas en habitaciones individuales. La Clínica Álava llegó a tener cerca de 120 en total. Ahora, San Onofre se encuentra a poco más del 50% de su capacidad, con 42 pacientes ingresados, debido a que sus gestores no han abierto todavía varias de sus habitaciones por la reciente conclusión de sus obras de rehabilitación. El centro cuenta con una completa flexibilidad de horarios para realizar visitas y da total libertad a sus residentes para decorar sus habitaciones y encontrarse “como si estuvieran en su casa”.
El centro, que cuenta con una plantilla fija de 47 profesionales -especialmente de enfermería, medicina y auxiliares-, llama la atención por su nuevo acceso, un espacio de nueva construcción rematado con amplias cristaleras, y un luminoso hall de entrada donde pueden pasar las horas los residentes y sus familiares. El hospital dispone también en su planta baja de un gimnasio con servicio de fisioterapia, varios salones y una coqueta sala con cocina que puede ser reservada por los pacientes y sus familiares sin ningún coste adicional para celebrar todo tipo de reuniones. “Aunque no hay evidencias científicas, espacios como éste proporcionan una mayor calidad de vida. Se trata de ofrecer unos cuidados muy personales, de tratar de curar a los pacientes y de que a la vez estén lo más a gusto posible”, enfatiza Correa.
San Onofre en cifras. El flamante hospital de cuidados cuenta con 82 camas, la mayoría de ellas en habitaciones individuales, aunque a día de hoy sólo está a poco más del 50% de ocupación por la reciente finalización de sus obras de rehabilitación. De todas ellas, 35 están concertadas con Osakidetza, mientras que el resto de pacientes puede acceder al centro de forma privada o a través de las mutuas. El centro cuenta con 47 profesionales en plantilla fija, la mayoría de enfermería, medicina y auxiliares.