vitoria - Las personas afectadas por fibromialgia o síndrome de fatiga crónica, las dos patologías de referencia dentro del grupo de trastornos de sensibilización central, se han encontrado tradicionalmente con todo tipo de barreras que han complicado su abordaje. La falta de pruebas específicas para detectarlas -se hace por descarte-, sus variados síntomas -desde el dolor crónico hasta las pérdidas de memoria- y la escasa eficacia de los tratamientos tradicionales son sólo tres de ellas, como bien sabe cualquiera que las padezca. Barreras sanitarias a las que también se unen las sociales o las psicológicas por el desconocimiento y la incomprensión que aún las acompañan a nivel familiar, laboral e incluso médico.

Sin embargo, con el tiempo, los pacientes han comenzado a sumar motivos para la esperanza, que se derivan de un conocimiento cada vez más profundo de sus enfermedades y del descubrimiento de nuevas terapias de tercera y cuarta generación que han ayudado a controlar mejor los síntomas. De ello saben mucho en la Asociación Alavesa de Fibromialgia y Síndrome de Fatiga Crónica (Asafima), que desde enero de 2016 ha importado el reentrenamiento de la amígdala cerebral con mindfulness para ofrecérsela a sus miembros. Una terapia con amplia base científica que hunde sus raíces en la meditación y que se ha mostrado también eficaz para tratar a otros tipo de pacientes con cuadros depresivos o de ansiedad.

Dos grupos de 14 personas cada uno han finalizado ya el tratamiento en Gasteiz, al que después debe seguir un concienzudo trabajo diario y personal, y un tercero lo hará en septiembre, cuando complete su última sesión de seguimiento, la que cierra el ciclo. 42 personas en total, que en un amplísimo porcentaje han logrado mejorar notablemente su calidad de vida. Asafima ha completado ya un cuarto grupo y tiene a nuevos asociados en reserva para hacer lo propio con un quinto, lo que incrementará los beneficiarios a 70. Además, a partir de septiembre ofrecerá también en sus instalaciones otra novedosa terapia, la de compasión, que viene a ser una continuación de la primera y que comenzarán a probar los mismos pacientes de los primeros grupos de mindfulness. Todos bajo las órdenes de la psicóloga Virginia Gasión, quien resume que estas terapias se basan “en ser más amables” con nosotros mismos, “como lo somos con los demás”.

Yolanda García, presidenta de Asafima y enferma de fibromialgia y síndrome de fatiga crónica, y Dani Mena, que también tiene el doble diagnóstico, formaron parte del primer grupo del mindfulness, iniciarán tras el verano la terapia de compasión y han querido compartir su mejoría con DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA. “La curación total de estas enfermedades no existe. Los brotes vienen, pero ya no vivo en esa alerta constante”, expone Yolanda. “Es una herramienta tuya. Tú tienes los recursos dentro y debes desarrollarlos”, añade el segundo.

autoconocimiento Para los profanos, tanto el mindfulness como la compasión se basan en el “autoconocimiento”, en saber controlar “esa voz interna y crítica” que todos tenemos -según Gasión- y que a los pacientes que sufren alguna de estas patologías les hace entrar en una suerte de “círculo vicioso” que imposibilita la remisión de los síntomas, define Yolanda. Gasión, progresivamente, dota a los pacientes de técnicas para cambiar ciertas conexiones neuronales que, según Dani, “están muy intrincadas”, y a base de repetir esos trucos éstos establecen nuevas conexiones que les provocan pensamientos beneficiosos. “Por ejemplo, utilizamos anclajes de cuando hemos estado bien, sin síntomas”, enfatiza Yolanda. “Pensar que estás relajado en una playa te procura bienestar, y con ello puedes remitir los síntomas”, apostilla Dani.

Ambos han logrado mantener a raya su malestar durante largos periodos, pero insisten en que el trabajo personal -la meditación diaria- debe seguir unido a las pautas tradiciones que sirven para controlar sus enfermedades -higiene del sueño, alimentación...-. Se trata, según Yolanda, sólo de “una herramienta más”, que ha permitido a la vez disminuir de forma importante los costes sanitarios, según recuerda Gasión.

La psicóloga que imparte en Vitoria el reentrenamiento de la amígdala con ‘mindfulness’ pone en valor los buenos resultados de esta terapia, aunque insiste en que debe formar parte de un tratamiento multidisciplinar: Entre sus frentes, la higiene del sueño, la alimentación, el deporte adaptado o, cuando se indican, los fármacos.

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Grupos de 14 pacientes cada uno se han conformado ya en la sede de Asafima en Gasteiz, dos de los cuales ya han completado la terapia. El tercero lo hará próximamente. Sus integrantes iniciarán después la terapia de compasión.