VITORIA. Este es uno de los resultados del estudio que el departamento Políticas Sociales y Salud Pública ha realizado para conocer el impacto que los comedores tienen sobre las personas mayores que hacen uso de ellos. Con este objetivo, ha entrevistado a 302 personas para conocer la incidencia del servicio a distintos niveles: económico, relacional, social, personal, familiar y sanitario.

La comida no es una actividad únicamente biológica. También conlleva otros muchos aspectos sociales y culturales que redundan positivamente en nuestros mayores. Por eso, además de atender las necesidades nutricionales de quienes acuden a ellos, los comedores trabajan para prevenir la dependencia de las personas mayores, fomentar su autonomía y mantenerles en su entorno”, explica Peio López de Munain, concejal de Políticas Sociales y Salud Pública.

Las personas encuestadas respondieron a 39 preguntas y de sus respuestas se han extraído seis grandes conclusiones:

· Haciendo uso del comedor, las personas usuarias gastan menos que si comieran en casa.

· El comedor sirve para relacionarse con otras personas.

· El comedor ayuda a estar mejor informados sobre las actividades de los centros de mayores y de la propia ciudad.

· Las personas usuarias se sienten “más ilusionadas y motivadas”.

· Las personas usuarias aseguran que “el comedor es bueno para su salud”.

· Las familias de los mayores que acuden al comedor se muestran “más tranquilas”.