condado de trebiño - Pasear por las calles de Trebiño o de La Puebla de Arganzón, o por los más de 40 pueblos que hay repartidos por ese territorio, es percibir el aburrimiento cuando se saca el tema de la integración del enclave en Álava. Muchos ponen cara de hastío cuando se les pregunta, otros dicen que no quieren saber nada y muchos muestran temor a expresar su opinión, a que se sepa lo que piensan y no dudan en endurecer la mirada y en dar la espalda al periodista.
Porque ser de Álava es, parece, la demanda de los vecinos. Al menos de los más activos, de los que tienen que gestionar recursos o actividades, porque saben de las dificultades y de las distancias con Vitoria y con Burgos. Y con Valladolid. El resto lo aprecian con intensidad cuando vienen problemas: cuando no se sabe si tienen que venir los Bomberos de Burgos o de Vitoria, cuando se desconoce quién responderá en el 112 de Emergencias o cuando se planifica los estudios de los hijos o surge la necesidad de una operación médica que obliga a largos desplazamientos por la comunidad castellana.
Sin embargo, el proceso comenzado hace años se mantiene vivo gracias al empuje de un buen número de residentes que se han ido alternando con el paso del tiempo en las gestiones para lograr la integración en Álava. Ahora, ese turno, le toca a la concejal Eugenia Galarreta, que es la presidenta de la Comisión de Integración formada en el Ayuntamiento de Condado de Trebiño, y a quien se ha dado libertad para llevar a cabo todas las gestiones necesarias, aunque informando de todo ello al Pleno municipal.
Relata la edil que ya se ha hecho una ronda de encuentros tanto con los grupos junteros de Álava como con todos los grupos representados en la Diputación Provincial de Burgos. “Por las declaraciones, por las noticias que hemos ido leyendo y escuchando creemos, se ve, que hay un cambio de actitud por parte de los representantes de Burgos. Cuando estuvimos con César Rico (presidente de la Diputación de Burgos) y con Borja Suárez (portavoz de la Diputación burgalesa y representante en las negociaciones con Álava) ya dijeron que si llega una ley de Madrid ellos no se van a oponer, de la misma forma que si vamos por la línea estatutaria (la del Estatuto de Castilla y León) ellos defenderán su posición”, que es contraria a la segregación.
En Trebiño han tomado la decisión de que el objetivo de todas las negociaciones es incorporar el enclave a Álava y que el procedimiento no tiene importancia si se logra por cualquier otro medio. Por ello, insiste Eugenia Galarreta, “nos da lo mismo que sea a través de la Ley Orgánica, la Ley de Enclaves, o cualquier otra norma que sea del agrado de los grupos políticos que deben tomar la decisión”. De hecho a los portavoces del PSOE de Burgos parece interesarles más que se lleve a cabo a través de la Ley de Enclaves.
Entre los encuentros celebrados, Galarreta recuerda que hubo una reunión con el subdelegado del Gobierno central en Álava, que se comprometió a remitir a Madrid la documentación que se le presentase, mientras que la delegada del Gobierno en Castilla y León lo único que ha hecho “ha sido volver a recurrir los acuerdos del Pleno del 8 de marzo (la decisión de reactivar la proposición de Ley Orgánica para la integración) y yo la he pedido una reunión, pero de momento no ha contestado”. Añade que el Ayuntamiento de Trebiño no es quien para pedir o tramitar una Ley Orgánica, sino que el acuerdo es para hablar con todos los partidos políticos.
Precisamente ésa es la fase que ahora se inicia, la de hablar con todos los partidos políticos “para ver si la voluntad de todos es reconocer que hay un problema y que hay que solucionarlo. Triste gracia que ahora, con los años que han pasado, se vaya reconociendo”. Y esos encuentros serán con los grupos de País Vasco y de Castilla y León, pero también con los responsables que están en Madrid.
Un brillo al final del túnel “Creo que se puede hablar de que algo brilla al final del túnel”, indica Eugenia Galarreta. Afirma que ésa es su sensación, “quizás porque ahora veo la botella medio llena en vez de medio vacía. No tengo pruebas que alienten una esperanza clara, pero son sensaciones positivas al apreciar el cambio de postura en Burgos”.
Otra cosa es que la gente está cansada. “Son muchos años y al final la gente se conforma con la situación, con el día a día. ¿Qué tengo que ir a Vitoria todos los días a llevar a los niños al colegio?, pues los llevo, que no me queda más remedio. Sin embargo la gente sigue queriendo que se solucione esto, pero no podemos estar desde las instituciones llamando a la gente a la calle continuamente. En el día a día pasan muchas cosas, pero de alguna manera las vas asumiendo. Sólo saltamos cuando sucede algo importante”.
¿Y cómo lo ven desde los diferentes núcleos de población? Porque el enclave no son sólo los núcleos de Condado de Trebiño y La Puebla de Arganzón. El primero conforma una malla de 51 pedanías. El segundo suma dos localidades.
Para Benito Ocio Sáenz de Buruaga, presidente de la Junta Administrativa de Armentia, “la gente está aburrida. Y no sólo por lo largo que se está haciendo este proceso, sino especialmente porque se están gastando recursos en ese procedimiento que deberían dedicarse a solucionar el día a día de los ciudadanos”. Este experimentado vecino trebiñés afirma que “me siento tan alavés como cualquiera pero no veo claro qué es lo que se está haciendo. Además, hasta ahora, se han visto muchas diferencias en cómo se gestiona el proceso según cada ayuntamiento. Mientras en La Puebla se ha sido más mesurado y menos duro en Trebiño se ha notado un mayor nivel de confrontación”.
Otro presidente de Junta Administrativa, en este caso, de Torre, David Dulanto Estavillo, reconoce que “como concejal del Ayuntamiento, por el Grupo Independiente, he estado muy implicado en la iniciativa. Es verdad que en los últimos años ha ido llegando más dinero a los pueblos del enclave por parte de la Junta de Castilla y León, pero el proceso apenas ha avanzado hasta ahora. Por esa razón hay mucha gente que está aburrida de los muchos intentos por avanzar y lo cierto es que por la vía de la Ley Orgánica, de la Ley de Enclaves o por la norma que se utilice al final hay que cumplir lo que establece la Constitución”.
Sin tener que recurrir a argumentaciones más peregrinas, David Dulanto, lo que siente de verdad es “ver al lado de tu pueblo a los municipios alaveses que están mimados, cuidados por las administraciones alavesa y vasca. Y, por el contrario, en Trebiño, cuando hay que hacer algo es por derramas de los vecinos. Por eso, lo que pide Trebiño es algo lógico. No se puede mantener esta situación medieval que no beneficia a nadie: ni a Burgos, a quien se pide que solucione esta situación; ni a Álava, que tiene la sensación de tener un agujero negro en su territorio. Es como el que tiene en su casa una habitación ocupada por un vecino”.
El residente de Torre se desespera y afirma que “esto no tiene ni pies ni cabeza. Si al menos tuviéramos ventajas fiscales a causa de la situación todavía se podría soportar. Pero ni eso?”. Preguntado si ahora se aprecia un cambio en las posturas contesta que se “hablan mil cosas, pero la historia está en quién será el guapo en Burgos que pierda Trebiño y encima para integrarse en el País Vasco. Si la integración fuera en Murcia ya estaría hace mucho tiempo, pero al ser el País Vasco hay muchos recelos. Y no entiendo por qué, La Rioja y Cantabria pertenecían a Castilla la Vieja y cuando se separaron nadie dijo nada a pesar de la riqueza que tenía cada una de esas partes del territorio. Trebiño no pide nada que no esté ya contemplado en la Constitución”.
Ambos muestran una cierta esperanza en el cambio, pero en la calle, el hostelero de Ventas de Armentia Félix Aguilló se pregunta en voz alta si se va a lograr algo. “Yo creo que nada. Aquí, voy a comprar un coche y pongo la dirección de Ventas de Armentia y tengo que ir a Burgos. Eso es irracional. Tengo que ir a Burgos porque me obligan, cuando lo normal sería que fuera a Vitoria”. Reconoce que tras la barra “la gente ya ni habla de este tema. Te aburre hablar de esto. Suena a cuento chino”. En cuanto a cómo hay que canalizar lo que se tenga que hacer, Aguilló responde que no sabe quién es el responsable de la situación “y quién tiene que soltar a quién en esta cuestión. Yo lo que digo es que hay que ocuparse menos por los territorios y preocuparse más por las personas. Tú tienes una tarjeta, de cualquier banco, y vas al cajero y te da dinero. ¿Por qué no pasa lo mismo aquí?, ¿por qué tengo que ir a Burgos? Yo no entiendo nada de los políticos y esta gente, que nos enrollan como a tontos. Yo soy alavés porque he nacido aquí”.
En La Puebla de Arganzón hasta ahora se ha mantenido una compostura más tranquila que la de Condado de Trebiño. Hasta el punto de que algunos miraban hacia ese municipio sospechando escasa pasión por mantener el proceso. Nada más lejos de la realidad, ya que su alcalde, Roberto Ortíz, ha trabajado conjuntamente en lo que se ha realizado hasta ahora y tan sólo en el tema de convenios no ha querido lanzar los órdagos que lanzó el Ayuntamiento de Trebiño, especialmente en la anterior legislatura.
Eugenia Galarreta afirma que tras las primeras reuniones una vez adoptado el acuerdo de reiniciar el proceso el 8 de marzo, Ortiz “está totalmente de acuerdo con el mensaje que transmitimos y que es que nos digan cuál es la vía que prefieren para lograr la integración en Álava, cuál es el procedimiento en el que todos los partidos se pueden sentir más cómodos”. Por lo tanto, “seguimos yendo juntos a las reuniones y hay muy buena sintonía”. Otra cosa son las reacciones de los propios vecinos, que comparten con el alcalde de La Puebla de Arganzón, el deseo de no hacer demasiado ruido. De hecho, arrancar opiniones sobre este tema es muy difícil porque en La Puebla prefieren no darlas.
Uno de ellos, Vicente Antonio, reconoce que “nosotros tiramos para Álava, porque Vitoria está a un paso y Burgos está mucho más lejos”. Este hombre tiene una pensión por Invalidez, ya que tiene reconocida un 40%, y se ocupa de la llave del Albergue de Peregrinos. Sin embargo, para reconocimientos médicos y demás acude a Vitoria, ya que, como muchos, se ha dado de alta en la capital alavesa para evitarse tantos desplazamientos.
Otro vecino, en este caso temporal, Alfredo, cuenta mientras pasea un carrito de bebé que “la gente de La Puebla de Arganzón claro que se quiere integrar en Álava y aunque no se habla mucho en el pueblo sobre este tema, sí se nota que hay ganas, sobre todo porque nos faltan servicios”, finaliza.