laguardia - Muchas han sido las iniciativas que se han ido acometiendo a lo largo del tiempo para valorizar los sarmientos que se descargan de cada cepa tras la vendimia. Desde gavillas de sarmientos para asar en el campo o las chimeneas, hasta sacos de ramas trituradas y hasta compactadas destinadas al mismo fin o a una escala mucho más reducida, para calentar hogares, gracias a su alto poder calorífico. Sin embargo no han terminado de cuajar proyectos más ambiciosos, porque el volumen de madera que cada año retiran los viticultores es muy elevado y hasta ahora no se ha proyectado ninguna iniciativa para usar ese material a gran escala. Por esa razón, en la Fundación Hazi se plantearon realizar el experimento de tratar de reconvertir esos restos del viñedo en material de biomasa, en pellets, desarrollando todo el proceso aunque en escala reducida.

Para ello se abordó un proyecto de desarrollo rural, al que se denominó Vitibiom y se solicitó la correspondiente financiación a través del Fondo Europeo Agrícola de Desarrollo Rural (Feader), lográndose una financiación del 100% que aportarían el Gobierno Vasco, por una parte, hasta 19.800 euros, y el resto, 79.200, hasta completar la inversión prevista de 99.000 euros, por parte del citado fondo comunitario.

El encargado de gestionar el desarrollo del proyecto es Borja Monge, que ya conocía un proyecto parecido realizado en la Llanada Alavesa, por el que se estaba realizado pellets para calderas con varios tipos de madera. Pero lo que se pretende en Rioja Alavesa es mucho mayor, ya que se calcula que son unas 18.000 toneladas la masa total de sarmientos que se producen al año y que terminan quemados en los campos o triturados y tirados al vertedero.

Borja Monge se puso en contacto con la Asociación de Bodegas de Rioja Alavesa (ABRA), con la Unión Agroganadera de Álava (UAGA), con la Cuadrilla de Rioja Alavesa y con el organismo de la energía EVE (Ente Vasco de la Energía). A todos ellos les planteó la iniciativa y les solicitó su ayuda, principalmente para lograr los sarmientos.

La idea es retirar en el campo los sarmientos, un trabajo que se tiene que efectuar en el momento adecuado, ya que la madera no debe estar verde por haberse recogido demasiado pronto, ni apolillada, por haberse demorado en su retirada. Además, los sarmientos se tienen que acopiar a mano en las parcelas, formando gavillas, razón por la que resulta fundamental la labor de los viticultores y, por lo tanto, de ABRA y de la UAGA.

Para realizar el proceso, desde Hazi se contrató a una empresa de Laguardia, Excavaciones Hermanos Valle. Dos personas, Ignacio y Manuel, han sido los encargados de ir a recoger los sarmientos al campo, ya que para la primera experiencia sólo se va a trabajar con 25.000 kilos de madera, que se han llevado a una gran nave en Laguardia para comenzar el proceso de transformación.

Allí una ruidosa máquina trocea los sarmientos, hace lo que llaman un chipe, un gigantesco montón de trozos minúsculos de sarmiento y serrín. Una vez se finaliza ese proceso se hace una selección y cribado y un aditivado para poder hacer en una planta de transformación el conocido pellet. que son pequeñas piezas que sirven para alimentar las calderas de calefacción.

Ignacio, responsable por parte de la empresa, cuenta que tiene una gran experiencia en reciclaje en maderas, biocombustibles y hasta en material de construcción con una vida laboral de 15 años en procesos de transformación de residuos de todo tipo “ y en este proyecto que es el biocombustible derivado de los sarmientos de viña estamos vertiendo nuestros conocimientos para comprobar la eficacia de la idea”.

El resultado final está aún por ver, pero Ignacio Valle coincide con las mismas apreciaciones de Borja Monge sobre el poder calorífico del sarmiento, como es bien conocido en tierra de vinos a la hora de asar. Otra cosa bien distinta es la rentabilidad de la iniciativa ya que experiencias similares realizadas con cáscara de almendra o huesos de aceituna requieren menos labores de transformación.

De momento, como relata Borja Monge, las experiencias con pellets están resultando positivas en numerosos lugares. En concreto, en la localidad de Villafranca del Penedés un total de cuatro edificios municipales cuentan con calefacción de este tipo alimentada con material de sarmiento. Y en Montaña Alavesa también hay experiencias parecidas, aunque el combustible procede de maderas de saca.

Para evaluar su aplicación en los próximos días se enviarán muestras de material a un laboratorio para analizarlo y a continuación se pedirá un informe al EVE para evaluar si las calderas y estufas que se pondrían en funcionamiento en Rioja Alavesa para ser alimentadas por este material serían los adecuadas.

En el caso de que el experimento obtenga una evaluación positiva, el objetivo, según Monge, es crear un centro logístico, una planta donde realizar todo el proceso de almacenaje, chipeo, cribado aditivado y pelleteo y comenzar el proceso de comercialización. Inicialmente el objetivo de la iniciativa serían las propias bodegas, ya que junto a los valores ya conocidos del vino y de su cultura de transformación se puede sumar como un valor más el uso de los sarmientos para calefactar las zonas de oficinas o trabajo de las bodegas. Además, el hecho de retirar de los campos los sarmientos podados supone un beneficio añadido, ya que, si no se queman o se envían a un vertedero, la madera se descompone y apolilla y genera enfermedades en el suelo, que se pueden transmitir por el subsuelo a las cepas causando daños irreparables.

Por esta razón, tanto desde las bodegas como desde las instituciones comarcales se espera con interés el resultado de este trabajo de evaluación con los 25.000 kilos de sarmientos, ya que puede suponer una alternativa al gasóleo o el gas para las calefacciones, aunque aún se debe evaluar el costo de la mano de obra que conlleva.