vitoria - Las sociedades gastronómicas son a San Prudencio lo que Celedón y las cuadrillas de blusas y neskas a La Blanca o lo que las peñas y los toros a San Fermín, las protagonistas de excepción de esta fiesta. Pese al intenso frío, ellas fueron las encargadas de desperezar a Gasteiz desde bien entrada la noche de ayer a golpe de tambor y con sus coloridos atuendos de tamborreros, cocineros, cantineras y barriles, después de una no menos tradicional -y copiosa- cena en cuadrilla para empezar a calentar motores. No faltaron en sus mesas los otros clásicos de San Prudencio, los perretxikos y los caracoles, antes de iniciar una larga noche de fiesta a la que hoy seguirá la costumbre de acercarse en romería hasta las campas de Armentia.
Los preparativos para disfrutar de San Prudencio en condiciones, eso sí, han sido bastante más prolongados que un éxtasis festivo como casi siempre fugaz. Bien lo saben en la sociedad gasteiztarra Urritza, que con 42 años de vida a sus espaldas puede presumir de ser una de las más veteranas de toda la ciudad. Una exquisita cena a base de revuelto de perretxikos, caracoles con perretxikos y carrilleras como platos fuertes unió en torno a la mesa a una veintena de sus integrantes, para quienes San Prudencio es uno de los tres días más especiales de todo el año junto al 4 de agosto y la noche en la que se juntan por Navidad.
primera ikurriña Como ya manda la tradición de Urritza en los años más recientes, sus miembros no tomaron parte ayer en la tamborrada junto a la treintena de sociedades gastronómicas que sí cumplieron con el ritual, y eso que la sociedad tiene el honor histórico de ser la primera en sacar la ikurriña a la calle en el año 1977, todo un hito tras 40 años de dictadura y proscripción. “Cuando se fundó la tamborrada salíamos el 70% de los socios, pero año a año fue bajando el número y ya dejamos de salir. Sobre todo, porque es incompatible cenar con tranquilidad con salir corriendo a tocar el tambor”, expone José Mari Uribe, uno de sus socios, acompañado en su encuentro con este periódico por Pepe Ortega, Koldo Tuesta, José Luis García y Carlos Mongelos. Así que el plan de ayer para los miembros de Urritza fue disfrutar de una cena capaz de alimentar a un ejército y que el propio Uribe regó tras los postres con su particular “pócima desengrasante”, un cóctel de frutas -generalmente melocotón y piña- troceadas con diferentes tipos de licores mezclados y un toque de champán frío.
Como en casi todas las sociedades gastronómicas que pueblan la capital alavesa, Urritza cuenta entre sus filas con “varios muy buenos cocineros”, según explica Tuesta, lo que permite ir variando los menús y disfrutar de las especialidades de cada uno. El propio Koldo, uno de ellos, es el encargado todos los años de elaborar la deliciosa receta de caracoles que un buen día asombró al ocho estrellas Michelin Martín Berasategui. La preparación comenzó el miércoles y terminó ayer, justo antes de que los comensales se sentaran en la mesa. Las carrilleras ya estaban hechas desde el sábado, lo cual quitó mucho trabajo para la noche festiva. Ayer, con el partido del Alavés a última hora de la tarde, la cena arrancó a eso de las 22.00 horas.
Después, la fiesta fue intensa, como es habitual todos los años en Urritza. “La noche de San Prudencio es muy larga, así que el día 28 toca recuperación. No se hace ni comida”, reconoce Uribe. Muchos de sus miembros subirán a lo largo del día de hoy a Armentia, aunque en la mayoría de los casos en familia, como hará Carlos Mongelos, otro de sus integrantes. “Un paseíto hasta las campas siempre se da, pero si el tiempo no acompaña habrá que ver”, admite el socio.