Desde siempre los gasteiztarras han manejado los cursos del agua a su libre conveniencia, ya sea para la creación de acequias, para el riego de huertas o para evitar inundaciones. Sin embargo, Iñaki Zárate (Vitoria, 1950) se ha zambullido de lleno en ellos para redescubrir la historia de los cursos fluviales de la capital alavesa mediante su libro Vitoria desde sus ríos. “Lo hago porque no había nada al respecto. Fue un reto y quiero que tanto las generaciones actuales como futuras, como es el caso de mis cuatro nietos, sepan que Vitoria ha crecido por ellos”, explica este hombre, conocido por pertenecer a la quinta generación de una saga de profesionales de la madera, lo que le llevó a dirigir entre 1976-1981 la empresa familiar Muebles Zárate y en 1982 a iniciar su particular andadura comercial en el sector.

Recuperada parte de su libertad, tras su jubilación en 2015, decidió indagar más sobre aquellos aspectos de su tierra que llevaban camino del olvido, como fue el caso de embarcarse en el tema de los ríos. “Fui a la biblioteca para ver qué es lo que se había escrito hasta la fecha sobre ellos y sólo encontré un libro de V. Salazar enfocado más bien a la pesca”, recuerda Zárate.

Parte de la idea de escribir este volumen de 160 páginas, que se puede encontrar en 25 establecimientos y librerías de la capital alavesa, surgió tras una reunión con su hermano Aitor, conocido jugador de baloncesto. “Un día me dijo que había escrito un libro, creo que era el de La trampa del oso, (Espasa, 2008) y me dijo: Te lo regalo. Y pensé qué era una buena idea, aunque también dije que por qué no se me había ocurrido a mí antes, al ser el más interesado en letras de mi familia”, reconoce con una sonrisa.

Así surgió la idea de los ríos, pero en verdad su tema lo tenía grabado a fuego desde hace 50 años. “También lo escribo por una deuda pendiente conmigo mismo y con un profesor, don Ignacio María Sagarna”, especifica este hombre, quien cuando era un joven alumno en el instituto Ramiro de Maeztu, “en los lejanos días de 1968”, escuchó decir a su maestro: “La ciudad de Vitoria es como el dorso de una mano; también está surcada por las venas, o lo que es parecido, ríos subterráneos que la recorren”.

De ahí que decidiera centrar su publicación en el curso de las aguas provenientes de los Montes de Vitoria, que hoy en día se encuentran embocinadas bajo la ciudad. “En los noventa kilómetros cuadrados debajo del suelo de Vitoria se acumulan en periodos secos hasta 25 hectómetros cúbicos de agua, equivalente a 100 piscinas olímpicas”.

Y lo hace, además, a partir de los mapas más antiguos que ha podido encontrar, fotos o recuerdos. Así es como uno leyendo sus páginas recorre los ríos a través de las calles, con la ayuda de imágenes actuales que el mismo Zárate ha sacado y de otras más antiguas, en blanco y negro, gracias al Archivo Municipal, que amenizan el libro y contribuyen mejor a su interpretación. Pero, sobre todo, es “un reportaje sobre el terreno que nos ayuda a recordar y conocer aspectos curiosos de los ríos que han contribuido al desarrollo de la ciudad”. De esta forma, el lector llega a descubrir cómo el agua de los Montes de Vitoria ha desviado su tendencia natural por el paulatino crecer de la ciudad a lo largo de los siglos.

‘El porcelanas’ Estampas inolvidables, como cuando en 1960 el Errekatxiki bajaba hacia Jacinto Benavente y “le decíamos El porcelanas, por el color de óxido de su agua originado por la antigua fábrica de Esmaltaciones”, recuerda Zárate. Un sinfín de recuerdos de otra época, como los que le transmitió un lector por teléfono -el móvil de Zárate se encuentra impreso en el libro- para transmitirle lo mucho que le había gustado en una conversación, de más de media horas, por la que por poco se le “queman los pimientos”.

Los ríos son vida en esta obra, pero también muerte. Tal es el caso del Errekatxiki, origen del Sacamantecas, cuando un 3 de abril de 1870 un criado dio parte del hallazgo del cadáver de una mujer en su ribera. “Y fue en Polvorín Viejo, sobre el Errekatxiki, donde tuvo lugar su condena a garrote vil”. Su final.

El libro. ‘Vitoria desde sus ríos’ lo ha editado y escrito el gasteiztarra Iñaki Zárate. Se encuentra a disposición en 25 comercios especializados de la capital alavesa.

Errekaleor. Zárate relata cómo parte de su caudal fue desviado para beneficio de Gasteiz en 1256.

Errekatxiki. El río baja hacia Jacinto Benavente, donde en 1960 se le llamaba ‘porcelanas’ por el color óxido de su agua originado por la antigua fábrica de Esmaltaciones.

Cauce de los molinos. El libro destaca en un capítulo específico esta obra hidráulica del siglo XIII cuya principal misión era contribuir a la defensa de la muralla del este de la urbe gasteiztarra, como consecuencia de ser una ciudad fortificada.

Zapardiel. Zárate hace un recorrido exhaustivo de este río, que ilustra con imágenes, desde su cauce original, a los molinos, la traída de aguas del Gorbea y en el que no falta el campo de la ‘Casa de la bomba’.

Abendaño. El libro de Zárate también rinde homenaje a la cerveza La Esperanza, marca pionera en la fabricación de Pilsen en el Estado, cuya vida se desarrolló a la orilla de este río hasta el año 1919.

Cuaternario de Vitoria. Zárate también dedica un capítulo al fenómeno de la naturaleza del cuaternario que existe bajo el suelo alavés, muy próximo a Vitoria. Causante de una reserva de agua estratégica, equivalente a 100 piscinas olímpicas, que genera en ocasiones graves problemas de inundaciones en los garajes de la capital alavesa.

Para este vitoriano fue un reto investigar este tema, al no haber encontrado nada parecido.