Vitoria - Olmo y mariposas es el nombre de la iniciativa familiar que ayer se desarrolló en Vitoria de la mano del Ayuntamiento en colaboración con la asociación Zerynthia para la protección de las mariposas y su medio, y que permitirá crear en el municipio una pequeña olmeda que ayude a la conservación de la mariposa w-blanca. Los participantes plantaron 70 ejemplares de olmo campestre resistentes a la grafiosis en el parque de Armentia. Esta especie depende para su supervivencia de los olmos, que a su vez han sufrido durante los últimos años esta enfermedad que ha hecho que mueran en gran número en la península Ibérica. Tal y como explicó el concejal de Medio Ambiente, Iñaki Prusilla, “Gasteiz ha vuelto a mostrar su clara apuesta por la sostenibilidad medioambiental”.
La actividad comenzó a las 10.30 horas en el centro de interpretación de los humedales de Salburua. En Ataria, miembros de la asociación informaron sobre los problemas de conservación de la mariposa w-blanca.
El Ayuntamiento considera “importante” fomentar espacios naturales que puedan ser declarados biotopos protegidos. Se trata de elementos biológicos, áreas de interés geológico, lugares concretos del medio natural y formaciones de notoria singularidad, rareza, espectacular belleza o destacado interés científico que por su rareza, fragilidad, importancia o singularidad, merecen una valoración especial o dan protección a las comunidades naturales que alberga. Fundamental en este sentido es reconocer el valor del bosque de Armentia como reducto para la protección de las mariposas. Este parque del Anillo Verde reúne 105 especies de mariposas diurnas diferentes, lo que le sitúa entre los mejores enclaves para la observación de lepidópteros en Euskadi. Además, alberga poblaciones de ciertas especies catalogadas como amenazadas, como la mariposa objeto de este acto: la satyrium w-album o w-blanca.
La grafiosis es una enfermedad fúngica que afecta al olmo. Se cree que su origen es asiático y se ha propagado por Asia, Norte América, Europa y Nueva Zelanda. En la Península Ibérica comenzó a afectar a los olmos a partir de los años 70, perdiéndose la mayor parte de olmedas que, en el mejor de los casos, han quedado muy debilitadas. La enfermedad la provoca un hongo que ocupa los vasos del xilema del árbol, se extiende provocando que las hojas se marchiten y se mueran. Los vectores de esta enfermedad son pequeños escarabajos escolítidos que viven entre la corteza.
La dinámica de crecimiento consiste en la muerte del tronco principal una vez que ha alcanzado entre 5 y 10 metros de altura. Aunque los olmos no han desaparecido, dado el rebrote que realizan desde la raíz, esta dinámica es perfectamente observable en nuestros campos, con numerosos ejemplares secos por doquier. - DNA