vitoria - Los ertzainas que, en enero del año pasado, atendieron el servicio no daban crédito a lo que estaban viendo. Acudieron a un domicilio para intervenir en un presunto caso de violencia doméstica y acabaron descubriendo e incautando una plantación de marihuana casera junto con todos los elementos necesarios para su crecimiento. En total, 627 gramos de cannabis sativa cuyo valor en el mercado alcanzaría los 3.069 euros. Ayer se celebró el juicio contra el acusado, quien defendió su inocencia y aseguró que emplea la droga para paliar los fuertes dolores vertebrales que padece como secuelas de un importante accidente de tráfico sufrido hace tiempo.

El incidente tuvo lugar el día 20 de enero de 2016. Los vecinos de un inmueble de la calle Cuadrilla de Laguardia de Vitoria escucharon gritos que les indujeron a pensar que un hombre estaba maltratando a una mujer y llamaron a la Ertzaintza. Los agentes se personaron rápidamente frente al domicilio del que procedían las voces y llamaron al timbre. Nadie abrió. Según el testimonio de los agentes participantes en el operativo, pasaron un buen rato “aporreando” la puerta con la palma de las manos y gritando “Policía”, pero la entrada permanecía cerrada. Dentro, aseguraron oír a dos personas que se ordenaban silencio mutuamente. Cuando amenazaron con que los Bomberos iban a acudir al lugar a abrir el acceso por la fuerza, los ocupantes desistieron.

Él abrió la puerta y salió fuera del piso. Los agentes, en previsión de que pudiera responder con violencia, le inmovilizaron. Él no opuso resistencia. Según los ertzainas, la mujer, que estaba en el descansillo y se encontraba “visiblemente nerviosa y con evidencias de haber estado llorando”, les invitó a pasar al salón. Nada más cruzar el umbral, recibieron una bofetada aromática. “Olía muchísimo a marihuana por todos los sitios. El olor se quedaba impregnado en los uniformes”, manifestaron.

Por si ese indicio no fuera suficiente, cuando los agentes se sentaron a conversar con la mujer en el sofá del salón vieron, ante ellos, un pequeño invernadero casero “con más de 20 plantas”. Asombrado por lo que estaban viendo, uno de los agentes se levantó para hacer uso de la emisora de radio mientras su compañero atendía a la mujer y llamaba a una ambulancia para que la atendiera. Al salir al pasillo, dentro de otra habitación observó tubos extractores y plantas colgando. “Un secadero de marihuana, señoría”, resumió ante el magistrado del Juzgado de lo Penal número 1 de Vitoria.

‘el iguana’ Explicaron que el hombre, preocupado, les enseñó las instalaciones y les explicó que él se ocupaba de cultivar para luego entregar las plantas a un amigo suyo, apodado el Iguana, residente en Miranda de Ebro, que era quien se ocupaba de la distribución de la droga. Acto seguido, decomisaron cuatro plantas grandes en macetas, un invernadero con 18 plantas, una bandeja con 11 plantas, una bolsa con cogollos, otra con hojarasca y los útiles para cultivar, y se lo llevaron todo a comisaría.

La versión del acusado y su pareja fue muy distinta. Reconocieron haber mantenido una discusión a gritos, pero explicaron que se vieron sorprendidos por la aparición de la Ertzaintza. Ambos explicaron que cuando finalmente abrieron, los agentes irrumpieron sin permiso en la vivienda y que lo registraron todo hasta encontrar las plantas, cuya propiedad admitieron. Señalaron que, a pesar de que aunque él carece de ingresos y es perceptor de la RGI, le salía a cuenta invertir 200 euros mensuales en electricidad para hacer crecer las plantas, ya que adquirirlas en el mercado ilegal sería mucho más caro. Negaron cualquier declaración relacionada con el citado Iguana e indicaron que él consume la droga para paliar los fuertes dolores vertebrales que sufre, ya que la medicación convencional “le sienta mal”. El juicio quedó ayer visto para sentencia.

procuradora Ayer también tuvo lugar una nueva vista contra la procuradora de Vitoria que ya ha sido juzgada en anteriores ocasiones por presunta apropiación indebida al quedarse con el dinero de sus clientes. En este caso, el magistrado del Juzgado de lo Penal número 1 de la capital alavesa dictó sentencia de conformidad después de que las partes llegaran a un acuerdo por el cual la mujer reconoció los hechos y reparó el daño económico realizado. La pena dictada se rebajó a seis meses de prisión y a 400 euros de responsabilidad civil.

No será esta, sin embargo, la última visita de la procuradora a los juzgados de Vitoria. Sin ir más lejos, el próximo lunes volverá a comparecer, esta vez ante la Audiencia Provincial, acusada de un delito de estafa hiperagravada y de otro de falsedad documental tras urdir presuntamente una compleja trama junto a otras dos personas. Un engaño dirigido a apropiarse supuestamente del dinero de un piso propiedad de una vecina de Vitoria.