korres - “El mayor peligro para que el águila Bonelli se recupere son los tendidos eléctricos”. De hecho, dos de los cuatro ejemplares que se trataron de amoldar a Montaña Alavesa “han muerto electrocutadas”, informaron ayer Paz Azkona y Carmelo Fernández, expertos en esta rapaz protegida y responsables del proyecto europeo LIFE Bonelli.
Estos dos expertos acudieron ayer a un acto organizado por la Diputación Foral de Álava en el parketxe de Korres a una charla informativa sobre el proyecto de recuperación del águila Bonelli en Montaña Alavesa, acto al que acudieron un buen número de personas interesadas en conocer los resultados de la experiencia de reintroducción del águila Soila, una hembra de dos años que lleva en la zona desde el año 2015, donde se ha instalado ya con éxito. Asimismo, contaron otras experiencias de conservación y recuperación de la especie, y dialogaron con los asistentes respondiendo a las dudas y comentarios del público.
La recuperación de esta especie, llamada también águila perdicera, se lleva a cabo a través de una proyecto europeo, Life 12 Nat, en el que participan la propia Diputación alavesa, el Grupo de Rehabilitación de la Fauna Autóctona y su Hábitat, de Madrid, Gestión Ambiental, Viveros y Repoblaciones de Navarra SA (GAN), la Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio de la Junta de Andalucía, la Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio de la Comunidad de Madrid, el COFIB un consorcio proteccionista entre el Govern de les Illes Balears y la Fundación Natura Parc, la propia Fundación Natura Parc y la LPO Ligue pour la Protection des Oiseaux.
La iniciativa, de carácter nacional, cuenta con una dotación de más de dos millones de euros, de los que 1,5 son aportados por la Comisión Europea. A Álava le corresponden 302.596 euros, de los que 226.947 proceden de fondos comunitarios.
La presencia del águila Bonelli o perdicera está muy documentada en Álava, donde ha habido parejas reproductoras en las comarcas de Montaña Alavesa, Rioja Alavesa y Añana, aunque diversas circunstancias, especialmente la brutal expansión de los tendidos eléctricos, parece la principal causa de su rápida desaparición.
Los responsables del Life contaron que para comenzar el desarrollo del programa de recuperación de esta rapaz, tarea a la que llevaban años dedicando tiempo y estudios, buscaron los mejores espacios donde se podría iniciar la reintroducción. Se seleccionaron un total de ocho espacios en los que se valoraron que hubiera habido una presencia de estas aves, que tuvieran el menor número de riesgos por edificios o líneas eléctricas y que existieran ciertas dificultades de accesibilidad para las personas con el fin de que pudieran criarse con tranquilidad.
destino: montaña alavesa Tras una exhaustiva búsqueda, los espacios finalmente se redujeron a tres: Montaña Alavesa, en el entorno de Antoñana; Sierra Cantabria, en Rioja Alavesa; y la zona de Sobrón, en Añana. Se eligió el primero, donde se tuvo que acometer la corrección de cinco tendidos eléctricos que suponían un riesgo para las aves y donde se encontró al mejor aliado que podía existir para proteger a las águilas: Los habitantes de la zona, “que se han volcado en ayudar en todo lo que ha hecho falta”.
Concretamente, la Diputación Foral de Álava gastó en el año 2016 un total de 88.511 euros para corregir los cinco tendidos eléctricos mencionados, que tienen una longitud de 20,9 kilómetros en las zonas de Santa Cruz del Fierro, Ircio-Berantevilla, Zambrana (línea que une Miranda de Ebro y Haro), Laguardia-Samaniego y en Ocio.
Al mismo tiempo, los técnicos prepararon en un cortado el nido que los acogería, al que le añadieron un tubo de entre diez y quince metros por el que pudieran alimentar a las aves sin que estas vieran a sus cuidadores, al tiempo que los socios del programa Life elegían a las dos primeras águilas que se iban a reintroducir en el territorio alavés.
Los pollos fueron aportados por el GREFA -Grupo de Rehabilitación de la Fauna Silvestre y su Hábitat- de Madrid y procedían de dos centros de cría en cautividad de la LPO, la League pour la Protection des Oiseaux, sita en Francia.
Se trataba de una hembra -Arrás, con anilla 146, que ha sido rebautizada como Soila-, nacida el 25 de abril en Saint-Denis-du-Payré, departamento de la Vendée (Ródano), y un macho -Zuheros, anillado como 145 y que fue rebautizado como Oteo-, nacido el 26 de abril en el Centro de Recuperación y Cría de St Felicien, ubicado en el Departamento de Ardêche francés.
Los nombres de Oteo -nombre de un pueblo, una cascada y un molino próximo- y de Soila -un farallón dominante de Izki cercano al lugar de hacking- fueron elegidos por los vecinos del entorno de Kampezu y la experiencia fue un buen incentivo para que los vecinos aceptasen a las águilas como algo propio.
Pocos días después de llegar a su nido, Oteo comenzó a mostrar ser el más activo y pocas semanas después voló, como es habitual en estas águilas, una gran distancia, hasta Málaga, primero a la zona del Guadalhorce y posteriormente cerca de la capital, donde se electrocutó con gran pesar de los guardas andaluces que realizaron un seguimiento muy cercano de la presencia del águila, aunque sin poder intervenir.
Nueva suelta Lejos de desanimarse, los responsables del Life, apoyados por la Diputación, lograron otros dos pollos, Istora y Corres. Istora llegó desde Madrid, donde la Diputación Foral de Álava mantiene una estrecha colaboración con el GREFA y Corres es francés, un ave cedida por la LPO, cuyo responsable, Christian Pacteau, dirige varios centros de cría en el país vecino. Las dos rapaces trajeron nombres puestos por los criadores, pero como ya se hizo en la suelta anterior, se les cambió su identificación con nombres de la zona.
Sin embargo volvió la mala suerte. Istora fue atrapada por un zorro y Corres colisionó con una línea eléctrica en el alto Aragón, en Boquiñerri, a donde había volado.
Ese cúmulo de problemas con las líneas eléctricas impulsó a varias personas a crear una Plataforma Sos-Tendidos Eléctricos, con el fin de tratar de mejorar con las empresas las redes que suponían un riesgo para las aves, en un intento por preservar la biodiversidad.
Tras esas pérdidas, tres de las cuatro aves, ya se está barajando una nueva suelta, aunque en este caso podrían ser sólo dos o tres las águilas que se tratarán de introducir. La clave de toda la operación es que la superviviente, Soila, congenie con los nuevos y se produzca la reproducción, que supondría el paso más importante para asentarlos en el territorio y proseguir, después, la expansión por los otros territorios seleccionados.