Vitoria - La plantilla de la residencia Cáser de Gasteiz, ubicada en el Alto del Prado, acaba de decir basta. Los motivos principales, la ausencia de un “convenio justo” que rija sus condiciones laborales, la “precariedad” con la que debe desarrollar su labor en el geriátrico, marcada por las altas cargas de trabajo, o la falta de medios técnicos como los que sí existen en los centros públicos, los que gestiona de forma directa el Instituto Foral de Bienestar Social (IFBS). Así lo denunciaron ayer el comité de empresa de la residencia, integrado por los sindicatos ELA y UGT, representantes de estas centrales y un buen número de trabajadores durante una concentración de protesta ante el Palacio de la Provincia. En la pancarta, dos mensajes nítidos: Condiciones laborales dignas. Calidad asistencial ya.

Será, según anunciaron, la primera de una serie de movilizaciones para exigir una mejora de esas condiciones de trabajo que, a la larga, repercuta en la calidad asistencial de los usuarios, lo que supone su “principal inquietud”. Son cerca de 150 personas, de cuyas plazas 54 están concertadas con la Diputación Foral de Álava y 25 son sociosanitarias, gestionadas por el propio ente foral y Osakidetza. Inak del Caño, presidenta del comité de empresa (ELA) y veterana trabajadora de Cáser, sintetizó en una sola frase la sensación que invade a la plantilla del centro: “Hacemos verdaderos milagros para poder atender a los residentes como se merecen”.

Las negociaciones para alcanzar un nuevo pacto de empresa comenzaron hace 14 meses y, a pesar de que la plantilla ha ido moderando sus exigencias, la fumata blanca no ha sido posible. Así lo explicó Arantza Agote, representante de UGT, quien justificó que la plantilla y el comité han tenido “suficiente paciencia” antes de llegar a este escenario de conflicto. Previamente, los trabajadores sólo habían impulsado varias concentraciones a las puertas de la residencia, de un perfil más discreto, para hacer “visible” su situación ante las familias. Pero ahora, a la vista de los últimos acontecimientos, Agote advirtió de que el conflicto “se va a radicalizar”.

En concreto, la plantilla parará a partir del próximo 9 de marzo todos los jueves por la tarde durante una hora, de 17.30 a 18.30 horas, y se concentrará fuera del geriátrico como primera medida de presión. Si la negociación del convenio sigue estancada, no es descartable que más adelante llegue una convocatoria de huelga, como la que ya hubo en Cáser en el año 2006. “Yo lo viví y sabemos lo duro que es, también para los residentes. Por eso vamos a empezar con estas movilizaciones por la tarde, cuando va a hacer menos daño. Pero si ni la empresa ni la Diputación se mueven, tendremos que empezar a endurecer los paros”, reflexionó Del Caño.

Fuentes de Cáser consultadas por este periódico, que esperan que el resultado de este “largo” proceso de negociación llegue finalmente a buen puerto, enfatizaron ayer que “en el ánimo de todos está que si las movilizaciones se llevan a cabo afecten lo menos posible” a los residentes.

“estresadas y quemadas” Del Caño aseguró que las trabajadoras de la residencia, principalmente auxiliares de geriatría y de enfermería como ella, están a día de hoy “súper estresadas y quemadas”, una situación continuada en el tiempo que ha desembocado en un escenario actual en el que “no llegamos”. Según denunciaron, cada una de las auxiliares de Cáser debe asumir una media de entre “diez o doce” residentes, cuando en los centros de gestión directa “están en cuatro o seis” los usuarios por auxiliar. Además, en el centro únicamente hay una profesional de enfermería para todos los residentes.

“Estamos bastante precarios con el personal desde hace dos años, pero la empresa dice que está dentro de los ratios. Hay enfermeras y fisios, pero somos las auxiliares las que las 24 horas del día atendemos a los residentes”, insistió la presidenta del comité. Una circunstancia que le hace concluir que “hay residentes de primera y de segunda”, los que ocupan plazas en residencias públicas y los que lo hacen en concertadas, respectivamente. “No puede ser que una empresa con un anclaje tan importante en Vitoria haga caso omiso y sean los propios trabajadores quienes se están preocupando de la calidad asistencial”, denunció por su parte Agote, que apeló tanto a la Diputación como al alcalde de Vitoria, Gorka Urtaran, para que “tomen parte” en la resolución del conflicto. La plantilla, por de pronto, ha hecho llegar una carta a ambas instituciones donde se pone de relieve su situación. “Ya no pueden más”, censuró Agote, en alusión a unas trabajadoras que a falta de un acuerdo sectorial como los que sí existen en las vecinas Bizkaia y Gipuzkoa tienen “el peor convenio de toda la CAV”.

En busca de un convenio. La plantilla de Cáser Alto de Armentia inició hace 14 meses la negociación de un nuevo pacto de empresa. Hasta ahora, sin resultados.

Movilizaciones. Tras la primera protesta de ayer ante la Diputación, los profesionales pararán todos los jueves durante una hora (17.30-18.30) desde el 9 de marzo.