vitoria - La situación económica del Ayuntamiento de Vitoria está lejos de ser boyante, pero Gorka Urtaran ha sido capaz en este primer año y medio de legislatura de estrechar el agujero negro heredado de la pasada legislatura a costa de ahorro, ajustes y venta de patrimonio. Ayer, cuando llegaba al quinto punto de su tradicional rueda de prensa de los viernes, dio la “buena noticia”. El desfase presupuestario de 68 millones de euros que según los cálculos de Tesorería e Intervención General dejó el gobierno de Javier Maroto se ha reducido más de una tercera parte. Ahora, es de 41,8, teniendo en cuenta tanto al Consistorio como a Tuvisa, Amvisa y Ensanche 21. “Y lo hemos conseguido sin descapitalizar las sociedades públicas, cumpliendo el principio de estabilidad y evitando que se nos pueda intervenir”, subrayó el alcalde.

No es algo que se hubiera atrevido a vaticinar en julio de 2015, cuando se encontró con que no había reservas ni para pagar el diesel de los autobuses urbanos en lo que quedaba de año. Por suerte, se encontró la colaboración del PSE y EH Bildu para consensuar el plan económico que ha permitido mejorar la salud financiera de las arcas públicas. “Y he de reconocer que durante 2016 el ritmo de inversiones en el espacio público se ha reducido de forma significativa”, puntualizó Urtaran, a sabiendas de la crítica que siempre le hace el PP de tener la ciudad parada, “pero el esfuerzo realizado para reducir el agujero nos va a permitir recuperar en 2017 la capacidad inversora que ha tenido el Ayuntamiento en anteriores etapas”.

La demostración de que así será está al caer. El alcalde aseguró que el Presupuesto preparado para el año que viene, cuyo borrador presentará en quince días, “va a ser mejor que el de 2016 y nos va a permitir impulsar proyectos que el gobierno ya tiene preparados”. Ahora bien, no por ello relajará la disciplina impuesta para cerrar el boquete. “Todavía seguimos teniendo agujero económico y dificultad para generar ahorro neto. Por ello vamos a seguir siendo muy rigurosos en la gestión económica. Vamos a impulsar los servicios y las inversiones necesarias para garantizar la calidad de vida de las personas, pero a la vez vamos a seguir reduciendo la deuda y el déficit”, subrayó Urtaran.

Se trata de un deber ineludible para el alcalde porque, más allá de la necesidad de solventar el desfase presupuestario heredado de Maroto, el Ayuntamiento sufre un problema estructural que ninguna Corporación se ha decidido a abordar y que se ha hecho especialmente sangrante cuando las vacas han adelgazado. “Esa debilidad es la incapacidad para generar ahorro neto y no puede imputarse a ningún gobierno en concreto sino a la marcha ordinaria de todo el Ayuntamiento”, aclaró Urtaran. Los gastos han ido aumentando a cada curso pero los ingresos no lo han hecho en la misma proporción, descompensando la balanza hasta tal punto que el Interventor ha tenido que dar, con la bocina más grande, la voz de alerta.

“En realidad, hacía tiempo que nos venía advirtiendo de que o reducíamos los gastos o subíamos los ingresos o buscábamos una fórmula mixta”, explicó Urtaran. Su decisión ha sido la tercera alternativa, con el consiguiente cambio de filosofía. El alcalde recordó que desde el año 2008 el Consistorio ha venido completando sus ingresos corrientes con participaciones en las sociedades municipales, transferencias de instituciones o inyecciones por cuestiones puntuales, como las vacaciones fiscales. Operaciones que juntas han sumado en todo este tiempo “282 millones de euros” pero de las que, a su juicio, la ciudad no puede estar dependiendo. El actual gobierno municipal quiere reducir déficit y ganar músculo inversor de una forma más complicada pero más garantista a medio plazo, con los propios recursos del Ayuntamiento. La primera piedra, en año y medio de mandato, ya está puesta.