Vitoria - El bienestar de la población infantil sigue en el foco de la Asociación Alavesa de Epilepsia (AAE), que anteayer celebró en el Hospital Txagorritxu de Gasteiz su novena jornada, centrada en la infancia. Este año, precisamente, este colectivo puso también en el foco durante el Día Mundial de la Epilepsia las necesidades de la población infantil que sufre esta patología, exigiendo la puesta en marcha de un protocolo de actuaciones que favorezca su integración efectiva en el ámbito escolar, que en definitiva se articule una educación participativa integral. Una de sus exigencias fundamentales es que, cuando un niño no pueda alcanzar los objetivos académicos mínimos debido al impacto de la enfermedad, no se le obligue a repetir curso, para que siempre pueda estar acompañado en el aula por los mismos compañeros.

Entre otras cosas, el colectivo de padres de niños con epilepsia pide la adaptación del currículum a las necesidades de cada niño, la definición de apoyos individualizados en caso de que los necesiten, la garantía de una asistencia adecuada si surge una crisis durante el horario escolar, el establecimiento de canales de comunicación específicos entre los colegios, los padres e incluso los especialistas médicos y, lo que es muy importante, la formación sobre epilepsia a los trabajadores del medio escolar. Carmen Trueba, psicóloga de la AAE, puso el foco durante la celebración del último Día Mundial sobre la necesidad de informar sobre la epilepsia “a todos los que estén relacionados con el niño” y de poner en marcha esos currículum “específicos”.

No existe un registro oficial de enfermos, pero teniendo en cuenta la estimación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de que el 1% de la población sufre esta patología, se calcula que 3.200 alaveses la padecen en la actualidad. Si bien es cierto que en un 80% de los casos los chavales que sufren epilepsia llevan una vida absolutamente normal e incluso pueden llegar a tener capacidades intelectuales superiores a la media, la enfermedad también produce pérdida de capacidad cognitiva a numerosos afectados, o retrasos en el aprendizaje si tienen crisis frecuentes y deben pasar largas temporadas en casa. - DNA / Foto: P.C.