En la estrategia de movilidad de Vitoria para esta legislatura, no hay dos sin tres. A la expansión del tranvía hacia el sur y la implantación del BRT en sustitución de la línea periférica de Tuvisa se quiere sumar la puesta en marcha de un servicio de préstamo de bicicletas eléctricas. El propio informe de factibilidad técnica, financiera y legal del bus exprés habla de la propuesta. La idea es sacar a la calle 240, distribuidas a lo largo de quince puntos de recogida y devolución, que van desde el Casco Viejo hasta el polígono de Jundiz y Gamarra.
El objetivo es doble. Por un lado, seguir avanzando en la movilidad más limpia y saludable en la que Vitoria ha sido pionera. Por otro, completar con una alternativa eficaz la red de transporte de la ciudad llegando hasta el último paso de los desplazamientos, los últimos centenares de metros que salvan la parada de autobús, de tranvía o BRT de cualquier puesto de trabajo y de cualquier vivienda, sobre todo si se encuentran en la periferia.
Para repartir los lugares de préstamo se plantea un modelo que ubica los puntos de entrega y recogida a partir de una circunferencia de dos kilómetros de radio, con centro en el Casco Viejo. A ambas orillas de la colina gasteiztarra, norte y sur, hay dos, con la idea de dar servicio a esta área peatonal con pendientes elevadas. Y sin salir de ese círculo inicial, se sitúan otros ocho repartidos por los barrios de Zaramaga, Judimendi, Ensanche, Aretxabaleta, Adurza, San Martín, Txagorritxu y en la zona de la nueva estación de autobuses, siguiendo más o menos el trazado de la línea periférica.
A partir de ahí, sobre esa circunferencia de dos kilómetros de radio con su foco de partida en el corazón vitoriano, se plantean nuevos lugares de préstamo hacia la periferia que distan entre sí de 3,5 a 7 kilómetros. Son seis: en Salburua, en Zabalgana, en Borinbizkarra, en Lakuabizkarra, al final de Gamarra y al inicio del polígono industrial de Jundiz. Con los anteriores, los diez de la Vitoria consolidada, hacen la suma total de dieciséis puntos de préstamo para los que el informe contempla emplear a diez personas.
En cuanto a las bicicletas en sí, el estudio propone modelos con un sistema de carga convencional de 220 vatios, una autonomía de entre 40 y 60 kilómetros -que se reduce a 20 en algunos casos de pendientes pronunciadas-, con capacidad para subir cuestas de hasta el 18%, un peso de en torno a 25 kilos, un sistema de anclaje que sirve a su vez para la transmisión de datos y recarga de baterías, un tamaño que permite el uso a personas que midan desde 1,50 metros hasta 2 gracias a su sillín regulable y con una vida útil de diez años, aunque habrá partes de la bici que habrá que cambiar según su uso. La esperanza media de las baterías se calcula que es de 500 ciclos de carga completa. - DNA