vitoria - Donde hay saca y no pon, pronto se acaba el bolsón. Este continuo desfase entre gastos e ingresos es lo que parece estar pasando a la hucha de las pensiones. Así se la conoce popularmente aunque, su nombre oficial es el del Fondo de Reserva, un colchón de emergencia que se empezó a llenar en el año 2000, cuando se produjo una primera aportación, de 601 millones, para cuando los ingresos presupuestarios (cotizaciones) no dieran de sí para pagar las pensiones públicas.
Ese momento crítico llegó en 2012, cuando se empezó a echar mano de ella, pero este pasado junio vino otro peor: la retirada mayor de su historia, cuando el Gobierno sacó de ella 8.700 millones. Y de seguir a este ritmo, en breve se resquebrajará por completo. “En los últimos cuatro años se han sacado del fondo unos 55.000 euros”, alerta Juan Antonio Armentia, presidente de la asociación alavesa Por una vida digna-Bizitza Duinaren Alde, en alusión a la diferencia entre los ingresos por cotizaciones de la Seguridad Social y el gasto en pensiones que desde 2012 ha provocado que se sacaran 54.151 millones de euros del fondo de reserva. Lo que ha dejado a la hucha temblando.
“En este momento la caja estaría en unos 25.000 millones”, precisa Armentia. Nada que ver con los casi 66.000 millones que este fondo llegó a tener en sus mejores momentos. Es por ello que la duda que queda en el aire es inevitable. ¿Habrá pensiones en el futuro? Una cuestión , que precisamente, es la que tratará de responder la primera charla que la agrupación que preside Armentia, junto con la Fundación Vital, y el Instituto Foral de Bienestar Social, organiza para hoy a las 19.00 horas y que impartirá la catedrática emérita de Economía Aplicada de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), Miren Etxezarreta, en la gasteiztarra Sala Luis de Ajuria.
movilizarse o pagar “La pregunta se tiene que contestar positivamente, si los futuros pensionistas y los actuales, nos movilizamos porque de lo contrario, nos tenemos que mover en planes privados de pensiones”, explica el máximo responsable de Por una vida digna. Pero recurrir a esta vía de financiación, cuando uno esté retirado de la vida laboral, también se antoja complicado. “¿De dónde ahorramos, si el 50% de los contratos tiene una duración de menos de un mes en Euskadi, un porcentaje que en el resto del Estado es del 60%”, cuestiona Armentia. A esta precariedad laboral en la duración de los contratos se unen los bajos salarios y el alto número de los desempleados que no cotizan. “Un 22% de los trabajadores asalariados españoles gana menos de 300 euros al mes y un 35% de ellos cobra menos que el Salario Mínimo Interprofesional (SMI), (estimado éste en 655.20 euros al mes)”.
El resultado es claro. De seguir con esta tendencia, no da para pagar las pensiones. Y eso que, como recuerda Armentia, el artículo 50 de la Constitución dice que los poderes públicos garantizarán unas pensiones “adecuadas y periódicamente actualizadas” para asegurar la suficiencia económica durante la tercera edad. Pero ello no siempre se consigue. Por ejemplo, las retribuciones públicas llevan tiempo sin subir más del 0,25% estipulado desde la Ley 23/2013, reguladora del Factor de Sostenibilidad y del Índice de Revalorización del Sistema de Pensiones de la Seguridad Social. “Desde esa ley, impulsada por el Partido Popular, se ha privado a los pensionistas de mantener su poder adquisitivo”. Porque aunque éstas se eleven, lo hacen al mínimo legal, y, para más inri, sin hacerlo a la par que el nivel de vida o, lo que es lo mismo: al Índice de Precios de Consumo (IPC), mucho más al alza que el de los subsidios.
Aún así, Armentia tiene claro cómo poner fin al derribo del sistema público de pensiones. “Lo que defendemos es que no tiene que estar formada exclusivamente con fondos de las cotizaciones de los empleados. Las pensiones deberían sostenerse con ingresos públicos (impuestos), como el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF) o el de Sociedades, que se cotiza bajísimo, y con un sistema más progresivo, porque el actual es desigual”, propone.
Conoce la Carpeta de la Salud será la segunda y última de las ponencias que también tendrá lugar en la vitoriana Sala Luis de Ajuria programada nuevamente tanto por la agrupación gasteiztarra Por una vida digna-Bizitza Duinaren Alde como por la Fundación Vital y el Instituto Foral de Bienestar Social. El lunes día 24, a las 19.00 horas, los médicos del programa Osarean de Osakidetza Antonio de Blas y Dabi Santano departirán sobre esta útil herramienta que permite acceder a todo el historial de salud del paciente, a través de unas claves, pero que actualmente solamente es conocida por el 3% de la población.