vitoria - Lo que hace un año y medio era poco más que un sueño se convertirá mañana en realidad. Será entonces cuando los meses de trabajo y esfuerzo den sus frutos en el momento en que la motocicleta que este grupo de universitarios alaveses ha construido desde cero queme rueda en el asfalto del circuito de Alcañiz.

El mismo escenario que dos semanas atrás acogió un nuevo triunfo de Marc Márquez en el GP de Aragón recibirá mañana a los 52 equipos que formarán parte de la cuarta edición de Motostudent, una competición internacional en la que participan universidades de todo el mundo. Y una de ellas será, por primera vez, una representación del campus de Vitoria de la UPV. Chicos y chicas de la escuela de ingeniería que en junio del pasado año iniciaron un largo camino para levantar de la nada VG Motorsport, el equipo con el que mañana disputarán una carrera universitaria de motociclismo que desde el pasado jueves reúne en Teruel a alrededor de mil estudiantes de países como Brasil, República Checa, Grecia, Italia, Portugal, Hungría, Croacia o Polonia.

“Ha sido todo más difícil de lo que pensábamos, pero estamos satisfechos con el resultado”, relatan a DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA Xabi Domínguez, Iñaki Aguillo, Ander Lauzurica, Daniel Ráez, Jose Miguel Lazkano, Arkaitz Retes y Nerea de Miguel, la única chica de un grupo de estudiantes que han contado con el apoyo del profesor Karle Olalde y el asesoramiento técnico de Ganeko Sánchez, en cuyo taller han sudado gasolina durante los últimos días para tener a punto la motocicleta, de 250 centímetros cúbicos, que han forjado prácticamente desde cero porque los equipos sólo recibieron inicialmente el motor, de una Honda CBR250R, y las ruedas. A los mandos de la moto, de chasis verde en honor a la Vitoria Green Capital, estará el piloto Aritz Durán. Todo con un presupuesto inicial de 10.000 euros y el apoyo económico y logístico de la Universidad del País Vasco, que abonó la inscripción para participar y les ha cedido un aula -un antiguo laboratorio de la escuela- para poder diseñar y desarrollar la motocicleta.

Tras meses de trabajo previo en AutoCad, el programa informático de diseño y modelado, la fase de fabricación de las primeras piezas arrancó en marzo con el chasis tubular, para cuyos tubos alcanzaron un acuerdo con una empresa vitoriana, que les cedió material sobrante.

“Después de buscar dinero y patrocinadores y asumir que muy pocas empresas estaban dispuestas a poner dinero, le dimos una vuelta a la estrategia y empezamos a llegar a acuerdos, como fabricarnos alguna pieza a cambio de una pegatina en la moto”, explica Xabi Domínguez, que en los últimos días ha cambiado horas de sueño y descanso por estrés y esfuerzo a destajo para tener la moto a punto para la carrera.

En realidad, aunque la prueba como tal no tendrá lugar hasta mañana, la competición dio comienzo el pasado jueves, pues el campeón de la cuarta edición de Motostudent no se dirimirá únicamente por los resultados de la línea de meta.

fabricación Por un lado, se concederá un reconocimiento expreso al equipo que mejor haya llevado a cabo la fase de desarrollo de la moto, para la que además debían elaborar un plan de trabajo para la fabricación en serie de 300 unidades. Así, los premios al mejor diseño, la mejor innovación y el mejor proyecto industrial se entregarán hoy mismo, a la espera de que mañana las escuderías universitarias arranquen los motores para discernir cuál es la moto más rápida.

“Es difícil saber qué posibilidades tenemos en la carrera, pero en las pruebas que hemos hecho durante las últimas semanas las cosas han salido bien. El piloto está cómodo con la moto y va rápido, así que todo puede pasar”, confía Domínguez, que junto a sus compañeros se ha trasladado en varias ocasiones al circuito navarro de Los Arcos para probar la motocicleta creada con sus propias manos.

La idea de lanzarse a la piscina y participar en Motostudent surgió, en realidad, en Elche, donde uno de ellos conoció la escudería que habían formado unos universitarios de la capital ilicitana. Pero cuando se pusieron manos a la obra se toparon con un problema. Todos sabían mucho de mecánica y de electrónica, pero no tanto de cómo crear desde cero un pequeño proyecto empresarial, búsqueda de financiación incluida.

“Ninguno de nosotros había hecho nunca nada parecido. Pensábamos, por ejemplo, que construir el chasis con los tubos sería sencillo, pero no lo fue. Cuando nos empezamos a mover con las instituciones pensábamos que nos echarían una mano, pero con alguna nos llegamos a reunir tres veces y nada. A cambio la Universidad se ha portado genial, algunas empresas nos han apoyado con pequeñas cosas y con el asesoramiento de Ganeko y la ayuda de Aritz, el piloto, hemos sacado adelante el proyecto”, señala.

Estudiantes de último curso de ingeniería mecánica y electrónica en su mayoría, además de un representante de administración y dirección de empresas, todos esperan que esta primera experiencia vitoriana en Motostudent -que se celebra cada dos años- sea sólo el pistoletazo de salida a futuras participaciones con nuevos estudiantes del campus de la UPV de Vitoria, como sucede con los de Bilbao y Donosti. Con el motor de la Honda de VG Motorsport rugiendo ya en Alcañiz, este grupo de estudiantes cuenta las horas para que su moto mida fuerzas con los proyectos de compañeros de medio mundo. La suerte está echada.