agurain - La Feria de Salvatierra-Agurain es la más antigua de las que se celebran en Euskadi. No en vano cuenta con una tradición de 621 años, que comienza en el siglo XIV. En los anales de la historia se recoge un documento de 29 de mayo de 1398 confirmando el privilegio dado el 20 de enero de 1395 por Enrique III a la villa para que tuviera su feria anual en octubre. Desde entonces, esta cita ha ido cambiando con los tiempos y se ha asentado en el calendario el primer martes después del primer domingo de octubre como una exposición y feria de ganado y maquinaria agrícola y como excusa año tras año para el encuentro de artesanos de todas las ramas posibles. Con ello, los visitantes tienen la oportunidad de adquirir desde quesos, hasta dulces pasando por embutidos caseros y todo tipo de productos agrícolas. Es por ello una cita ineludible para cualquier persona que quiera conocer el estado de la cabaña ganadera y del sector gastronómico-artesanal.
Pero hasta llegar a estas fechas ha llovido mucho. De hecho, hay que remontarse hasta 1256 cuando Alfonso X de Castilla fundó la villa de Salvatierra sobre la pequeña aldea de Agurahin concediéndole como ley elemental un Fuero. Éste permitía a la localidad la celebración de un mercado semanal los martes. Tan sólo siglo y medio después, en 1395, Enrique III concedió a la villa el Privilegio de Feria, “destinado al comercio de excedentes agropecuarios y el abastecimiento de productos manufacturados”. Desde entonces han pasado más de 600 años, y Agurain sigue siendo un referente en todo el País Vasco y en las provincias limítrofes en materia de ferias de ganado.
Sin perder de vista el hilo histórico, éste se remonta al señor don Pero, conocido como el Canciller Ayala. Fue él quien solicitó al rey en 1395 el privilegio para celebrar una feria anual. Era una buena manera de congraciarse con sus nuevos vasallos -quienes tenían aún fresco el recuerdo de su dependencia directa de la corona- pero, sobre todo, de obtener pingües beneficios a través de los tributos que en virtud de su señorío tenía derecho a cobrar con la cita ganadera.
En un principio se permitió celebrar la feria durante seis días en octubre, pero en 1397, dado que en esas fechas había ferias en Navarra, se trasladó la fecha al primer domingo de septiembre. Entonces, la cita aguraindarra, como otras de su época, tenía una doble finalidad. Por una parte, surtir a los habitantes de manufacturas artesanales, tejidos, herramientas y menaje, así como de alimentos que no se producían en la comarca. Por otra, contratar la venta de los excedentes agrícolas y ganaderos. Ahí entraba en juego la figura del tratante, que adquirió protagonismo en la feria cuando ésta se especializó en la ganadería, particularmente, en la caballar.
A partir de entonces la feria se ha llevado a cabo regularmente, con algunas excepciones. En los años 1874 y 1875 se suspendió debido a la sublevación carlista. En 1885 se trasladó al 3 y al 6 de noviembre a causa de una epidemia de cólera. En el año 1911 no se celebró a causa de la glosopeda que afectó a todos los animales. En 1918 tampoco tuvo lugar. En aquella ocasión debido a una epidemia gripal que azotó a toda Europa. En 1936 las autoridades franquistas prohibieron las ferias en Álava.
En cualquier caso, durante la feria se vendía el grano y las manufacturas en la plaza de San Juan y el ganado en la de Santa María. Por ello, en 1912, en vista del aumento de cabezas de ganado que acudían, se inauguró una plaza para las reses entre la plaza de Santa María y el portal de La Madura, más o menos donde ahora está la plaza de Simón Martínez Abad. No en vano, durante el siglo XX, la cita adquirió renombre por el ganado mular y caballar, convirtiéndose en una de las más importantes en el Estado. De hecho, llegaban muchos compradores de fuera de Euskal Herria, principalmente, desde Asturias, Santander, Zamora, Burgos, Aragón y, sobre todo, Valencia. Sin embargo, actualmente, al haber desaparecido la utilización de los animales en actividades agrícolas, la presencia de estos tratantes es mucho menor. Este hecho ha provocado que ahora la feria sólo se celebre los martes. Además, en los últimos años se ha perdido en parte su función de compra-venta, y ha adquirido más un carácter de exhibición. Además, desde el año 1970 se lleva a cabo la exposición y venta de maquinaria agrícola y vehículos a motor.
Fiestas del rosario De una manera o de otra, la feria es el punto central de las Fiestas de la Virgen del Rosario, que en 1853 se instituyeron como patronales del municipio, precisamente para atraer visitantes a la convocatoria ganadera. Hasta entonces no había fiestas municipales. El 24 de junio eran las fiestas del barrio de San Juan y el 15 de agosto las del de Santa María, pero no había una fiesta común para toda la villa.
Al principio las fiestas se conocieron como Feria de Octubre, pero después comenzaron a llamarse Ferias y Fiestas del Rosario. En el año 1870 se decidió que, con el fin de atraer a más personas a la villa, era necesario dar a la feria un carácter más festivo. Así, los festejos comenzaban con la Procesión del Santísimo Rosario el domingo por la tarde, costumbre que ha desaparecido recientemente. El lunes y el miércoles por la tarde se realizaban espectáculos taurinos en la plaza de Santa María. El martes era día dedicado al concurso de ganado, y por la noche se quemaban colecciones de fuegos artificiales. Además, estos cuatro días de feria se amenizaban con música de txistularis, gaiteros, txarangas y orquestas. Por la noche tenían lugar los bailables en las plazas. Otro evento importante eran los partidos de pelota, que aún se celebran los martes por la tarde. También se siguen celebrando, como entonces, competiciones de deporte rural.
Está claro que la feria ha cambiado mucho a lo largo de los años. Pese a que se mantiene como el primer acto de las fiestas, su carácter comercial ha dado paso a la mera exhibición de animales. Atrás quedan los años en los que los tratos se realizaban en la propia plaza. Hoy en día se comprueba el género y las negociaciones se llevan en casa de los propios ganaderos. Aparte, la importancia de la feria hizo que a su alrededor se añadiese actividades festivas, entre las que destaca de forma especial el Concurso de quesos de pastor -puntuable para el de Euskal Herria-, los concursos de ganado o los partidos de pelota.
En Agurain, tradicionalmente, los tratantes acudían ataviados con blusas negras y sus acuerdos eran verbales, permaneciendo sus manos enlazadas mientras se celebraba el trato. Actualmente, los pactos son realizados posteriormente en la propia explotación ganadera de quien presenta el ganado, considerándose por tanto la feria como un escaparate inigualable.
En la actualidad, el Martes de Ferias es el día preferido de las fiestas para muchos aguraindarras y, desde luego, para los visitantes. Puede sorprender que esta predilección sea mayoritaria entre los jóvenes. Sin embargo, una de las particularidades del carácter aguraindarra reside en saber hacer una síntesis armoniosa entre lo antiguo y lo nuevo. Los aguraindarras han sabido siempre adentrarse en la modernidad sin renunciar a las tradiciones, adaptándolas a los nuevos tiempos sin perder su esencia.
Como en todo evento que se precie, la feria de Agurain también cuenta con anécdotas como aquella que recogen los libros y que cuenta que hasta la localidad llegó un gitano que pidió precio por una yegua preguntando cuánto valía tal y como estaba. El vendedor estableció un precio y un apretón de manos dio por cerrado el trato. Sin embargo, el gitano quiso llevarse una potra que estaba sujetada al rabo de la yegua porque en su contrato se especificaba que el animal era suyo “tal y como estaba”.
La Feria de Agurain de 2016 mantendrá todas las características de los años pasados, incluida la del número de cabezas que podrán ser admiradas por los visitantes -más de 200 de ganado vacuno, ovino, equino, caprino y porcino-, lo cual se ha logrado, a pesar de la actual época de crisis, gracias al esfuerzo conjunto tanto de ganaderos como del resto de participantes de la feria, como del propio Ayuntamiento, para abaratar costos, manteniendo el mismo nivel de calidad y siendo un referente en todo el País Vasco y provincias limítrofes.