agurain - Euskadi en general y Álava en particular cuentan entre sus vecinos con un número notable de centenarios, que con el tiempo han pasado de conformar un grupo excepcional a convertirse en una familia mucho más numerosa. Según los últimos datos hechos públicos por el Instituto Vasco de Estadística (Eustat), las personas mayores de 100 años residentes en la CAV pasaron de ser 299 a 593 entre los años 2005 y 2015, lo que supuso prácticamente doblar la cifra de centenarios en sólo una década. Las personas que cumplen la centena son cada vez más y en muchos casos logran vivir en buenas condiciones gracias a las mejoras médicas, pero también está fuera de toda duda que no todos los días se alcanzan los tres dígitos de edad y que hacerlo es un motivo más que justificado para hacer una fiesta.
Y así, al pie de la letra, se lo tomaron durante la mañana de ayer en la residencia de personas mayores Sallurtegi de Agurain, que celebró el centenario no sólo de una, sino de dos de sus residentes, Damiana Salinas y Sofía Ruiz de Arbulo. El geriátrico ubicado en el municipio de la Llanada, como sucede cada 30 días con motivo de su fiesta mensual de cumpleaños, se vistió de gala para homenajear a estas dos ilustres habitantes, que evidentemente tuvieron una mención especial por su longevidad. Damiana Salinas Balsategui, la mayor de las dos, nació en Alangua el 27 de septiembre de 1916, por lo que llegó al centenario este pasado martes. Sofía Ruiz de Arbulo Díaz de Aránguiz, natural de Galarreta, cumplirá los 100 mañana, por lo que la celebración tuvo lugar en una fecha situada en medio del aniversario de una y de otra. Poco importó este hecho en la fiesta celebrada en Sallurtegi, a la que también quisieron asistir la diputada foral de Políticas Sociales, Beatriz Artolazabal, y el gerente del Instituto Foral de Bienestar Social (IFBS), José Luis Alonso Quilchano.
Las actividades programadas para homenajear a Damiana y Sofía arrancaron a eso de las 11.30 horas. No faltaron la animación musical a cargo de un Dj y un lunch elaborado en la cocina del centro, al que asistieron familiares, voluntarias de la Asociación de Mujeres Sallurtegi, compañeros, compañeras y trabajadores y trabajadores de la residencia, así como la propia Artolazabal, que acudió un poco más tarde a la celebración -cuando finalizó el Pleno de las Juntas- y Alonso Quilchano. El gerente del IFBS entregó a las centenarias sendos pañuelos bordados como obsequio de la Diputación.