vitoria - Al que le haya tocado convertirse en víctima de los carteristas durante las pasadas fiestas de Vitoria no estará demasiado satisfecho con esta afirmación, pero lo cierto es que Gasteiz, durante La Blanca, ha sido “una ciudad segura”. Lo confirma el subcomisario de Gestión, Planificación y Calidad de la Policía Local, Kepa Solla. “En líneas generales, Vitoria, durante las fiestas, ha sido una ciudad tranquila, incluso yo diría que una ciudad segura”, afirma. Los delitos “graves”, como pueden ser los robos en domicilios o los atracos con violencia e intimidación, han descendido y sólo los considerados “menores” han experimentado un comportamiento “dispar”. Las conductas incívicas, tales como provocar daños en vehículos, en mobiliario urbano o en propiedades particulares, han aumentado ligeramente. Por contra, ha descendido el número de teléfonos móviles sustraídos y el hurto en el interior de vehículos, mientras que ha crecido el de carteras birladas. La cifra de bicicletas robadas también ha sido ligeramente superior al registrado a lo largo de la anterior edición de La Blanca.
Según Solla, no puede ni debe hablarse de “puntos negros” a temer dentro del mapa festivo. Más bien hay que tener cuidado con los actos multitudinarios, ya que los mayores volúmenes de robos de carteras han coincidido con todos aquellos eventos que suponían aglomeración. “Todas las zonas de la ciudad reciben el mismo tratamiento por nuestra parte. No ha habido unas zonas más peligrosas que otras. Hay determinados actos, como la bajada de Celedón, la ida a los toros, alguna verbena o algún concierto en los que el espacio personal se reduce mucho, la gente está muy apelotonada, se produce un mayor contacto físico y existe un mayor riesgo de que nos roben la cartera”, sostiene.
Estas sustracciones se producen por descuido, “porque dejamos el bolso abierto”, o bien porque colocamos nuestros objetos de valor en puntos “de fácil acceso” para los carteristas, también conocidos como piqueros.
La aglomeración, concentrada durante estos días en diversos puntos del recinto festivo tales como Postas, Dato, San Prudencio, plaza de la Virgen Blanca, Cuchillería y Zapatería, han sido, en momentos puntuales, el caladero perfecto para que los carteristas desempeñaran su labor.
No sólo la celebración de eventos mayores atrae a los piqueros como la luz a las polillas. También el flujo natural de las personas, movidas a lo largo y ancho de las diferentes zonas de ocio de la ciudad, marca las mareas de los robos. Así, el hurto de carteras aumenta en la Cuchillería y Pintorería durante los primeros compases de la noche, mientras que en Zapatería el pico de robos tiene lugar en las horas más cercanas al alba. Las plazas de la Virgen Blanca y de España han vivido sus momentos de mayor delincuencia entre las 22.00 y las 00.00 horas. Lógicamente, los días 4 y 5 de agosto han constituido una excepción y han sido las horas centrales de cada jornada las más movidas en lo que a hurtos atañe.
No hay una metodología concreta a la hora de lanzarse a por los bolsillos ajenos. “El piquero mete los dedos tranquilamente y nos quita la cartera. Uno de los consejos que hemos dado es que cuando uno acude a ciertos eventos, como la bajada de Celedón, igual la cartera donde mejor está es en casa”, advierte. En cuanto al dinero, Solla recomienda repartirlo por varios puntos estratégicos de la vestimenta. “Así, si nos roban, no nos lo quitarán todo”, ilustra. Y nada de portar el billetero en el bolsillo trasero de los vaqueros o en el frontal de la camisa, “que es donde curiosamente desaparece más fácilmente”.
distracciones calculadas Un recurso, que no técnica, de robo empleado por los piqueros, consiste en generar incomodidad en la víctima. “Le prestas más atención al empujón que te están dando que a la cartera. Es lo que se conoce como atención diferida. Cuando no nos centramos en lo importante porque nos está molestando, o porque huele mal, o porque nos está calentando la oreja hablando a gritos justo a nuestro lado... Dejamos de prestar atención a la billetera”, señala.
En cuanto a víctimas, no caben perfiles. “A todos nos pueden robar”, reconoce. Pero el panorama cambia cuando hablamos de ladrones. “Hemos oído hablar de un grupo de personas con acento extremeño que, según se comenta, han estado robando carteras y móviles durante las fiestas. Al parecer, también han puesto en práctica algunos pequeños timos”, explica. No obstante, su localización resulta mucho más compleja de lo que pudiera pensarse en un primer momento ya que, al tratarse de grupos itinerantes, ya han desplazado su eje de acción posiblemente hasta Donostia y, posteriormente, a buen seguro que dirijan sus pasos hacia Bilbao. - DNA / Fotos: J. R. Gómez
Ciudad solidaria. La oficina de objetos perdidos de la Policía Local devuelve con rapidez cuanto llega a sus estantes. La labor de la Policía Judicial ha permitido restituir 51 de las 74 carteras recogidas. También se han devuelto 42 de los 87 documentos encontrados, dos bolsos, una mochila y dos teléfonos móviles cuyos titulares fueron localizados gracias a los IMEI. Incluso un ciudadano entregó a la Policía Local dinero en metálico. “Se lo podía haber quedado, pero lo entregó. Por detalles como estos estoy orgulloso de vivir en esta ciudad”, asegura Solla.