Santa cruz de campezo - En los próximos meses se pondrá en marcha en Montaña Alavesa un nuevo Plan de Desarrollo Rural, un documento de trabajo muy ambicioso que ha hecho evolucionar al anterior y que se ha marcado líneas muy concretas de trabajo desde el consenso y el acuerdo de todas las instituciones, entidades y personas que podían aportar ideas. El documento se ha gestado desde la Asociación de Desarrollo Rural (ADR) Izki, que tiene su sede en Bernedo y desde donde Óscar Martínez y Cristina Quintana, con el apoyo de Hazi y la colaboración de una potente junta directiva, tratan de crear futuro para la comarca.

Hace unas semanas se ultimaba el nuevo Plan de Desarrollo Rural (PDR) y a partir de ese documento se han creado cuatro comisiones de trabajo en función de los tres objetivos propuestos en el texto: diversificación-producción agraria, incluida la comercialización; calidad de vida, que busca el asentamiento de la población proponiendo mejoras de servicios y de las vías de comunicación; y la de actividad económica que se ha partido en dos. Por un lado la actividad económica propia (empresas, polígonos industriales, empleo, autoempleo y pequeñas actividades de negocio). La otra atiende a las posibilidades del turismo, que “es un sector grandísimo por desarrollar, especialmente de turismo de naturaleza”, explican los técnicos. Esta distribución de tareas es común para las 18 comarcas de Euskadi y con el asesoramiento de Hazi -de la técnica responsable en esta comarca, Itziar Agirre- hace unos días se comenzó a planificar una reunión conjunta de las cuatro comisiones para dar a conocer quiénes van a ser los responsables de cada una de ellas, que son miembros de la junta directiva de la ADR Izki, y en las que tanto Cristina Quintana como el gerente de la ADR, Óscar Martínez, prestarán todo su apoyo.

La razón de asignar responsables es algo operativo, ya que el Plan de Desarrollo Rural lo tiene que gestionar y dinamizar la junta directiva de la ADR. Desde ahí se gestionará posteriormente cada tema, cada proyecto con la institución correspondiente: la Diputación, el Gobierno Vasco... “Hay que ir a la puerta oportuna de cada institución para decir éstas son nuestras necesidades y esto es lo que nos hace falta”. No en vano, un trabajo tan complejo como es el reparto de competencias propias de las instituciones entre el gobierno foral y el autonómico necesita mucha coordinación interna.

Y es que no hay un centro institucional que actúe como interlocutor único. Hasta el año 1989 lo que era política de montaña era casi exclusivamente de la Diputación. Por entonces el ejecutivo autonómico comenzó con la política de desarrollo rural y se pusieron en marcha los programas operativos 5b, Leader? “En esta comarca se han desarrollado todos”, relata Óscar Martínez. “Al principios paramos un poco lo que era el despoblamiento, estuvimos unos años frenados, pero teníamos una pirámide de población muy envejecida, con mucha gente mayor que ha ido falleciendo. En Bernedo es una pasada lo que ha bajado de población. Y no hay nacimientos. Han venido algunas parejas jóvenes, pero el ritmo de nacimientos es muy lento”.

Un puñado de empresas Es como una pescadilla que se muerde la cola. Aumenta la población si hay empresas y puestos de trabajo. Por eso, en la zona tocan madera y ponen el ejemplo de Biomendi, “una empresa que va tirando muy bien y en la que la mayoría de la plantilla está conformada por mujeres”. Otra hay en Urarte; Gámiz, en Santa Cruz de Campezo, que pasó un bajón importante al comienzo de la crisis y que ahora ha remontado muy bien; en Maeztu se encuentra Envases Vicmar, y en Valle de Arana, Talcer, que también sufrieron la crisis de manera muy profunda y que ahora vuelven a trabajar muy bien. Alguna más hay, pero cuando alguna “tose” el temor cunde en la comarca de Montaña Alavesa.

En cuanto al turismo, en la comarca es un asunto “peliagudo”, porque se tiene que desarrollar en base al turismo de naturaleza. Hace 4 ó 5 años “comenzamos a reactivar el turismo de nuevo metiéndonos en las nuevas tecnologías y con el nombre de Izki Natural, porque con el nombre de Montaña Alavesa no se conocía. Creamos una web y la Cuadrilla hizo otro tanto. Y ahora sí que nos llegan muchas consultas”, aseguran los responsables de la Asociación de Desarrollo, pero lamentan “la falta de empuje de la iniciativa privada”.

La historia es que “la iniciativa privada está un poco parada, actúa con cuentagotas. Empezamos a tener preguntas, consultas sobre nuevas iniciativas. Pero aquí no se trata de que falte respaldo institucional. Lo que hay es miedo, incertidumbre y poca apuesta de la iniciativa privada”. Lo poco que se ha hecho en la comarca ha sido gracias a la iniciativa pública, explican los responsables de Izki. Ahí está el campo de golf, el Centro de Antoñana de Interpretación de la Vía Verde, “que está hecho un Cristo”. Otras iniciativas públicas son el albergue de Bernedo, las viejas escuelas, “que se ceden a iniciativas privadas y esos gestores privados invierten poco en ello. Al final lo usan y no se juegan nada de su bolsillo y en el momento que encuentran algo mejor o se cansan, lo dejan”. Por ejemplo, el centro más bonito y emblemático de Santa Cruz de Campezo: la ermita de Ibérnalo. “Aquello se restauró, pero pasan manos y manos y ?”

A esta situación se añaden otras carencias. “Hay un montón de detalles”, apostilla Quintana, “que hacen que sea difícil llegar a esta zona”, como son las vías de comunicación. Otra es la falta de banda ancha (y servicios, apunta Martínez), “y hasta que eso no lo tengamos bien lo que hay son sólo proyectos”. Además, la infraestructura hostelera también guarda sombras. “Otro problema es dónde cenar. La hostelería en invierno a las seis-siete de la tarde cierra, porque no hay gente.

Ambos desgranan proyectos en marcha, porque “es una pena porque en la comarca surgen muchas iniciativas”. El bar de Vírgala, uno típico de gasolinera cuando había más tráfico de camiones, está pensando en habilitar la planta superior para ofrecérsela a los turistas; en Maeztu están los establecimientos Izki y Los Roturos; en Santa Cruz de Campezo ahora se va a abrir un restaurante. “Ésta es la gente que más nos gusta. Gente que hunde sus raíces en la zona y que vuelven para crear iniciativas con futuro en la comarca”. En el Valle de Arana una mujer compró la casa del cura para convertirla en albergue del Camino Ignaciano. En Campezo también hay tanteos para crear otro albergue. En Bernedo la alcaldesa gestiona sus apartamentos y hay algún proyecto de casa rural gestionándose. En Lagrán también hay una casa a punto de abrirse. Peñacerrada está esperando, aunque su caso es significativo. “Es curioso, pero cuando elaboramos los planes de Desarrollo Rural, la renta más alta de la comarca es Peñacerrada y nos extrañaba porque apenas tiene actividad económica. La clave es que la gente va y viene, se está convirtiendo en una ciudad-dormitorio. Y eso no es bueno para el medio rural”, apuntan ambos.

Finalmente, en el campo de golf, además de la gente que practica ese deporte, se nota muchísimo la presencia de montañeros y de bicicleteros. “Así que hemos logrado que una empresa haga observatorios ornitológicos, unas instalaciones que están en crecimiento mundial. De momento se harán tres observatorios dentro del golf y una empresa privada hará las gestiones para atraer gente”.

En definitiva, sueños e ilusiones que una vez que haya transcurrido el mes de agosto se retomarán para que el nuevo PDR, planificado hasta el año 2020, dé el empujón definitivo al desarrollo de la comarca.