La fiesta estalló en Iruña a las 12.00 horas en punto, como dicta la tradición jaranera por excelencia. Fue entonces cuando el txupinazo que anuncia el comienzo de San Fermín alcanzó el cielo de la capital navarra desde el balcón del Ayuntamiento. Sin embargo, la celebración se adelantó media hora a 70 kilómetros, en Agurain.
Los residentes y el equipo de trabajadores de la residencia de ancianos Sallurtegui, en la localidad arabarra, se anudaron el pañuelo rojo al cuello y emularon la fiesta navarra más internacional. La idea de reproducir unas fiestas de tal calado, pero a pequeña escala, surgió hace ya unos años. Y tuvo tanto éxito que los impulsores de esta iniciativa y los usuarios del centro ubicado en la calle Lapurdi del barrio Harresi no dudan en repetir año tras año su ímpetu festivo. “Llevamos unos seis años celebrándolo y cada año es mejor”, explicaron Josune y Karmele, dos de las organizadoras de un evento que poco o nada tiene que envidiar al que atesta las calles de la ciudad navarra de todo tipo de personas y personajes.
El recinto geriátrico se llenó de música, jolgorio y buen ambiente. Incluso, con el encierro. No faltó de nada. No fue tan madrugador como los de Iruña, pero no faltaron sus ingredientes principales. Vestimenta impoluta, el cántico protector al patrón y, cómo no, el toro. Con la música del pasodoble de fondo comenzó la carrera. Los mozos, el toro, los cabestros y, por supuesto, el público que jaleaba las carreras.
Una fiesta que sirve para dar un poco de color y animar a los residentes. “Sólo con ver las caras de satisfacción que ponen cuando les sacamos a bailar ya es una recompensa para nosotras”, explicaba Karmele, miembro del grupo de voluntarias que mensualmente acuden a recinto para animar a los ancianos con la celebración de cumpleaños o la organización de fiestas como la bajada de Celedón, Carnavales o la llegada de los Reyes Magos.
La residencia, de ámbito provincial, está gestionada por el Instituto Foral de Bienestar Social (IFBS) y cuenta con un total de 41 plazas disponibles. Actividades como las de ayer hacen más amena la estancia y llevan a la memoria recuerdos ya olvidados.