vitoria - Pedían cinco años de cárcel, pero finalmente la Sección Segunda de la Audiencia Provincial ha decidido castigar con siete años y un día de prisión al individuo que abusó sexualmente en repetidas ocasiones de su nieta, de tan solo tres años de edad cuando ambos compartían domicilio en Vitoria. Además, los jueces establecen que el procesado no podrá aproximarse a menos de 500 metros de la víctima, de su domicilio o de cualquier otro lugar frecuentado por la menor durante un periodo de 17 años. A lo largo de este tiempo tampoco podrá ponerse en contacto por ningún medio con ella y, finalmente, deberá indemnizarla con 20.000 euros por los perjuicios morales que le ocasionaron sus agresiones.
Los hechos juzgados se produjeron en 2010, cuando el acusado contaba con 65 años de edad y convivía en su domicilio de Vitoria con su esposa y sus tres nietos, dos niños de 9 y 7 años y una niña de 3 años. El padre de los niños e hijo del procesado había delegado el cuidado de los menores en sus abuelos paternos, que se prolongó hasta el 28 de enero de 2011, fecha en la que el Consejo del Menor, dependiente de la Diputación Foral de Álava, se hizo cargo de su tutela previa declaración de desamparo de los niños.
El hombre, “con ánimo libidinoso y con intención de dar satisfacción a sus deseos sexuales” -tal y como consta en el atestado-, “atentaba contra la indemnidad sexual de la niña de diferentes formas”. Aprovechando que su nieta se quedaba a solas con él, “estando la menor tumbada en la cama le bajaba los pantalones del pijama y la ropa interior, tocándole y chupándole la zona genital”. El condenado llegó a “penetrarle vaginal y analmente mediante la introducción de los dedos, bien en la vagina de la niña, desoyendo las quejas de ésta de que le hacía daño en la pocheta, bien en el ano de la menor”. Después de que se dieran estas situaciones, el abuelo le pedía a la niña “que no dijera nada a nadie y que guardara el secreto”.
Según precisan los jueces, el acusado, en el momento de la comisión de estos hechos, gozaba de unas facultades tales que le permitían entender sus actos “conociendo la elemental moralidad de los actos que realizaba”. La menor, por su parte, no evidenciaba alteraciones relevantes, con ausencia de síntomas de daño psicológico, si bien el atestado recoge que resulta imposible determinar posibles repercusiones futuras. - A.B. / Foto: J.Chavarri