La moda forma parte del día a día más cotidiano. Al fin y al cabo todos los días hay que abrir el armario para vestirse. Pero más allá del aspecto estético o funcional, el sector textil tiene un peso muy importante en la aceleración del cambio climático -es la segunda industria que más contamina después de la petrolífera- y está marcado por realidades como la explotación laboral o por fenómenos como el fast fashion que incita a consumir de un modo rápido y barato. Es el lado oscuro de una industria donde también hay sitio para las buenas prácticas y el consumo responsable. El sector de la moda está cambiando de la mano de nuevas firmas que están convencidas de que otra moda es posible. Un modelo que camina hacia la sostenibilidad con consignas como la conservación del medio ambiente, la preservación de los recursos, el cumplimiento de normas de respeto a los derechos laborales o la colaboración con artesanos de sus lugares de origen. Un proceso en el que el consumidor también tiene mucho que decir y de hecho lo está haciendo, porque cada vez son más las personas que se lo piensan dos veces a la hora de comprar una prenda y se preguntan por su origen, quién la ha hecho, los materiales con las que se ha fabricado, en qué condiciones, etc.
Firmas con sello gasteiztarra como ¡Ánimo, valiente! de la artista Succubus y 34 Costuras de Zuriñe Aspe son parte activa de este cambio. Su última colaboración les ha situado como la mejor colección exhibida en el XXII Encuentro de Nuevos Creadores de la Pasarela Gasteiz On. Y aunque albergan trayectorias diferentes comparten una visión comprometida de la moda con varios puntos en común: la convicción de estar realizando un producto único, artesano de principio a fin y ante todo, diseñado y confeccionado para durar.
Tal y como explica su fundadora, la vitoriana Zuriñe Aspe, 34 Costuras nació hace dos años a raíz de un cúmulo de circunstancias. Una amiga que le pide un tocado para una boda, un trabajo con mucho estrés y la posibilidad de cumplir un sueño que le ha acompañado desde niña fueron el punto de partida de este taller de tocados que ha recuperado un oficio casi perdido en la capital alavesa. “Mis abuelas fueron costureras y desde txiki solía enredar con los encajes, las telas y las canillas de la máquina... Todo me parecía maravilloso”, recuerda. Su inquietud por aprender las técnicas de siempre le llevó a esta joven emprendedora hasta Sevilla, donde contactó con un artesano que le desveló todos los secretos de este arte. Se ha formado también en Madrid y además ha contado con la ayuda y el asesoramiento de la única sombrerería de la ciudad, Alocen. De hecho, parte de las hormas que utiliza provienen de este establecimiento. “Son hormas centenarias que han vestido las cabezas de muchos vitorianos”, detalla orgullosa. Y añade: “El apoyo que me ha prestado Txarli, de Alocen, a lo largo de esta etapa ha sido fundamental”. 34 Costuras es, por tanto, un espacio donde prima el estilo cuidado, con diseños sencillos y a la vez elegantes, que dan lugar a piezas únicas elaboradas por esta diseñadora desde la horma hasta el último detalle. “Es un complemento muy personal y quien lo lleva debe sentirse identificada con él”, matiza.
Una canción del grupo Los Leones dio nombre al proyecto en el que Succubus llevaba embarcada varios años. ¡Ánimo, valiente! es principalmente reciclaje de prendas vaqueras. Un proceso complejo y costoso mediante “el arte de la transformación y el reciclaje sofisticado”. Ella misma lo pregunta desde su web: “¿Has tratado alguna vez de descoser un pantalón vaquero entero? Es realmente una locura hasta que consigues quitar todo el hilo, pruébalo”. Tras formarse en la escuela de diseño Mclass, esta diseñadora vitoriana estuvo varios años trabajando para diferentes empresas en Barcelona. Una etapa en la que aprendió mucho pero a la que ella misma puso fin cansada de hacer producciones externas para diferentes marcas como Nike, Converse, Kappa? Y es ahí cuando el vaquero entra en su vida para quedarse. “Siempre había usado vaqueros, es una prenda muy resistente que puede tener muchas vidas”, explica. Tal y como recuerda su creadora, el origen estuvo en un encargo para un escaparate a raíz del cual confeccionó varias prendas. Y aunque al final el proyecto no salió, las prendas estaban ahí y la firma comenzó a tomar cuerpo.
sinergias La primera colaboración que une a estas creadoras gasteiztarras tiene como escenario la capital mundial de la moda, nada menos que la ciudad de París. Un evento enmarcado dentro de la Cumbre del Clima de París celebrada en diciembre del año pasado bajo el título Changing Fashion for de sake of the climate (Cambiar la Moda por el clima) y apoyado por la ministra francesa de Ecología, Segolene Royal. “Un amigo que trabaja para una agencia en Francia me planteó la posibilidad de participar y no me lo pensé dos veces. Contacté con Zuriñe y nos pusimos manos a la obra”, relata. Su propuesta desfiló junto a otras marcas francesas e internacionales, cuyas colecciones están elaboradas respetando el medio ambiente. Fue una gran oportunidad y en el caso de Zuriñe también un reto porque hasta ese momento nunca había trabajado con tejidos vaqueros. “Es un material que de primeras no encaja con las técnicas tradiciones del tocado, por lo que me tocó experimentar y en cierto modo, desaprender”, describe.
La pasarela Gasteiz On, de la que salieron por la puerta grande, también fue una gran experiencia para ambas. Para Succubus, porque aunque conoce muy bien los entresijos de este mundo, su trabajo nunca había sido protagonista. Y en el caso de la fundadora de 34 Costuras también supuso un paso muy importante, “ir de la mano de Succubus me ha aportado mucho porque hasta ahora no había tenido la oportunidad de palpar lo que es una pasarela, lo que supone una puesta en escena”, sostiene.
hacia otro modelo El reciclaje ha unido los caminos de estas creadoras. Primero fue Succubus, convencida de que un material tan duradero como el vaquero no podía acabar en la basura. Y es que, donde algunos ven desechos ella es capaz de intuir infinidad de posibilidades. Y lo que es mejor, hacerlas realidad. Zuriñe descubrió este mundo gracias a Succubus, y desde entonces no ha dejado de experimentar. La apuesta de estas emprendedoras se centra en usar materias que ya existen transformándolas en nuevas prendas. Pero para ellas moda sostenible puede ser también “sueldos y condiciones justas para los trabajadores, conocer todo el proceso de fabricación de una prenda, las personas que intervienen?”. Dada su experiencia en el sector, son conscientes de que controlar una cadena tan extensa en la que intervienen numerosos agentes no es fácil y en este sentido, afirman que “las marcas tienen culpa, pero el consumidor también tiene mucho poder para propiciar el cambio, porque si no comprara camisetas de tres euros, éstas dejarían de venderse”, sostienen. No tienen ninguna duda de que todos pueden aportar su granito de arena, porque cualquier gesto ya significa mucho. Para Succubus un paso importante sería “frenar el ritmo de consumo porque comprar menos implicaría tirar menos, y el impacto medioambiental sería menor”.
Zuriñe también es de la opinión de que modificar el ritmo y el modo de consumo sería clave. Y pone la atención en una compra más consciente. “Se trata de comprar menos y mejor; cuando inviertes en un artículo de mayor calidad, lo cuidas y le das más valor”, mantiene.
La información es otra pieza fundamental de esta forma de entender la moda. Campañas globales como el Fashion Revolution day que se celebra el 24 de abril con el objetivo de que las más de mil personas que murieron en 2013 en el desplome del edificio Rana Plaza de Daca, en Bangladesh, no queden en el olvido han despertado muchas conciencias. “Es importante que el consumidor sepa qué hay detrás de cada prenda para que sea consecuente con sus decisiones de compra”, matiza Succubus.
Y opciones no faltan. Porque hoy en día existe una gran variedad de firmas alternativas a la moda convencional que buscan crear y fabricar ropa de otra manera. Y aunque la mayoría son pequeñas marcas artesanales de producción local, están aquí para demostrar que una industria tan bella como la moda lo debe ser por fuera, pero también por dentro. ¡Ánimo, valiente! y 34 Costuras hacen gala de esta filosofía cargada de futuro.