Los rediles para abrigar rebaños de ovejas y cabras se utilizaban en Álava hace 5.000 años y en las inmediaciones había zonas de cultivo, lo que lleva a pensar a los investigadores en un modo de vida que combinaba agricultura y ganadería para subsistir.
Vitoria. Así lo constata un estudio elaborado por un equipo de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU), la Universidad de Barcelona y el CSIC que ha sido publicado por la revista "Quayternary International".
El trabajo de campo de esta investigación se ha desarrollado en en el Abrigo de San Cristóbal, en la Sierra de Cantabria, en Laguardia (Álava), donde por primera vez se han recolectado datos empíricos que demuestran el uso de rediles para ganado desde comienzos del Calcolítico en Euskadi y en todo el noroeste de España.
Estudios previos de este mismo equipo de la UPV/EHU liderado por el catedrático de Prehistoria Javier Fernández Eraso ya habían documentado la existencia de rediles desde el Neolítico Antiguo (hace más de 6.000 años) en otros yacimientos de la Sierra de Cantabria.
Sin embargo, ésta es la primera ocasión en la que se incluyen datos geoarqueológicos, con análisis de sedimentos, y paleobotánicos, es decir, el estudio de fitolitos, polen, carbón y semillas. Todo ello para conocer las prácticas concretas que los grupos humanos de la zona llevaron a cabo en estos rediles.
El estudio microscópico de los sedimentos ha permitido determinar que cada cierto tiempo quemaban los residuos acumulados probablemente para "sanear" la tierra. También se ha averiguado cómo era la alimentación del ganado, basada en gran medida en el pasto disponible en el entorno.
Los datos de polen indican que en la época estudiada predominaba el avellano junto al roble de hoja caduca en la Sierra de Cantabria, mientras que los estudios sobre el carbón revelan que en la época más antigua se usaba el pino y el tejo y en la más reciente el roble y la encina.
Los análisis de polen también constatan que "relativamente" cerca de los rediles había zonas de pasto y campos de cultivo, por lo que los investigadores concluyen que se trata de un modo de vida en el que se combinan actividades agrícolas y ganaderas para subsistir.