Mariposas autóctonas y otras en peligro de extinción, como macaon o pavo real, volarán en un espacio de 6.000 metros cuadrados en los invernaderos de Urbina (Álava), una explotación que constituirá, según su impulsor, Juanjo Román, la segunda granja de lepidópteros de Europa.El objetivo de esta iniciativa, que arrancará a principios de 2017 con una producción prevista de entre 1.500 y 2.000 mariposas al mes, es educar a los escolares sobre el ciclo vital de este insecto, proveer a mariposarios, impartir cursos y vender la suelta de mariposas en eventos como bodas o comuniones.Su promotor ha explicado a EFE que una vez que tenga los últimos permisos que le faltan "MushosMusuk" será la segunda granja de mariposas de Europa. La primera explotación es el Centro Entomológico del Norte (CEN), ubicado en La Guancha (Santa Cruz de Tenerife), una finca de 13.000 metros cuadrados dedicada fundamentalmente a la producción de especies exóticas.Sin embargo, la principal diferencia con la de Tenerife es que MushosMusuk pretende criar especias autóctonas, unas 139 propias de Álava de las 257 nacionales que vuelan en la península.Limonera, cleopatra, ortiguera, arlequín o blanca esbelta son especies que el público podrá admirar en un domo geodésico -una especie de cúpula- previsto en el Jardín Botánico de Santa Catalina (Iruña de Oca), una estructura financiada por el ayuntamiento de esta localidad alavesa.Según el concejal de Medioambiente de este municipio, Francisco Antunez, esta infraestructura constituirá un "atractivo fundamental" para la educación medioambiental de los menores de Álava.Román parte de la premisa que defiende el economista alemán E.F. Schumacher en su libro "Small is beautiful", de que economía y humanismo han de ir de la mano.En este sentido, la granja MushosMusuk pretende promover una actividad económica sostenible con un beneficio que redunde en la sociedad y en el medioambiente.Junto a la instalación de una yurta anexa al invernadero para impartir cursos educativos, el siguiente paso que Román pretende dar es establecer una explotación cerrada en un terreno de 4.000 metros cuadrados en Arroyabe, donde alejados del estrés estos insectos podrán desarrollarse y sobre todo sobrevivir.En la naturaleza, la tasa de supervivencia de las mariposas se limita a un 2 % , mientras que el 98 % restante es víctima a lo largo de su ciclo vital de virus o enfermedades, condiciones climatológicas adversas o de algún depredador, con el ser humano como el más agresivo de ellos.La acción devastadora del uso de insecticidas y las carreteras son factores que contribuyen a que cada vez más especies se encuentren en vías de extinción.Con un ciclo vital permanentemente amenazado, el minucioso proceso de cría de mariposas lleva también aparejadas tareas de horticultura en el invernadero. Se hace necesaria la plantación de flores y plantas 100 % ecológicas y nativas, como el hinojo o las ortigas, un alimento necesario que garantice la supervivencia del insecto el mayor tiempo posible.Una vez logrado el último permiso que certifique la explotación, Román podrá recolectar las mariposas silvestres de los alrededores del invernadero para iniciar así la cría en las instalaciones.Un trabajo que requerirá de la máxima atención y mimo en cada detalle, como comprobar que el termómetro del invernadero marque entre 18 y 30 grados, una temperatura cálida imprescindible para que el ciclo vital del insecto se desarrolle con éxito en cada una de sus fases: de huevo a oruga, de oruga a crisálida y finalmente, mariposa. EFE