gasteiz - Volvió a suceder. Por tercera vez en pocas semanas. En esta ocasión, de madrugada, camuflados en la noche. Gracias a Dios, o a la providencia, o a la rápida actuación de los vigilantes de seguridad del campus alavés de la UPV y de Bomberos, el Vicerrectorado de la institución académica en Vitoria no se quemó. Lo habría hecho si el plan ideado por los responsables de los hechos hubiera salido según sus intenciones. Pusieron dos neumáticos junto a la puerta del edificio y prendieron la mecha hasta lograr una llama con un potencial que se logró zanjar de raíz. La reacción de los equipos de seguridad, que salieron con extintores nada más oler el humo, salvó al recinto de sufrir daños mayores.

Según desvelan los datos aportados por los Bomberos gasteiztarras, los integrantes del retén respondieron a las tres de la madrugada de ayer a una llamada que alertaba de una incidencia en el edificio principal del campus en la calle Comandante Izarduy. A juicio de los responsables del operativo, el fuego había sido provocado. ¿Las evidencias? Varios neumáticos apilados contra la puerta del recinto, a los que se dio fuego. Al parecer, la dotación apagó una pequeña llama de la puerta y la refrescó para, posteriormente, acceder al interior del edificio con las llaves del vigilante jurado. Se mojó la puerta también por dentro y se ventiló todo el edificio, que estaba lleno de humo. Pese a la celeridad de la intervención, las marcas del fuego dejaron su impronta en la parte exterior de la sede universitaria y en la fachada.

Una vez conocidos los hechos, la investigación comenzó su trabajo. Según ha podido conocer DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA de fuentes policiales, las sospechas sobre la autoría de los hechos se centraría en un pequeño grupúsculo ya conocido por la Ertzaintza ya que ésta habría identificado y detenido a algunos de sus miembros por hechos precedentes. Todos ellos, a su vez, formarían parte de un grupo más grande compuesto por no más de 40 personas de entre 15 y 30 años originarios, fundamentalmente, de zonas navarras como el valle de la Sakana. Los más jóvenes se encontrarían en la capital alavesa residiendo y estudiando en diferentes institutos. Aparte, habría entre los sospechosos gente matriculada en el propio campus, aunque serían la minoría, según indican las fuentes consultadas. Éstas, además, vincularían al grupo con movimientos de autogestión. Entre ellos, algunos de los sospechosos habrían logrado mimetizarse.

El modus operandi de los individuos sobre los que recae la investigación parece sencillo. La recopilación de evidencias por parte de la Policía situaría al frente del grupo a jóvenes de alrededor de 30 años, que son los que marcarían los objetivos. Su ascendencia vendría dada por su experiencia previa en contextos similares.

Aparte, los últimos hechos ocurridos en la capital alavesa y relacionados con la institución universitaria formarían parte de una estrategia global, que buscaría actuar barrio a barrio. En ese contexto, matizan los portavoces policiales consultados, se enmarcarían las campañas de pintadas con marcado acento político alabando las acciones de militantes o exmilitantes de formaciones armadas en zonas concretas, los ataques a determinadas entidades de ahorro y los hechos en la universidad. Aparte, utilizarían las redes sociales para dar a conocer su ideario.

Hechos precedentes Por ello, la investigación apunta a la existencia de cierta organización jerárquica ligada a los rangos de edad de los integrantes en este grupo. En cualquier caso, añaden las mismas fuentes, el grupo de sospechosos no contaría con demasiados apoyos en el ámbito universitario, aunque sí que estaría vinculado a él a través de ciertas asociaciones de estudiantes que, incluso, dispondrían en el mismo campus de algún local en el que guardar y elaborar pancartas y similares.

En cualquier caso, los hechos de la madrugada de ayer reiteran lo ocurrido el pasado 17 de marzo. Entonces, una jornada de protesta convocada por Ikasle Abertzaleak contra la LOMCE fue la excusa utilizada como motor de unos disturbios que se generalizaron en el centro de la capital y por el campus. La jornada se saldó con nueve jóvenes detenidos en Gasteiz, un herido y cuantiosos daños en varias entidades bancarias y en el mobiliario urbano, entre otros.

Poco después, el 26 de abril, se registraron incidentes en las instalaciones de la Universidad del País Vasco en Vitoria. En concreto, hacia las 15.00 horas, varias personas irrumpieron en el edificio del Vicerrectorado “vaciando los extintores del edificio y haciendo imposible proseguir con normalidad la atención al público en estas instalaciones”, según explicaron desde la Universidad. Estos hechos coincidieron en el tiempo con el intento de asalto a la sede del Rectorado de la entidad académica en Leioa, donde varios individuos trataron de acceder al interior armados con mazas.