vitoria - La jornada de Jueves Santo, principalmente a primeras horas, no suele ser la más propicia para transitar por determinadas carreteras, y ayer no fue una excepción. Miles de conductores que iniciaban ayer unas merecidas vacaciones fuera del territorio tuvieron que armarse de paciencia para avanzar hacia sus destinos por culpa de las retenciones, aunque a medida que avanzó la jornada la situación tendió a normalizarse.
Los problemas más importantes se registraron en dos puntos negros clásicos de la red viaria alavesa, el acceso de la A-1 a la AP-1 en Armiñón, en sentido Madrid, y en el enlace de la N-622 con la propia A-1, en sentido Burgos, en este caso en el término municipal de Gasteiz.
Los atascos llegaron a alcanzar los seis kilómetros de longitud en el primero de estos puntos, según informaron fuentes del Departamento vasco de Seguridad, y hubo también por momentos dos kilómetros de retenciones en el segundo. Por fortuna, las retenciones comenzaron a desaparecer a partir de las 13.00 horas.
Los mayores problemas, ya en lo que respecta al conjunto de las carreteras vascas, se produjeron en la autopista AP-8, que llegó a presentar retenciones de hasta 7,5 kilómetros en territorio guipuzcoano en la frontera de Biriatou, por la gran afluencia de vehículos que se dirigían a Francia. Las autoridades, incluso, tuvieron que establecer un desvío por la GI-636 para tratar de apaciguar la situación. - DNA/E.P.