Cientos de alaveses se congregaron ayer, paraguas en mano, para gritar su rechazo a la reapertura de la central de Garoña, que ni siquiera ahora, con un gobierno en funciones, parece despojarse de la amenaza de su futura reactivación.

Convocados por todos los partidos de las Juntas Generales, salvo el PP, los manifestantes se citaron en la plaza de la Provincia para reclamar el desmantelamiento de la vetusta planta en un acto que tuvo a unos globos amarillos con el lema “Álava quiere cerrar Garoña” como protagonistas.

Más de 150 ayuntamientos, concejos, cuadrillas, asociaciones profesionales y deportivas, agrupaciones culturales y ecologistas, colectivos vecinales y sindicatos unieron su voz en una concentración que contó con la lectura de un manifiesto redactado por la escritora alavesa Toti Martínez de Lezea en el que se apuntaba cómo “resulta cuanto menos sorprendente que cuatro personas decidan sobre la viabilidad de una central obsoleta con más de cuarenta años, hermana gemela de la de Fukushima, que en 2011 provocó la mayor catástrofe nuclear después de la de Chernobil”, en referencia a los representantes del Consejo de Seguridad Nuclear, controlado por el PP y en cuyas manos está dar el visto bueno a la reapertura de la central.

“Los que pedimos el cierre definitivo de Garoña no somos voceros ignorantes contrarios a los avances tecnológicos, sino personas conscientes del daño ocasionado por la voracidad económica y especulativa de unos pocos”, reclamaron los asistentes .