gasteiz - Aunque la propagación de este tipo de mensajes no es nueva, el peligroso caldo de cultivo generado a lo largo de los últimos meses ha derivado finalmente en la puesta en marcha de la campaña No te dejes enredar por los rumores racistas y xenófobos, que tiene como objetivo común desmontar este tipo de prejuicios y construir una sociedad mucho más inclusiva. Periodistas tan reconocidos como Pepa Bueno, Rosa María Calaf, Ignacio Escolar, Jordi Évole, Iñaki Gabilondo, El Gran Wyoming, Gervasio Sánchez o Antonio Álvarez Solís, de los que más pueden hacer para evitar la viralización de estos mensajes, han puesto su rostro para ella desinteresadamente. Entretanto, Rosabel Argote, representante de CEAR-Euskadi en Álava, pone voz a la situación de una Gasteiz que hace no mucho tiempo se vio sacudida por la proliferación de peligrosos rumores.

¿Por qué se han visto en la necesidad de poner en marcha justo ahora esta campaña?

-La propagación de rumores y bulos de tinte racista y xenófobo no ha cesado en los últimos años, pero es verdad que ahora, a cuenta de la llegada de las personas refugiadas, vemos que se están volviendo a difundir muchas informaciones falsas. Que si llegan en avalancha, que si nos invaden, que si amenazan nuestra cultura, que si van a entrar por nuestras fronteras terroristas yihadistas... Pero los datos, las informaciones objetivas, corroboran la falsedad de todos estos bulos. Por otra parte, por nuestras investigaciones y por nuestra trayectoria, sabemos que estos rumores no se desmontan con información, que la ciudadanía no va a convencerse de lo contrario porque generemos contrainformación. Así que tenemos que hacer campañas que se dirijan no sólo a lo racional, sino también a lo emocional, con informaciones y con sentimientos. De ahí esta iniciativa, en la que estamos utilizando voces libres de opinión para que le digan a su público que no se deje enredar por este tipo de rumores.

¿Quién es el máximo responsable de la difusión de esos rumores?

-No hablamos de una única fuente. Según las teorías conspirativas, podemos decir que hay grupos de poder que generan rumor es y que hay voces políticas que están creando miedos xenófobos. Políticos con nombres y apellidos que están generando fobia al extranjero y miedo a las personas migrantes y refugiadas. También hay medios de comunicación que directa o indirectamente, a través de sus foros, fomentan este tipo de rumores. Hay también una generación espontánea de estos bulos. La ciudadanía tiene que ser consciente de que su responsabilidad también es en primera persona. Igual tú no generas el rumor, pero si lo repites y contribuyes a su difusión, estás siendo cómplice. Por eso, a las teorías conspirativas se une esta generación espontánea.

Se trata, entonces, de una responsabilidad compartida.

-Vivimos una época convulsa, no tenemos acceso directo a quienes son los responsables directos de la crisis o los conflictos, y entonces le echamos la culpa en esa necesidad de desahogarnos al último que ha llegado. Por tanto, aquí hay un reparto de responsabilidades y me gusta hablar de ciudadanía crítica. Con los rumores, toda persona tiene algo que decir, tanto por acción como por omisión. No diciéndolo, estás contribuyendo a su freno. Y diciéndolo, lo haces para su expansión viral.

¿Cómo es posible esta falta de memoria histórica, que esto suceda en una tierra diversa, que también ha sido de migrantes?

-Es cierto que hay una amnesia histórica. Hace cuatro días eran las personas de aquí las que estaban marchándose también por cuestiones económicas, migrando a otros países. Y dependiendo de dónde nos remontemos, también por cuestiones políticas. De hecho, la población autóctona sigue migrando, porque la crisis ha agitado al Estado de forma muy fuerte. Esto genera también la necesidad una vez más de tener una reflexión crítica, de que no nos dejemos llevar por esos mensajes de que nos quitan, nos amenazan... Las personas inmigrantes tienen mucho más que aportar. Una de las campañas que hemos tenido en CEAR decía que podrías ser tú. ¿Cuántas personas están viviendo hoy en la ciudad que dicen que nunca se lo podrían haber imaginado? El volver a su país y ver su casa o su universidad bombardeada.

La campaña ha tenido un desarrollo importante en Getxo, gracias a la participación directa de su Ayuntamiento. ¿Confía en implicar más a las instituciones locales?

-Las diferentes organizaciones llevamos mucho tiempo trabajando en este tema, pero hace tres o cuatro años decidimos que no podíamos hacer lo mismo y de forma descoordinada. El próximo mes de abril, de hecho, nos vamos a presentar como la Red Vasca Antirrumores, que va a estar integrada por distintas instituciones públicas y por diferentes organizaciones sin ánimo de lucro. De todos los ayuntamientos, el de Getxo ha sido el primero, el pionero, el que más se ha pringado a la hora de desarrollar campañas contra los rumores a nivel local. Y organizaciones estamos muchas. Por ejemplo acaba de entrar Cáritas, entre otras...

¿Y qué hay de Vitoria?

-Creo que están en ello. El 18 de marzo tendremos en Gasteiz una entrega de adhesiones a la Red Vasca Antirrumores y veremos si el Ayuntamiento entra ya o tiene todavía el debate. En los últimos años no ha formado parte del grupo antirrumores, pero ahora sí que participa en las reuniones y creemos que hay intención de formar parte de ella.

¿La raíz del problema es la educación? ¿Dónde hay que incidir?

-Hay que incidir en distintos frentes. La educación es desde luego uno de ellos. Tenemos que educar a nuestros hijos e hijas en el respeto al diferente, pero con palabras y con hechos. Con coherencia. Para eso, el adulto de referencia tiene que enfrentarse a sus propios prejuicios y ser capaz de desmontarlos, porque no tiene mucho sentido que estemos apostando por modelos pedagógicos que incorporan la educación para la ciudadanía o la diversidad cultural si luego cuando llegamos a casa, ante una noticia, vomitamos todos esos prejuicios y miedos. Entonces, educación sí, pero en todos sus ámbitos.

Fue una persona muy activa en favor de los derechos de los inmigrantes cuando el exalcalde Maroto lanzó su campaña contra el supuesto fraude social masivo. ¿El clima ha mejorado en Gasteiz tras su salida?

-(Se lo piensa unos segundos). Creo que mejoró el clima cuando Gora Gasteiz convocó a la gente el 18 de abril del año pasado. Ése fue el momento, porque la ciudad necesitaba un espacio en el que poder expresarse. Y la generación de ese espacio, que fue motivada por aquellas declaraciones, hizo que muchas personas que habíamos defendido la diversidad cultural en diferentes espacios, pero que no sabíamos cuánto la defendía la ciudad, en ese momento nos dimos cuenta. Fue un momento emocionante, y a partir de ahí la población extranjera vio cuál era el apoyo de la ciudad a la diversidad cultural. De las tres personas que lanzaron el manifiesto, la chica musulmana todavía hoy lo piensa y se emociona. Tenían todo el tiempo creído que eran una especie de reducto cultural, que podía haber cierta permisividad para que estuviesen aquí, y a partir de aquel día se sintieron realmente parte de esta ciudad. Ése fue el verdadero momento, pero hay que seguir construyendo, porque la convivencia intercultural es una cosa del día a día. Hay que gestionarla bien, y ésa es una asignatura que tiene la alcaldía ahora. Gestionar esa diversidad cultural a fondo, de forma correcta. No solamente no haciendo un discurso xenófobo y de incitación al odio, que por otra parte es de agradecer.

¿Y eso cómo se hace?

-Las últimas asignaturas pendientes están en la educación, en los colegios, evitando los guetos. También tiene que dar respuesta a la reorganización de las prestaciones sociales, que es otra asignatura pendiente. También, la de la convivencia de credos religiosos.