tener una buena idea puede ser el principio de algo grande o el final de algo pequeño. El cementerio empresarial está lleno de proyectos que se quedaron por el camino. La mayoría de empresas de nueva creación no sobrevive más allá de dos años -sólo el 4% llega a los cinco años de vida- y pese a ello emprender se ha convertido desde hace tiempo en la mejor, por no decir la única, posibilidad de futuro para muchas personas, bien por desempleo o porque ansían avanzar siguiendo su propio camino en lugar de por la carretera que le marcan otros. Un viaje en el que, como en todos, elegir los compañeros adecuados es clave para no venirse abajo.

Precisamente eso, compañeros de viaje, es como se definen los responsables de la firma alavesa Emprendiza. Desde su cuartel general en el parque tecnológico de Miñano, y junto a diez empresarios del sector industrial, Guillermo Arregui y Alex Izquierdo dedican su día a día a buscar, estudiar y, en su caso, apoyar los mejores proyectos de emprendimiento que encuentran, invirtiendo en ellos algo más que dinero. Desde Vitoria han estrechado lazos con jóvenes -y no tan jóvenes- emprendedores dispuestos a comerse el mundo con sus ideas pero que, en la mayoría de casos, carecen de la base empresarial fundamental y necesaria para transformar sus proyectos en algo tangible.

Surgida en abril de 2013, Emprendiza nació del matrimonio bien avenido entre una percepción y un objetivo. “Veíamos que había mucha gente joven en desempleo que tenía ideas para desarrollar sus proyectos, pero que se quejaba de que había una falta de financiación y de apoyo”, recuerda Arregui, que junto a su socio, responsable por su parte del hermano gemelo de Emprendiza, Campo Base Lab, conoce como pocos la realidad actual del emprendimiento, con grandes ideas que no cuajan por no contar con la hoja de ruta adecuada. Y es que, como reza su eslogan empresarial, no sólo quieren invertir en proyectos, sino sobre todo en personas.

“Lo más importante es dar con alguien que sea capaz de sacar adelante su idea y que persiga el fin empresarial correcto. Tener talento es básico, pero sobre todo lo que cuenta es la motivación. Si un emprendedor no está motivado y no cree que su proyecto es lo más importante que tiene por delante en el futuro, no lo conseguirá. El compromiso es lo principal”, resume Alex Izquierdo.

Entre los proyectos que forman parte de su cartera y que Emprendiza ha ayudado a impulsar desde Vitoria destacan algunos ya cristalizados como Ludus, un nuevo sistema de realidad virtual creado por la firma Pulsar Concept para el entrenamiento de profesionales de emergencias o para uso industrial. O Cooncert, una novedosa iniciativa surgida en Catalunya dedicada a la organización de conciertos en función de las peticiones de los propios fans de un grupo.

“Para un promotor musical tradicional es arriesgado hoy en día apostar por nuevas propuestas, porque siempre tendrán la incertidumbre de cuántas entradas pueden vender en cada ciudad. Nosotros detectamos aquellos artistas que tienen más demanda en una ciudad concreta y apostamos por ellos organizando sus conciertos pero minimizando el riesgo, porque ya sabemos que tenemos a los fans dispuestos a acudir”, explica Pau Corbalán, CEO de Cooncert, que esta tarde acudirá a Vitoria para participar en el foro empresarial organizado por Emprendiza en el Palacio de Villa Suso a las 17.00 horas.

Como tantos emprendedores, este joven catalán y sus tres socios tenían una gran idea, pero no todos los medios necesarios para ejecutarla en las condiciones idóneas. Y ahí entró Emprendiza. “Se unieron como socios y nos apoyaron en toda la parte empresarial, financiera, la búsqueda de nuevos inversores... Nosotros teníamos nuestros trabajos, yo por ejemplo estaba en el departamento de entradas de Atrapalo.com, y al principio lanzamos este proyecto como un hobby, como un experimento. Pero vas a avanzando y te encuentras en un momento en el que tienes que apostar por ello y volcarte al 100%. Somos gente joven y necesitábamos contar con su experiencia”, apunta Corbalán. Gracias a Cooncert los fans estatales de músicos poco conocidos pero imprescindibles como el sureño Nathaniel Rateliff, los rusos Motorama o el islandés Ólafur Arnalds han tenido oportunidad de ver en directo a sus ídolos votando on line para llevarlos a sus ciudades. Algo que no hubiera sido posible sin la iniciativa de emprendedores como Cooncert.

Al igual que Corbalán, pero un poco más cerca, en Donostia en este caso, hace cuatro años Xabier García era un joven ingeniero cuya pasión por el atletismo le llevó a querer aunar ambas cosas en un proyecto empresarial. Así nació Myruns, firma que ahora cuenta con seis ingenieros y que se han convertido en un referente en la creación de los chips que los corredores usan en las mil y un pruebas de running a lo largo y ancho del Estado.

“Busqué un nicho de mercado y lo encontré en la creación de los chips. Somos la única empresa de España que hacemos el chip en conjunto, desde el diseño de la antena hasta el procesador, con una tecnología muy novedosa que nos diferencia mucho de lo que hay en el resto del mercado”, subraya García, que junto con los chips ha ideado también un reloj para triatlones y competiciones de montaña que permite saber la localización exacta de los corredores en todo momento. Emprendiza llegó a él después de ganar un premio y ahora asegura que, sin la ayuda de Arregui, Izquierdo y otros socios como Dani García “no hubiéramos subsistido”. “No son un inversor normal. Otros nos hubieran puesto medio millón de euros y ya, pero eso no era lo que nosotros necesitábamos. Queríamos algo más que un inversor que pusiera dinero”, concluye.

No todos los proyectos, sin embargo, son aptos para recibir una inversión desde el inicio. Algunos necesitan madurarse durante más tiempo en el “centro de alto rendimiento”, de Campo Base Lab, según lo define Alex Izquierdo, donde los emprendedores fortalecen sus ideas con el asesoramiento de empresarios más experimentados. Todo con el objetivo, poco a poco, de que un día puedan volar por su cuenta.