vitoria - La violencia machista puede ser física, psicológica, sexual o económica. Puede encontrar su oportunidad en casa, en la calle, en la empresa, en el colegio. Practicarla hombres ricos o pobres, brillantes o estúpidos, de aquí o de fuera. Tan compleja en sus formas. Tan terrible en el fondo. La manifestación final de una sociedad que discrimina a las mujeres por el simple hecho de serlo, que las coloca en una situación de desigualdad, que es capaz de llamar hembristas a quienes visibilizan los estereotipos culturales, que habla de amor cuando lo que hay es posesión. Y por eso, el Movimiento Feminista de Euskal Herria ha convocado una manifestación nacional en Vitoria para el 9 de abril, bajo el lema 11 eraso 12 erantzun, Feministok Prest. Vuestras violencias tendrán respuesta. Quiere que sirva para que la gente reflexione, para definir de una vez por todas lo que pasa, para entender que va más allá de golpes y asesinatos, que está en el día a día. Para ir a la raíz y cortarla.

“Resulta necesario y urgente replantear lo que entendemos como violencia machista. La violencia machista es estructural y se asienta en un sistema que socializa a las mujeres en el miedo y naturaliza el cuerpo feminino como débil y el masculino como agresivo”, afirmó ayer, en la presentación de la iniciativa, el Movimiento Feminista. Y eso es algo en lo que coincide con las autoridades, por lo que no puede entender cómo éstas “recortan en presupuestos en igualdad” mientras parecen mostrarse “muy preocupadas” por cada nueva agresión y el problema latente de fondo. Es como si las instituciones considerasen que los asesinatos contra las mujeres “son daños colaterales que producen unos hombres enajenados”, cuando “se asientan en el núcleo de nuestras sociedades a través de la institucionalización de los géneros”.

Las encuestas realizadas a las nuevas generaciones, ya no sólo las impresiones del movimiento feminista, alertan de que se ha normalizado la concepción del amor “como propiedad, celos y control”. Y eso favorece que de fiesta, con el pretexto de la nocturnidad, el alcohol y la permisividad, se estén “multiplicando las agresiones sexuales”. Sólo el año pasado, en Vitoria, en fin de semana, crecieron un 30% en la franja de edad de entre 15 y 29 años. Y esta semana se ha sabido que dos menores denunciaron tocamientos en un bar durante el último Carnaval. “Mientras que para unos las fiestas son espacios de ocio y desinhibición, para otros son de agresiones y exclusión”, apostilló el colectivo.

El caso de Carnaval ha tenido, no obstante, una repercusión especial al saberse que los agresores son dos adolescentes extranjeros residentes en un centro de la Diputación. Numerosos ciudadanos han aprovechado las redes sociales para cargar contra los denunciados por su nacionalidad y el propio ex alcalde Javier Maroto llegó a publicar un tuit -más tarde lo borró- que comparaba lo sucedido en Vitoria con las agresiones masivas en Colonia durante la Nochevieja, que también estuvieron vinculados jóvenes inmigrantes. Relaciones que el Movimiento Feminista rechaza. “Hoy en día se están utilizando las agresiones sexuales para difundir mensajes racistas, lo que manipula de lleno la dimensión del problema”, censuró.

“Es hora de ir a la raíz”, subrayó, “de repartir compromisos y hacer apuestas claras para combatir las violencias machistas y las relaciones de poder que subordinan a las mujeres”. El Movimiento Feminista confía en que el 9 de abril se sienta como “una oportunidad” para que la gente salga a la calle, muestre sus alianzas y diga bien alto que estará enfrente de cada agresión. Y mientras, espera que se haga mucho ruido en las redes sociales. Ya ha puesto en marcha una campaña para que quien lo desee se haga una fotografía con el hashtag #FeministokPrest y la suba a Twitter.