vitoria - La llegada del tren de alta velocidad a Vitoria ha entrado de lleno en la campaña electoral poniendo de nuevo sobre la mesa el debate sobre el soterramiento del ferrocarril. En esta ocasión, de la mano de un proyecto alternativo al de Fomento diseñado por las instituciones vascas, una vez que ya se dio portazo al anterior planteamiento que, tras décadas de discusión política, cayó en papel mojado.

La consejera de Medio Ambiente y Política Territorial del Gobierno Vasco, Ana Oregi, defendió ayer su propuesta de soterrar el tren en Vitoria por ser un proyecto viable técnicamente y sostenible económicamente. Y lo hizo un día después de que el ministerio de Fomento anunciara en prensa que desechaba la iniciativa en la que en los últimos meses han estado trabajando las instituciones vascas.

La consejera explicó que esta nueva actuación pasa por soterrar el tramo entre Salburua y Zabalgana para eliminar la brecha ferroviaria que divide la ciudad. Recuerda, asimismo, que hasta ahora la solución oficial de Fomento es el proyecto de integración del ferrocarril en Vitoria por Lakua, al norte de la ciudad, con un coste estimado de casi 500 millones, que fue aprobado en 2012. Una solución que el propio Gobierno de Madrid ha reconocido que no se puede acometer por su alto coste económico, razón por la que se ha planteado una solución provisional que no implica eliminar la playa de vías que divide la ciudad con una inversión inicial de 189 millones. Inversión que Oregi considera que no es aprovechable y deja sin fecha una solución definitiva del soterramiento del tren en la capital alavesa que corre el riesgo de perpetuarse, lo que el Gobierno Vasco considera un error. En cambio, ve innovadora la actuación presentada por el Ejecutivo autonómico, que supone un soterramiento por fases que libra a la ciudad de las vías férreas al tiempo que libera 175.000 metros cuadrados de terreno.

Una apuesta que, no obstante, conlleva un gasto total de 485 millones de euros, casi tanto como el plan de Fomento desechado por caro, aunque con una aportación inicial de 270 millones -puntualiza Oregi-, totalmente aprovechables de cara al proyecto final, “lo que no ocurre con la propuesta provisional de Fomento, que asciende a 189 millones”. A ese dinero habría que sumar los 496 millones de inversión del proyecto original de Fomento, con lo que se estaría hablando de 685 millones, 200 más que la propuesta vasca. El Gobierno Vasco se ha comprometido a colaborar con la financiación. Oregi, no obstante, sostiene que aún no ha recibido comunicación oficial sobre el rechazo a este proyecto.

En la misma línea, el alcalde de Vitoria considera que merece la pena esperar dos o tres años más la llegada de la alta velocidad a Gasteiz si eso supone que la entrada del TAV en Vitoria va a ser definitiva. En su opinión, el plan del Gobierno Vasco para soterrar las vías es ilusionante, y se trata de un planteamiento serio y riguroso que busca una estación de tren soterrada para Vitoria que sirva para los próximos cien o 150 años. Vitoria se está jugando mucho -advierte el alcalde- y se merece una solución de futuro, no un portazo de la noche a la mañana. Aun así. Urtaran tiene claro que en vísperas de unas elecciones no es el mejor momento para abordar estos asuntos, por lo que hace un llamamiento a la calma y se compromete a negociar con el gobierno que salga de las urnas para retomar este nuevo plan para soterrar el tren a su paso por Vitoria.

del dicho al hecho... Si el nuevo plan del Gobierno Vasco para soterrar el tren se ejecuta finalmente o no, aún está por ver. Lo que sí es una realidad en Vitoria son los numerosos planes que durante los últimos años se han colado en la agenda informativa para después no prosperar. El del soterramiento del tren es uno de ellos. Una faraónica obra pensada para desviar la actual línea ferroviaria y posteriormente enterrarla pensada en tiempos de bonanza económica a la que la crisis acabó por enterrar, al igual que otros planes en los que Gasteiz ha gastado millones para que finalmente no se construyan como el BAI Center, por citar un ejemplo. Otra faraónica obra la del auditorio que los vitorianos nunca disfrutarán pese a las promesas de sus gobernantes.