Son unas joyas de incalculable valor para el territorio. Los paisajes de cuento que conforman los cinco parques naturales de Álava no sólo atraen como un imán a más de un cuarto de millón de visitas cada año, sino que también atesoran un ecosistema con especies de fauna y flora únicas que elevan la importancia de estos extraordinarios parajes, en los que, entre otras maravillas, se puede contemplar la colonia de cría más importante de Euskadi de buitre leonado o la mayor diversidad vasca de orquídeas. Se trata, sin duda, de un rico patrimonio que esta provincia no ha dudado en blindar mediante el título de Parque Natural, la figura de mayor protección medioambiental sobre zonas de especial valor ecológico o paisajístico. Y lo hizo, además, hace tiempo ya que el primero de ellos data de hace 26 años. En concreto, de 1989, cuando se aprobó la declaración del de Urkiola, con una superficie de casi 6.000 hectáreas compartidas por Álava y Bizkaia. En la década de los 90 siguieron las certificaciones de Valderejo en 1992, el más pequeño de los parques alaveses con 3.496 hectáreas; Gorbeia, en 1994, (el más extenso, con 20.000 hectáreas repartidas entre Álava y Bizkaia); e Izki en 1998, con 9.143 hectáreas. A ellos se unió recientemente, en 2006, el de Aizkorri-Aratz, el segundo más grande en Euskadi, con 13.000 hectáreas (3.000 de ellas en superficie alavesa).
Álava se convertía así en la región con más enclaves verdes protegidos, al disfrutar de cinco de los nueve parques naturales vascos. Pero además de por su gran cantidad de espacios ambientales puestos a buen recaudo, la administración de los mismos también ha querido lucirlos lo mejor posible con otro tipo de distinciones. Tal es el caso de Valderejo, primer parque protegido del País Vasco en conseguir la Q de calidad turística. La distinción no tenía parangón en la CAV y como tal brillaba en su máximo esplendor. Era el momento en el que la Diputación alavesa sacaba pecho de la gestión que hacía de este tipo de enclaves. Sin embargo, según opinan grupos ecologistas como Ekologistak Martxan, aún se pueden pulir mucho más, si se dedica más dinero a la conservación y restauración de los hábitats. Pero para eso, como alegan, es necesario que tengan más poder de decisión en los patronatos, una reforma que también piden desde la Unión Agroganadera de Álava (UAGA) como medida necesaria para un perfecto equilibrio entre el medio ambiente y el humano.
Pese a ello, la conservación de la biodiversidad en los parques naturales del territorio sigue siendo una de las prioridades en la institución foral. “No debemos perder de vista que tenemos el 27% de nuestro espacio protegido, lo que nos convierte en el más grande y mejor sumidero de dióxido de carbono de la CAV. Somos el pulmón de Euskadi y tenemos la responsabilidad de liderar, de manera clara y decidida, las iniciativas a favor de la mitigación y adaptación del cambio climático también a través de nuestros parques naturales”, advierte el diputado de Medio Ambiente, Josean Galera, quien quiere dejar claro que “hasta ahora la Diputación nunca ha abordado con la seriedad y responsabilidad que merece el reto mundial del cambio climático”.
Los presupuestos destinados para el año que viene para los parques naturales son un reflejo de lo que aún se les mima, con un total de 1.099.930 de euros. Así, en Valderejo, tanto para el servicio de atención de visitantes, como para los estudios del seguimiento de su flora y fauna se prevé un gasto de 253.714 euros, a sumar a los 36.000 euros que Medio Ambiente dedicará a actividades de sensibilización juvenil en período estival. Por su parte, se destinarán 281.874 euros a Gorbeia, 313.104 euros a Izki y 213.120 euros a Aizkorri-Aratz.
“En conservación y mantenimiento de los ecosistemas se ha incrementado un poco el presupuesto. En la época de los recortes, por ejemplo, sí que la mayor parte de las partidas iba al mantenimiento de los parketxes. La pregunta es si la cifra es suficiente o no para todo el territorio. Para ello, habrá que analizar todos los proyectos y focalizarlos en las especies prioritarias”, explica Amaia Barredo, directora foral de Medio Ambiente.
Más conservación Centrar los gastos casi en exclusiva en los servicios de orientación al visitante ha sido una de las críticas principales que hasta ahora achacaban a la administradora de los parques, la Diputación alavesa, colectivos ecologistas como Ekologistak Martxan, que está presente en los patronatos de los parques, los órganos encargados de velar por el cumplimiento de los objetivos de cada zona verde. “El 98% del presupuesto va destinado a gastos generales del servicio de atención al visitante, en vez de potenciar los recursos destinados a investigación o a la restauración de los ecosistemas”, advierte Andrés Illana, portavoz de la citada organización. Según relata, en Izki, por ejemplo, llevan cuatro años en los que el patronato dice “no” al presupuesto “porque cuando llegamos allí nos encontramos con que la partida está ya cerrada y no se puede modificar”, agrega el portavoz ecologista, para quien esta “lamentable” situación viene de largo, al margen del partido que gobierne en la plaza de La Provincia. “Los parques naturales deberían de servir para potenciar las zonas del entorno natural, de manera que actúen como revulsivo económico de los pueblos que los rodean. Hacen falta planes para impulsar esas zonas, que normalmente suelen ser deprimidas, y eso no se hace”. Es por ello que Illana pide una vuelta “pero radical” a la administración presupuestaria. “Los patronatos de los parques naturales están devaluados. No podemos cumplir con la labor de influenciar para que la gestión sea correcta porque no podemos decidir”, denuncia.
La misma opinión comparte César Izar de la Fuente, vicepresidente de la Unión Agroganadera de Álava (UAGA), una organización independiente que se encarga de defender los intereses del sector primario de este territorio y que tiene cerca de 1.500 explotaciones agrarias afiliadas. “Por lo general ha habido poca sensibilidad de los patronatos hacia el mundo agrícola y ganadero. El sector primario es el que más pierde con la declaración de los parques, cuando es el que mejor los ha conservado”, explica éste, que propone “proteger poniendo normas que se estudien entre todos los sectores” ya que la necesidad de negociar con las personas que viven del sector primario es clave en un territorio, que como recuerda, “tiene un gran porcentaje de zona rural y eso no se suele tener en cuenta”.
Pese a que reconoce que con el tiempo la Diputación alavesa ha conseguido vender muy bien los parques naturales y cambiar esa actitud inicial “en la que todo eran restricciones”, todavía recuerda las complicaciones que causó la protección de este título. “La gestión de cada parque natural ha sido diferente, pero en Izki sí que ha habido más problemas por las limitaciones de uso”, destaca Izar de la Fuente en alusión a este enclave que desde su declaración alcanza el 97% de titularidad pública, casi como el de Aizkorri-Aratz, en el que los terrenos privados son inexistentes en la parte alavesa, mientras que en Valderejo y Gorbeia hay más margen de maniobra, al rondar la titularidad pública el 80%. Un caso aparte es el de Urkiola, donde el 68% del parque está en manos privadas. “En Izki un joven agricultor que acababa de empezar, porque su padre y su tío eran mayores, hizo una borda y se la mandaron tirar porque justo acababa de comenzar la protección del parque”, recuerda el vicepresidente de la UAGA.
Eran los primeros recelos que se despertaron tras las limitaciones por blindar estos espacios verdes y que puede alejarse para siempre de la memoria de este territorio, con una actualización y revisión constante de sus modelos de gestión. Ya que, como explican, la administración de los parques naturales se explica más por el resultado de las relaciones sociales, que por considerarlos un espacio ecológico aislado.