¿En qué punto se encuentran las negociaciones con el PNV para el acuerdo presupuestario?

-Estamos analizando todas las partidas del proyecto de presupuestos, que incorpora cuestiones que nosotros habíamos reclamado, y ahora esperamos que, con el conjunto de enmiendas que logremos introducir, obtengamos el dibujo final de las Cuentas para tomar una decisión.

¿Hay más cosas que les unen de las que les separan?

-Digamos que estamos en un buen momento, aunque este presupuesto como tal es manifiestamente mejorable y vamos a hacer un esfuerzo para conseguirlo mediante enmiendas.

¿Fiscalidad e inversiones en suelo industrial son los mayores puntos de fricción?

-Sí, son los temas más importantes, aunque hay otros. En materia fiscal es de hecho una discrepancia ideológica, pero es verdad que ha habido avances como contratar más inspectores contra el fraude fiscal, si bien nosotros vamos a pedir que se aumenten. Las plusvalías en las daciones en pago o la publicación de la lista de morosos son otros pasos en la buena dirección. Pero como decías también discrepamos en la necesidad de hacer inversiones para ocupar más terreno industrial. Nosotros apostamos por la logística, pero tenemos Arasur, Jundiz y Miñano ya construidos y con terreno libre para aprovechar.

¿A qué “otros temas” se refería antes?

-Trebiño, por ejemplo. Discursivamente sí que hay sintonía, pero nos ha decepcionado no ver plasmada la creación de Trebiño como octava cuadrilla. No hay propuestas concretas al respecto y nosotros queremos que los discursos se constaten con hechos. Hace falta voluntad política y buscar una solución definitiva. Ya vale de parches, hay que poner fecha de caducidad a la situación de Trebiño.

¿Cuál es esa ‘marca EH Bildu’ a la que han hecho alguna vez referencia y que aspiran a ver reflejada en los presupuestos?

-En las negociaciones nosotros hemos evitado dos cosas. Por un lado, no queríamos cambios de cromos, como se ha hecho en esta Diputación en otras legislaturas. Coger la lista de pueblos en los que gobernamos y decirle al gobierno foral ‘venga, dadnos dinero para nuestros pueblos’. Hemos huido intencionadamente de ese esquema para avanzar hacia proyectos con una marca EH Bildu que abran nuevas vías y refuercen los ejes de políticas sociales, empleo, equilibrio territorial y medio ambiente, entre otros.

Cuando dos partidos a los que les separan tantas cosas se unen es porque al menos uno decide cambiar y dar su brazo a torcer...

-En política hay que ser utópico y realista al mismo tiempo. La situación es muy clara. El gobierno de coalición PNV-PSE tiene 18 junteros. O iban hacia una apuesta con el PP para ser continuistas o buscaban el apoyo del bloque de izquierdas, donde EH Bildu es el partido con mayor representación. La primera opción no es deseable, como tampoco lo es la tercera, que sería prorrogar los presupuestos del PP, algo que no deseamos nadie.

¿Sería una decepción para ustedes que tras semanas de conversaciones no se alcance un acuerdo?

-Sí, sería una decepción. Después de un cambio de gobierno y de diputado general no sería bueno tener que prorrogar unos presupuestos de hace dos años que tanto hemos criticado todos. Por eso es una responsabilidad alcanzar otro escenario.

¿Veremos la fotografía del apretón de manos entre usted y Ramiro González?

-No tenemos previsto que esa fotografía se produzca como tal. Desde el principio hemos evitado teatros y hemos querido ser sinceros y claros. Queremos que todo sea más normal, no buscamos la clásica foto propagandística.

¿Incluso ante un acuerdo de calado como las Cuentas de Álava?

-Estos no son nuestros presupuestos. Durante estos cuatro años de legislatura vamos a estar en la oposición y vamos a ejercer como oposición. Ahora hay una oportunidad de que el cambio se plasme en los presupuestos, y por primera vez EH Bildu tiene la posibilidad de influir en ellos.

¿Le está costando mucho trabajo convencer a las bases de su partido para que apoyen el pacto?

-En esto es fundamental ser claro, explicar lo que estás haciendo y compartirlo. El jueves tuvimos una reunión de la que salimos muy contentos, porque hasta ahora nunca habíamos hecho una asamblea tan amplia, en la que invitamos a un par de personas de cada pueblo y vino gente de todas las cuadrillas. Les explicamos en qué punto estamos y nos dieron el visto bueno a la labor que hemos realizado, a la espera de que tras esta fase de enmiendas decidamos si posibilitamos los presupuestos.

¿Alguno le pidió que no pactara con el gobierno foral del PNV?

-Claro. Por supuesto que está habiendo críticas internas y diversidad de opiniones. Es normal que haya gente que duda o que te dice que no lo ve claro y que no buscaría el acuerdo. Pero el referendo fue mayoritario y apoyaron lo que hemos hecho hasta ahora.

¿Cómo recibe los guiños que el diputado general parece lanzar aún al PP, asegurando que no les da por perdidos para un posible acuerdo?

-Habría que preguntarle a Ramiro por qué lo hace. Nosotros ya dejamos claro que ese esquema de decir le cojo al PP dos cosas y a EH Bildu otras dos no va con nosotros, y que si ésa iba a ser la estrategia no contara con nuestro apoyo. Además, entendemos que el PP se ha aislado por sí solo y eso se ha plasmado en muchos plenos. Siguen sin tener muy clara su función. Marcaron unas líneas rojas muy claras, como el tema de la N-124, que no se va a hacer, así que entendemos que se han quedado en fuera de juego.

¿Hay alguna posibilidad de que Podemos e Irabazi se unan al acuerdo si ustedes quedan satisfechos con las enmiendas?

-El dibujo final que esperamos es que, si finalmente se posibilitan estos presupuestos, se incorporen también aportaciones y enmiendas de Podemos e Irabazi. De hecho, hemos mantenido ya una reunión entre los tres en la que les hemos trasladado nuestra labor en las negociaciones y transmitido este mensaje para que se impliquen y se incorporen. Es lo que nos gustaría, pero siendo conscientes de que la parte central del trabajo en las reuniones con el gobierno foral ha sido nuestra.

¿Puede producirse entonces un apoyo completo del bloque de izquierdas a los presupuestos forales?

-Totalmente. Entendemos que sí, pero dependerá de Irabazi y Podemos. Nosotros preferimos lograr un presupuesto en el que se identifique el mayor número de fuerzas políticas, así que sería muy deseable que finalmente se consiga esa fotografía. Por ahora vamos a seguir hablando con Podemos e Irabazi para ver si finalmente conseguimos un gran acuerdo para unas Cuentas más sociales y progresistas en las que se pueda posibilitar el apoyo de estos partidos.

Una de sus peticiones en la negociación era que se paralizara el proyecto de la autovía de la N-124 y la Diputación anunció el jueves que así será. ¿Pueden atribuirse esa medalla?

-Bueno, al final la Diputación tenía que decidir, porque las posturas estaban muy claras. El PP había marcado como línea roja que ese proyecto se tenía que llevar a cabo sí o sí, y nosotros habíamos dicho que no. Nos alegramos de que hayan optado por lo que proponíamos nosotros, aunque no sólo lo pedía EH Bildu. Cuando se expuso el proyecto había otros grupos que defendían la misma postura e incluso el Ayuntamiento de Zambrana tampoco veía bien la obra. Que no se haga es una buena noticia.

¿Por qué?

-Porque no tenía sentido. Hablamos de un proyecto que suponía cerca de 30 millones y ese dinero se puede destinar a otras cuestiones, arreglando igualmente los puntos negros y haciendo la variante de Berantevilla.

Ramiro González y usted tienen ahora un mes por delante para seguir negociando. ¿Todavía hay opciones de que el acuerdo se rompa?

-Sí, podría suceder. Hemos dado un primer paso, pero la clave la tienen los que están gobernando. Ellos tendrán que decidir si aceptan nuestras enmiendas y las que hagan otros grupos o se cierran en banda. Por nuestra parte creo que no hay ningún proyecto o partida que pensemos se pueda rechazar, porque son cuestiones que no van en contra de nadie y pueden ser aprobadas perfectamente.

Hablando de proyectos ‘marca EH Bildu’ está Arabatran, Hegaraba y ahora han sumado un centro de transformación agroalimentario en la Llanada. ¿En qué se diferencia de la propuesta similar del departamento foral de Agricultura?

-Nosotros queremos crear un centro de transformación agroalimentario que se adapte a cada cuadrilla, a los productores de la zona. Hay que ir hacia pequeños centros en lugar de hacia uno muy grande. Proponemos empezar en la Llanada con un primer centro, dotado de un matadero de tamaño mediano, y ver qué acogida tiene.

¿En Agurain, como propone el diputado Eduardo Aguinaco?

-Puede ser. No planteamos un sitio concreto. Está Asparrena, Dulantzi y Agurain, podría ser cualquiera. Otro podría hacerse posteriormente en Montaña Alavesa o en Añana. Se trataría de abrir un camino para ampliarse a otras cuadrillas. En Europa hay modelos muy interesantes que van no hacia grandes centros centralizados, sino a pequeños, según las necesidades de los productores de cada cuadrilla.

¿Se encuentra más a gusto en las Juntas Generales de lo que estuvo en el Ayuntamiento de Vitoria?

-Son cosas diferentes. Aquí tienes mayor vinculación con el territorio, y eso me gusta porque tienes un contacto permanente con los pueblos y cuadrilla. No son asuntos tan mediáticos pero tienen tanta o más importancia que los que se tratan en el Ayuntamiento de Vitoria.