laguardia - El debate abierto en torno al futuro de la DOC Rioja vivirá dentro de tres días en Laguardia una cita clave, el congreso Denominación de Origen. Identidad y diferenciación que organiza AMA. Un encuentro que, según avanza su presidente, pretende ahondar en la “reflexión” y también “concienciar” a las nuevas generaciones que quieren seguir adelante con sus pequeños negocios familiares en Rioja Alavesa pese a las dificultades, frente a esa tendencia globalizadora “que todo lo invade”. “Estamos haciendo país y forjando el futuro de nuestra comarca, porque es lo que tenemos y no tenemos más”, enfatiza López de Lacalle. De ahí, su anhelo por avanzar hacia la configuración de esa identidad propia, pero de forma “libre” y “con respeto”, siendo consciente de que en Álava también hay quienes abogan por mantener el estatus actual.

La celebración de este congreso justo ahora, cuando el debate en torno a la diferenciación de Rioja Alavesa ha alcanzado un punto álgido, no será una coincidencia.

-No, pero ese debate no lo hemos abierto nosotros, que desde que fundamos AMA hace un año ya dijimos cuáles eran nuestros objetivos. Es cierto que vamos moviéndonos hacia una alternativa, pero cuando tu mueves una ficha, que es pensar en tu futuro, el tablero también se mueve. Yo no tengo nada en contra del modelo de negocio de éxito que es Rioja. Pero es su modelo de éxito, no el nuestro. Nosotros queremos preservar la esencia de lo que se hace aquí, de lo que nos han dejado nuestros padres y abuelos. A mí no me gustaría ver cosechadoras en la comarca, que las viñas viejas se destrozaran o que hubiese una selección clonal, como con la oveja Dolly, para que todas las cepas sean iguales. Quiero mantener la biodiversidad y el respeto al medio ambiente. Y veo que ese modelo de éxito que tiene Rioja, absolutamente respetable, rentable y plausible, no lo quiero para mí. Y sólo pido respeto, porque respeto absolutamente la política económica y agraria de la comunidad de La Rioja. Me gustaría que ese respeto fuese mutuo. Muchas veces nos achacan a los alaveses que estamos haciendo política, pero política hacemos todos. Cualquier planteamiento que se está haciendo sobre este tema es socio-económico-político.

¿Le ha sorprendido la respuesta del Consejo Regulador y de las grandes bodegas a su propuesta?

-Hablan de una secesión, de separatismo... Yo vengo a vender mi libro, como decía Umbral, y no quiero nada más. No todos tenemos que ir en la misma dirección ni ver las cosas desde el mismo prisma. Uno puede querer crecer, hacer más vino, más facturaciones y volúmenes, también en Álava, y otro se envuelve en un entorno pequeño, con su tractor, su embotelladora manual... Con su mundo. Es una manera de vivir y de sentir completamente distinta, pero los dos modelos deben ser respetados. No queremos ser ni los guapos ni los feos.

¿En qué medida ayudará a Rioja Alavesa, si finalmente se consigue, la ansiada diferenciación?

-El mercado demanda diferencias, al igual que hay mercados que demandan globalización. El problema es que la globalización ha tenido tanta fuerza en los centros de producción familiares que hemos llegado a asentir al escuchar que producir tan poco no es viable. Ése es el error. Porque producir poquito y ser pequeño, también es viable. Las cosas que se hacen con las manos, con el corazón, que son pasionales, también las quiere y las reconoce el consumidor. Las otras, las enfocadas a una economía de escala, también son necesarias, pero no todos tenemos que ir por una vía. Estamos queriendo generar una alternativa a una Denominación de Origen que es capaz de producir casi 500 millones de botellas, pero donde no hay diferencias. Hay una alternativa de gente que quiere construir su comarca, su pueblo y su familia no teniendo que llegar a grandes producciones para lograr una rentabilidad. Pero para ponernos en valor, es evidente que tenemos que diferenciarnos, porque si no el consumidor no sabe si estamos trabajando con las manos o con una máquina.

¿Eso podría hacerse en una subzona dentro del ‘Rioja’ o aboga más por la denominación propia?

-Puede valer de las dos maneras. El problema es que cuando haces una denominación supra-autonómica como la actual... ¿Tú qué decides? Abogamos por una denominación propia pero no porque estemos en contra de nada, sino porque estamos a favor nuestro. Cuando tengo que generar una estrategia política, económica, social y estructural en mi comarca y resulta que los que pueden decidir desde todos los puntos de vista están en Madrid... Abogamos por una denominación propia, desde dentro, porque somos los que podemos tomar las decisiones más acordes a lo que nosotros necesitamos.

¿Estamos entonces ante un divorcio inevitable?

-Las cifras son muy frías, pero dan referencias. En Burdeos, que es la Denominación con más notoriedad y prestigio en el mundo, conviven 58 denominaciones independientes, con su propio reglamento, su funcionamiento interno, rendimientos y cánones de calidad. Ante la evidencia, nadie se tiene que extrañar. Alfaro y Labastida, por poner un ejemplo, son dos mundos vitícolas diferentes, dos suelos, climas, variedades y de sentir el viñedo diferentes. Si queremos que toda nuestra comarca esté gestionada por nosotros mismos, tenemos que tener una representación propia e independiente. En este momento, los cosecheros del Rioja representan cinco votos de 200 en la Interprofesional. El desequilibrio es de tal calibre que nunca se van a tomar decisiones que vayan en una línea más acorde a las necesidades de cada comarca. Rioja, como tal, es la segunda denominación más grande del mundo después de La Mancha. Pero aquí, si tenemos que hacer dos denominaciones independientes, parece que estamos haciendo un programa secesionista. La evidencia no se puede negar. Tarde o temprano, llegaremos a esa identidad y esa diferenciación. Seguro.

La respuesta es ‘sí’, entonces.

-Es posible que haya cosecheros, agricultores y bodegueros que estén en Álava y quieran mantener ese modelo de negocio que se propugna desde La Rioja. Por eso no quiero decir que haya divorcio o separación, porque esto debe ser un proceso absolutamente libre y respetuoso.

Dijo en la presentación del congreso que quienes trabajan en Rioja Alavesa necesitan “un instrumento económico y comercial”. Al margen del vino, ¿dónde incidiría para hacer su comarca más atractiva?

-Tenemos muchas posibilidades y alternativas, quizá todas aunadas en torno al vino, pero tenemos una sierra que podría constituirse en un entorno natural protegido, donde se une la zona mediterránea con la atlántica, con encinas, robles y hayas en apenas 50 metros. Cada pueblo tiene también sus tradiciones, una gastronomía que habría que cuidar mucho más, tenemos un clima tremendo, un paisaje hecho con viñas con un cromatismo que da paz y tranquilidad a cualquiera que viene... Pero no nos podemos dejar arrastrar por esa tendencia a la globalización. Un último dato: en 1990, había más de 500 explotaciones de pequeños viticultores en Rioja Alavesa. En este momento, no creo que estemos más de 130. Se va destruyendo el tejido productivo alavés, y esto es galopante. Pero insisto, también se puede ser rentable siendo pequeño.