gasteiz - El goteo de casos de violencia machista sigue siendo incesante. Raro es el día en el que los partes policiales no den cuenta de uno o varios lamentables episodios de este tipo, aunque muchos de ellos nunca terminan por salir a la luz pública. Los datos en poder del Gobierno Vasco también confirman la dimensión de esta lacra. El Departamento vasco de Seguridad contabilizó entre los pasados meses de enero y agosto 372 casos de violencia de género en el conjunto del territorio alavés, lo que significa que todos los meses se contabilizan, como mínimo, 46 agresiones.

Los datos, hechos públicos por la consejera del ramo, Estefanía Beltrán de Heredia, en una respuesta parlamentaria a UPyD recogida ayer por la agencia Efe, contabilizan durante el mismo periodo de tiempo 2.624 casos en el conjunto de Euskadi, 1.416 de ellos en Bizkaia y 836 en Gipuzkoa. Más de la mitad de las víctimas de las que se tiene constancia tenía entre 31 y 40 años -1.354 casos-, la misma franja de edad en la que se concentraron sus agresores, con 1.348.

La titular del área de Seguridad ha salido también al paso de las dudas mostradas hace sólo unos días por voces como la del fiscal jefe de Álava, Josu Izaguirre, en torno a la verdadera eficacia de las pulseras telemáticas que se emplean para proteger a las víctimas de la violencia machista. Beltrán de Heredia, también en respuesta a la formación magenta, advierte de que “en ninguno de los casos se ha considerado ineficaz” la instalación de estos dispositivos, que según algunos expertos causarían problemas técnicos, especialmente en núcleos de población pequeños, por lo que muchas víctimas renuncian a su uso. En la actualidad, 31 víctimas de la violencia machista hacen uso de estos dispositivos cuya instalación, según recuerda la propia consejera de Seguridad, corresponde “exclusivamente” a la Autoridad Judicial.

Según advirtió la semana pasada el fiscal jefe del territorio, la fiabilidad de estos sistemas de protección queda en entredicho en localidades pequeñas, ya que la distancia de 500 metros a la que se activan es más apta para grandes núcleos. Según advirtió también Izaguirre, otros problemas técnicos hacen que la alarma de algunos dispositivos salte de forma casi ininterrumpida, lo que afecta al estado anímico y psicológico de la víctima de violencia de género.

La consecuencia directa, lamentó el fiscal, es que numerosas mujeres renuncian a su uso porque “causan más problemas de los que solucionan”. Cabe recordar que éste no es un problema restringido a la geografía vasca, ya que las fiscalías de Jaén, Soria o La Rioja también han puesto en duda el correcto funcionamiento de los dispositivos telemáticos -tanto pulseras como brazaletes o tobilleras- que controlan el cumplimiento de las órdenes de alejamiento y alertan a la víctima de malos tratos y a la Policía cuando el agresor rompe el cordón de seguridad.

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Casos de violencia machista contabilizados por el El Departamento vasco de Seguridad entre los pasados meses de enero y agosto en Álava. En el conjunto de Euskadi, el área dirigida por Estefanía Beltrán de Heredia tiene constancia de 2.624.