vitoria - Mientras arreciaban las críticas por el empeoramiento del servicio de limpieza en toda Vitoria, los vecinos de siete zonas de la ciudad eran incapaces de valorar si en las suyas los operarios y las máquinas pasaban menos veces y con menos garbo que antaño. Durante muchos años, nadie sabe decir exactamente cuántos, calles adyacentes a los parques de Aranbizkarra, Arriaga, Prado, Judizmendi, San Martín y el Norte y a los jardines de la Catedral han sido exiliadas a una especie de limbo organizativo. FCC, la empresa encargada del aseo viario y de la recogida de contenedores, consideraba que esas zonas correspondían a Perica, responsable de las zonas verdes, pero ésta pensaba lo contrario. Y, pese a las quejas reiteradas de algunos residentes, nadie en el Ayuntamiento hacía nada por solventar la indefinición. Hasta ahora. Tras la denuncia del estado de la calle Urbina en DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA, el nuevo equipo de gobierno municipal decidió pasar la escoba para llegar al fondo del asunto, descubrió el porqué de la suciedad, supo que había más residentes sometidos al mismo abandono y buscó soluciones. El resultado: una reorganización de los mapas de las contratas que no supone coste extra y acaba con la discriminación.

Ángel Maeso no termina de creérselo. Acaba de ver el paso de una escoba llevándose la moqueta de hojas y restos caducos que alfombraba su calle. “Ojalá hubiéramos acudido a los medios antes”, apunta, agradecido como un niño el día de Reyes. Tras medio año de llamadas insistentes a todos los departamentos municipales, día sí, día también, al fin su reivindicación ha sido respondida. Y, lo que es mejor, para siempre. El coordinador de Urbanismo y Medio Ambiente, Álvaro Iturritxa, confirma que nunca más habrá una calle abandonada a la suciedad en Gasteiz. “Al ver la noticia, organizamos una reunión con las dos partes responsables de la limpieza de la ciudad para valorar la situación, ver qué hacer y qué cuantificación económica podía suponer”, explica. Aquel encuentro fructificó en tan sólo 48 horas en un “informe de delimitación de ejecución de servicios de limpieza en los parques y jardines de Vitoria” donde quedan clarísimas las responsabilidades de cada cual.

El documento, acordado por la Unidad de Paisaje Urbano y la Unidad de Gestión de Residuos, encarga a FCC la limpieza de esos puntos conflictivos que se situaban en tierra de nadie en los viejos planos con las mismas exigencias que se han establecido para la nueva contrata en toda la ciudad. Son, concretamente: la intersección de las calles Obispo Ballester y Burgos con el parque de Aranbizkarra, en la parte trasera de las viviendas; Francisco de Landáburu, en Arriaga; la confluencia de Felicia Olave con las terrazas del bar; la zona entre el Parlamento Vasco y los pisos de enfrente y el espacio entre las casas y la parte trasera de los jardines del Agua, en el entorno de la Catedral Nueva; la parte de atrás de los inmuebles de Los Aramburu, en el parque de Judizmendi; la calle Urbina, en el parque del Norte; y los límites entre Pedro Asúa, Pintor Teodoro Dublang y la zona verde de San Martín, en el área de unión de los edificios con el parque.

La ejecución del servicio de limpieza en todos esos lugares no ha supuesto ningún tipo de modificación en medios humanos y materiales ni en consignación presupuestaria, ni para el servicio de Gestión de Residuos ni para la Unidad de Paisaje Urbano. Se trataba, en definitiva, de una cuestión de voluntad. De ponerle interés. Al fin, el Ayuntamiento se ha tomado en serio la necesidad de devolver a Vitoria el brillo de antaño. El propio contrato suscrito con FCC por otros ocho años, lejos de suponer una prórroga de la gestión, constituye un ambicioso intento por mejorar al máximo el nivel de aseo de la ciudad con más recursos y supervisión, pagando sólo por los servicios realizados. Cambios que empezarán a notarse a partir del 10 de agosto. No antes porque parte de la plantilla ya está de vacaciones y las fiestas requieren servicios especiales en los que ya se están empezando a concentrar todos los esfuerzos.

Las mejoras se irán introduciendo “de forma progresiva” gracias a la incorporación paulatina de los nuevos medios. “De momento, se está trabajando con el parque móvil de la contrata anterior, que fue reforzado durante la prórroga”, explican desde el equipo de gobierno, “pero todo se andará”. Las nuevas barredoras de aceras y mecánicas para la calzada empezarán a aterrizar en estas próximas semanas, con la intención de que todas estén ya trabajando en octubre. Son 37 en total: 32 de las primeras, 5 de las segundas. Para la llegada de los camiones recolectores, sin embargo, se manejan plazos bastante más amplios. El gabinete de Urtaran prevé que vengan quince para el primer trimestre de 2016. Mientras tanto, se seguirá funcionando con los de siempre.

Recursos físicos aparte, la nueva contrata también contempla un mejor supervisión del servicio gracias a las nuevas tecnologías. Y antes de que termine el verano, se estará aplicando. Las malas experiencias pasadas con FCC tienen la culpa de tanto recelo. La primera medida en materializarse será la implantación de un sistema de fichaje por huella digital desde el 31 de julio, que permitirá saber cuántos operarios trabajan cada día. Para el 31 de agosto, el Ayuntamiento espera contar con un arco electromagnético para vigilar la entrada y de salida de las máquinas, saber si son las que establecen las condiciones del acuerdo y si resultan suficientes. Y ya por último, a partir del 15 de septiembre, seguirá la ruta de los vehículos con un sistema GPS para asegurarse de que cumplen los recorridos establecidos. El equipo de gobierno confía en que, con la lupa puesta sobre el servicio, FCC empiece a dar alegrías. Y, aunque sólo sea por la cuenta que le trae, probablemente así sucederá. El acicate último está en el bolsillo. A partir de ahora, la empresa de limpieza sólo cobrará por el trabajo que realice, en vez de recibir una cantidad fija como sucedía hasta ahora.

Parque de Aranbizkarra. La intersección de las viviendas de la calle Obispo Ballester y Burgos con el parque (la trasera de las viviendas).

Parque de Arriaga. La calle Francisco Javier Landáburu.

Parque del Prado. La confluencia de la zona de la calle Felicia Olave con las terrazas del bar allí ubicado.

Jardines de la Catedral Nueva y Florida. La zona entre el Parlamento Vasco y las viviendas de enfrente y el área entre las viviendas y la parte trasera de los jardines del Agua.

Parque de Judizmendi. La parte trasera de las viviendas de la calle Los Aramburu.

Parque del Norte. La calle Urbina.

Parque de San Martín. Los límites entre las calles Pedro Asúa, Pintor Teodoro Dublang y el parque de San Martín, en las zonas de unión de las viviendas con dicha zona verde.

Según explica el coordinador de Urbanismo y Medio Ambiente del Ayuntamiento de Vitoria, Álvaro Iturritxa, la ubicación de esos puntos, en zonas límites entre parques y calles, provocó discrepancias entre la contrata de limpieza y Parques y Jardines y, por ende, su desatención. La reorganización de los planos de limpieza y designación de responsabilidades pone fin al conflicto sin que suponga un coste extra.